60: Wang Fei

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—General Hao—. Dijo Mu Hanzhang mientras se ponía de pie, vio la expresión del otro hombre que no era del todo normal y le preguntó: —¿Pero qué pasa?

—Asesor militar, yo, Hao Dadao, soy un hombre vulgar, carezco de conocimientos y experiencia, pero realmente no puedo ver algunas cosas—. Hao Dadao lo miró con fiereza, y su corpulento cuerpo, de una cabeza más alta que Mu Hanzhang, era bastante opresiva.

Mu Hanzhang estaba atónito. Dio un paso atrás y le ofreció al hombre sentarse en la piedra plana y limpia. Y le dijo con una cálida voz: —Si el general se ha encontrado con un asunto difícil, no hay nada de malo en decir lo que piensa. Jun Qing no tiene talento, pero si Jun Qing puede ayudar al general, nunca se lo negaré.

Frente al gentil y educado asesor militar, Hao Dadao sintió que estaba golpeando a un pedazo de algodón con un puño. Su furia fue sofocada en su corazón, y se sintió incómodo, así que solo pudo sentarse en la piedra con enojo interior.

—¡Miau!—. Xiao Huang saltó sobre la piedra y, con curiosidad, agarró la bolsa de tela que se encontraba alrededor de la cintura de Hao Dadao y la rascó.

Mirándolo así, Mu Hanzhang curvó sus labios hacia arriba en silencio: —¿Qué le pasó al general?

Hao Dadao suspiró: —Asesor militar, no tengo derecho a interferir exactamente en lo que está sucediendo entre usted y Wang Ye, pero escuché que Wang Ye ya tiene una esposa en la capital y que es un hombre de origen noble.

Mu Hanzhang frunció su ceño: —¿Qué quiere decir el general al decir esto?

—Según la ley de Dachen, se permite que alguien se pueda casar con una esposa principal masculina, pero no que tenga concubinas masculinas. La forma en la que pasan tiempo el asesor militar y Wang Ye es una falta de respeto para su Wang Fei—. Hao Dadao se estaba emocionando nuevamente al hablar esas palabras, no estaba acostumbrado a esas cosas. No es fácil casarse con una persona que se la pasaba jugando con otros afuera. Y cuidar a su hogar es lo que debe hacer en realidad un esposo.

—General Hao...—. Mu Hanzhang parpadeó.

—El talento del asesor militar es más que suficiente para que pueda obtener el primer lugar en el examen imperial. No está claro el porqué desea molestarse en seguir al lado de otro hombre—. estas eran unas palabras muy dolorosas. Hao Dadao no se atrevió a mirar la expresión de Mu Hanzhang. El asesor militar siempre lo había tratado bien, y Hao Dadao realmente admiraba su conducta e ideas en los últimos días; así que no quería verlo consumirse de esta manera.

Mu Hanzhang miró a Hao Dadao, y sus labios apretados no pudieron evitar curvarse ligeramente. En un abrir y cerrar de ojos, vio que Xiao Huang había mordido la bolsa de tela de su cintura, y sacó un pedazo de carne seca con sus garras desde el interior. Y Mu Hanzhang finalmente no pudo aguantar más y empezó a reírse. Al ver a Hao Dadao mirando hacia arriba, rápidamente atenuó la sonrisa en su rostro: —El general Hao es verdaderamente un esposo amoroso y fiel, Jun Qing lo admira. Sin embargo, me temo que no podría participar en el examen civil.

—¿Por qué no?—. preguntó Hao Dadao.

—Porque él ya está casado con Cheng Wang—. Jing Shao se había detenido a unos pasos de la mirada significativa de su Wang Fei, y ahora no podía intervenir.

—¿Ah?— Hao Dadao no pudo entender, así que se puso de pie, y la carne seca en su bolsa cayó al suelo, por lo que Xiao Huang corrió hacia ella, tan ansioso que no sabía qué pedazo comer primero.

Jing Shao se adelantó para abrazar a su Wang Fei. Era odioso que esos hombres avergonzaran a Jung Qing, sin tomar en cuenta sus tácticas militares.

El flautista y el vaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora