+ Capitulo 11: Clandestino. +18

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Una sonrisa escapo de los labios de Helena, pero al bajar del carruaje descubrió con algo sorpresa que su casa aún mantenía las luces encendidas

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Una sonrisa escapo de los labios de Helena, pero al bajar del carruaje descubrió con algo sorpresa que su casa aún mantenía las luces encendidas. Ingresando por la puerta trasera, encontró a su tía en la cocina tomando un té caliente.

- Nanny que haces levantada?

- Dime dónde estabas? – murmuro la mujer quien se levantó para comprobar que estuviera bien.

- Yo ...- suspirando levanto la mirada culpable y soltó- Sali a casa de Lady Rawson para jugar a las cartas...

- Oh dios mío, te dije que esos juegos no son para señoritas como tu¡¡ te lo prohibí explícitamente ¡

- Por eso no te lo dije ...

- Sube, no quiero hablar contigo hasta que me calme- espeto con enojo, dándole la espalda- Oh mis pobres nervios

Con la cabeza gacha y los labios rígidos la joven subió, con la rapidez de un conejo huyendo en una cacería. Al entrar a su habitación se encontró presionando sus manos contra su boca evitando reír.

Dejándose caer sobre la cama, escucho como en el balcón pequeñas gotas de lluvia golpeaban el cristal de las puertas. Suspirando cerro los ojos sin poder creer lo sucedido, parecía irreal como si flotara en nubes.

Suspirando su cuerpo se sentía pesado por el cansancio del día, pero su mente seguía andando, una y otra vez pensaba en él porque del repentino cambio, como había decidido aquello. Pronto las sospechas empezaban a molestarla, cuando un golpe en su balcón la sacaron de sus ensoñaciones. Abriéndola encontró a un empapado Lachlan, viéndola con cierta sorpresa, algo pasmada Helena lo hizo entrar con prisa cerrando las puertas tras él.

- Quería ver que llegaras bien ...- murmuro jadeante el duque, mientras aquel acostumbrado rasgo de severidad se había ido de su rostro, siendo reemplazado por un toque travieso y anhelante, algo que Lena deseaba ver con más frecuencia – debo haber enloquecido... - rio sacudiendo la cabeza y echando sus cabellos hacia atrás.

Acercándose a Lena quedaron frente a frente, vestido solo con una camisa y un abrigo azul bordado, parecía simplemente perfecto. Aquella camisa estaba húmeda por la llovizna en medio de la ciudad, pegándose a su cuerpo, era una locura tenerlo ahí, pero podía sentir como nunca lograría decirle no.

- Estás loco ...- sonrió riendo, mientras veía el alfeizar de la ventana y observaba la vertiginosa caída – pudiste haberte caído...

- Lo sé ... – murmuro sonriendo con cierta timidez, inclinándose sobre Lena hasta llegar a sus labios – pero valió la pena ...

Besando sus labios con suavidad, llenos de calor y deseo, el cuerpo de Helena se aferró a él; no pudo evitar dejarse caer contra aquel sentimiento, siendo Lachlan quien parecía perdido en su cuerpo, sus manos recorrían su espalda apretándola con ansiedad e intensificando aquel momento.

Mordiendo sus labios, coloco una mano sosteniendo su cabeza y otra en su cintura, atrapándola y devorándola centímetro a centímetro, pronto no hubo espacio alguno de separación entre ellos; el beso se había vuelto tortuoso y lleno de fuerza, estaban intoxicados de aquella pasión, sin poderlo evitar no había espacio para la consciencia y menos para la espera.

Suaves gemidos salieron de la joven cuando sentía el duro cuerpo Lachlan contra ella, no lo podía evitar, sintiendo como este respiraba pesadamente; un largo suspiro salió de ambos cuando al fin separaron sus labios, una neblina cubría los ojos del rubio sujeto, quien lucía atormentado, sus ojos brillaban con intensidad y luchaba contra sí mismo.

Lena parecía haber perdido aquella batalla, quien jugaba con los largos cabellos del duque, acariciando la piel expuesta y húmeda, entre la camisa y su piel. Debía evitar que siguieran, pero era inevitable sentirse atraída, su sola presencia lograba que se le doblasen las piernas.

Como amantes parecían robarle un segundo más a la noche, Helena contemplo la llovizna que ocultaba cualquier vestigio de tiempo, mientras Lachlan había enterrado su rostro en el cuello de la joven; se había vuelto demasiado codicioso y el deseo podía costarle demasiado en aquel punto, respirando aquel perfume en su piel se sintió embriagado, no lograría salir de ahí si no la apartaba, fue tarde cuando sus labios ya estaban contra su cuello, mordiendo con fuerza escucho el gemido de la joven quien se aferró a sus hombros.

Se había vuelto loco.

Levantándola de suelo la llevo sobre aquel lecho y reclinándose sobre ella contemplo aquella mirada llena de pasión, si tan solo no la hubiera seguido como una polilla a una vela, no sentiría que lo quemaba por dentro; sabía que ella merecía palabras dulces o cuanto menos suaves, pero sus labios se habían quedado congelados y su aguda mente estaba ahora en blanco.

Helena rio ante aquella mirada de confusión que él parecía llevar sobre el rostro. Fue cuando un golpe se escuchó en la puerta.

- Señorita, eh venido a ayudarla con él vestido – dijo una voz tras la madera.

Regresándolos de inmediato a la realidad,

- Si d-dame un minuto ... - dijo con una voz que le sonó extraña incluso para sí misma – escóndete en el balcón ...- susurro contra los labios de Lachlan, quien aún parecía juntar su desperdigada conciencia de donde sea que la hubiera lanzado.

- El balcón ... - murmuro mientras su cuerpo aún permanecía inmóvil, mientras Lena mordía sus labios intentando no reírse de aquella triste expresión que ponía, lucia tan joven con aquellos ojos suplicantes

– solo escóndete hasta que logre deshacerme de ella ... - susurro suavemente la castaña.

Los ojos de Lachlan se agrandaron, mientras cerraba los ojos y colocaba su frente contra la joven, quien parecía tener ideas realmente descabelladas si creía que no los descubrirían.

- No, será mejor que me vaya ahora ... - susurro aun sin apartarse, la menor de los Marsden se reclino sobre sus codos y estirándose lentamente empujo el cuerpo del hombre hasta quedar sentados – prométeme que vendrás mañana a verme... - murmuro Lachlan.

- ... tratare de escaparme un rato ...- respondió sonriendo con una traviesa risa

Un segundo golpe en la puerta los aparto, Helena se levantó con rapidez y arreglándose el vestido se dirigió para abrir la puerta del balcón, mientras Lachlan salía, la puerta de madera se abrió en medio de aquella oscuridad.

Lena cerro rápidamente el balcón, mientras la Sra. Becket su doncella, intentaba llegar a la vela más cercana.

- Oh señorita, sé que la castigaron, pero la oscuridad nunca es buena - murmuro la mujer mientras encendía una vela en la mesita más cercana- podría caer y desnucarse ... le conté que una de mis primas le paso justo eso?

- Nop – murmuro Helena son una pequeña sonrisa en los labios e intentando arreglar sus pensamientos.

Cuando la luz ilumino el lugar, la doncella empezó a prender poco a poco las demás velas, haciendo que Helena notara cierta cajita negra aterciopelada sobre su mesa de noche, cubriéndose la boca una risa se expandió en Lena.

- Usted realmente debe haber tenido una buena tarde ...- afirmo la doncella negando con una leve sonrisa, terminando de prender un candelabro cercano al tocador.

Suspirando Lena no pudo escuchar mucho después de notar que la lluvia había aumentado con el paso de los minutos, dejándose ir en sus pensamientos como una veleta en altamar.

Talvez mañana no sería un día nublado ... 

Atrapada por el duque (Completa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora