─¿Xiao Hei?─. Jing Shao se sobresaltó, dejó su cuenco y salió corriendo. Xiao Hei había estado bien anoche. ¿Cómo es que se pudo haber enfermado tan temprano en la mañana?
─¡Wang Ye!─. Mu Hanzhang miró la comida a medio comer de Jing Shao, suspiró impotente y también fue hacia los establos.
Xiao Hei estaba jadeando violentamente en su establo. El forraje en el comedero estaba esparcido alrededor del suelo, pisoteado bajo sus cascos. El cuidador se encontraba en cuclillas a un lado de él, tapándose su estómago; Xiao Hei claramente ya había pateado a ese pobre hombre.
Tan enérgico, ¿cómo puede verse ahora tan enfermo? Jing Shao hizo que los soldados que estaban tratando de apaciguar a Xiao Hei se apartaran de su camino. Y así, pateó ligeramente el pilar de madera, para después caer de un salto sobre el lomo de su caballo y tomó de las riendas a Xiao Hei. El caballo se puso de pie inmediatamente y relinchó. Él sabía que su amo había llegado por él, por lo que finalmente dejó de moverse de un lado a otro y exhaló una gran bocanada de aire caliente, mientras seguía pisando fuertemente, pero ahora con movimientos más leves.
─Jun Qing, no te acerques─. Temiendo que Xiao Hei lastimara a Mu Hanzhang en su descontrol, Jing Shao rápidamente detuvo a Mu Hanzhang para que no caminara más hacia él.
Zhao Meng se acercó desde el otro lado y vio a Mu Hanzhang de pie a tres pasos de distancia. Y dijo en broma:─Sí, definitivamente no sería bueno que patearan a una persona de piel tan suave.
─¡Zhao Meng! ¡Cállate!─. Jing Shao miró al general Zhao, que estaba diciendo tonterías. Y después de que Xiao Hei se logró calmar, Jing Shao saltó de él y miró al desorden en el establo. Ante ello, le preguntó al cuidador, que aún seguía en el suelo. ─¿Qué pasó aquí?
─Respondiendo a Wang Ye, este sirviente se levantó tarde esta mañana y no tuvo tiempo de cortar pasto fresco para Xiao Hei, así que le conseguí algo de heno para que comiera. Inesperadamente, después de comer un bocado, vomitó y comenzó a enloquecer─. El cuidador se arrodilló y le respondió. Claramente tenía miedo de que Wang Ye lo culpara, y sabía que la sola idea del príncipe acerca de ello, le costaría su cabeza.
─¿Este caballo sigue siendo quisquilloso con la comida? ¡No debes de seguir mal acostumbrando a los animales!─. El general Zhao había sido regañado por Wang Ye antes, pero no se enojó. Caminó hacia el frente para acariciar a Xiao Hei y le dijo a Mu Hanzhang: ─¿Por qué el asesor militar todavía tiene miedo de seguir adelante? Si quieres llegar a ir al campo de batalla, no puedes ser tan tímido como una niña.
Mu Hanzhang ignoró al general Zhao, a quien le gustaba decir cosas tan desagradables. Levantó sus pies y caminó lentamente hacia el pesebre. Y miró con atención por un momento antes de fruncir su ceño. Después, tomó un poco de heno y le dijo al cuidador: ─¿Todos los caballos de este establo comen este tipo de hierba?
El cuidador no entendía por qué el asesor militar le preguntaba acerca esto. Por lo que solo miró a Wang Ye y respondió con sinceridad que ese no era el caso. Puesto a que temía que a Xiao Hei no le gustara el heno, a él se le había ocurrido darle a Xiao Hei toda la nueva cantidad de hierba que había traído para que se la comiera solo. Aquella hierba aún no estaba completamente seca, y la mitad todavía estaba verde, lo que le daba un sabor más delicioso que el heno.
─Jun Qing, ¿hay algún problema?─. Jing Shao notó que algo andaba mal y volvió para preguntarle a Mu Hanzhang, quien estaba a un lado de él.
─¡El veneno de lobo está en esta hierba!─. Mu Hanzhang le dio aquella planta que tenía en la mano a Jing Shao.
Zhao Meng tomó un puñado de hierba para poder echarle un vistazo y le dijo: ─¿De qué veneno de lobo hablas? ¿No es esto simplemente un poco de paja ordinaria?
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El flautista y el vaquero
RomanceLa esposa es lo primero, el país es lo segundo y el marido es de menor importancia. Toda su vida se la pasó montando un caballo de guerra y cumpliendo meritorios servicios militares. ¿Pero cuál fue el resultado? Al final, fue dejado de lado una vez...