102: Cortar las malas hierbas y eliminar las raíces

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—¡Déjame ver!—. Gu Huaiqing inmediatamente se acercó y agarró la carta, pero Jing Shao se la quitó con rapidez.

—¡Yo todavía no la he visto!—. Jing Shao saltó dos o tres pasos de la mesa de piedra y se puso de pie.

No siempre habían tonterías en las cartas de Jing Chen, ya que él simplemente explicaba la situación en la capital.

A pesar de que al final, en los asuntos de Jiangzhou, el Príncipe Mayor "colocó a la justicia antes que la familia" y no sufrió por haber estado involucrado, todavía era rechazado por el Emperador; aún así, en la Corte Imperial, él de verdad ponía a su familia paterna primero con mucha sinceridad. A su vez, el Cuarto Príncipe, que fue arrojado al Templo Ancestral, ya llevaba reflexionando por varios meses y el Emperador Hong Zheng no parecía tener planeado hacerlo volver. Durante el tiempo en que Jing Yu no había estado en la Corte, sus secuaces fueron retirados uno por uno hoy, y ahora que se acercaba el fin de año, ese grupo de personas ya había sido manejado.

—¿Por qué el Padre Imperial sospecha de Jing Yu?—. Jing Shao frunció el ceño y miró de nuevo la carta. Originalmente, creía que el Emperador Hong Zheng simplemente estaba castigando al Cuarto Príncipe, pero de acuerdo con esta situación, más bien daba la idea que el Emperador va a eliminar hasta lo último de él.

—La causa fue Zhao Jiulin, el asistente del Ministerio de Ritos—. Pensó Mu Hanzhang por un momento, y luego se volvió para preguntarle a Gu Huaiqing. —Hermano mayor, ¿hay algo especial en Zhao Jiulin?

—No hay nada especial en él, sólo es una persona que va donde sopla el viento*, nada más—. Gu Huaiqing aprovechó que Jing Shao estaba con la guardia baja y le arrebató la carta. —Las sospechas sobre una persona, una vez que nacen, no se pueden detener de nuevo.

Una vez que nacen las sospechas, no se pueden detener... Una vez que nacen... No se pueden detener de nuevo...

Jing Shao se quedó atónito por un momento, con una sonrisa llena de ironía. En su vida anterior sólo lo descubrieron por un pequeño error y luego todo se salió de control, hasta el punto de no saber cuándo cometió tantos delitos.



En el Palacio Fengyi.

—Esta servidora ha hecho nueva ropa para los Príncipes, es sólo que Jing Yu no está en el Palacio, por lo que él no puede probársela y no sé si le quedará bien—. La Emperatriz le mostró la ropa masculina al Emperador Hong Zheng y habló con melancolía.

El Emperador Hong Zheng la miró, pero no respondió.

Después se sintió avergonzada e interiormente preocupada, mientras en rostro reflejaba una sonrisa al decir: —Emperador, parece que el Año Nuevo está a punto de celebrarse. Esta persona estaba pensando si es que se puede llegar a traer de vuelta a Jing Yu, para que al menos celebre el Año Nuevo en el Palacio antes de volver.

—Jing Shao tampoco puede celebrar el Año Nuevo en el Palacio, ¿y por qué no hablas para que lo traiga de vuelta?—. Resopló el Emperador Hong Zheng con frialdad.

—Cheng Wang está luchando por la Nación, es normal que no vuelva—. La Emperatriz apretó sus dientes en secreto, ¿por qué trajo a Jing Shao en la charla? ¿Acaso su propio hijo era capaz de compararse con ese comandante de basura?

—Tengo mis propias medidas sobre este asunto, y no necesito que me lo digas—. Cuando el Emperador Hong Zheng escuchó esto, se levantó y salió. Este Palacio Fengyi se volvía más aburrido cada vez que se sentaba aquí. Antes sólo la Corte Imperial era para asuntos políticos, pero ahora también en el harén se hablaba de cuestiones políticas, y eso le parecía muy molesto.

El flautista y el vaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora