Entre el presente y el pasado, la duquesa de Hawthorne se ha decidido por un final idilico para su matrimonio. Cansada y llena de resentimiento busca solucionar de forma definitiva la situacion entre ellos, es la muerte o el divorcio.
Lachlan, duqu...
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La boda no fue mejor que el corto noviazgo, una simple ceremonia sin mayor apogeo, con apenas 30 invitados entre los que circundaban solo amigos del novio y la corta familia de la novia.
Los novios partieron de inmediato a Galstworth donde los esperaban, el trayecto fue templado, pero incomodo y frio, aunque al menos no habían ido ahí en invierno
El trayecto hacia la antigua residencia de los Hawthorne fue largo y tedioso. Tardando 2 largos días en llegar, los caminos todavia estaban en buenas condiciones por lo que se había reducido el trayecto, teniendo que descansar solo una noche en una posada.
Aun cuando Lena espero nerviosa la llegada de Lachlan, este nunca cruzo el umbral de su habitación, llegando únicamente en la mañana para llevarla otra vez al carruaje. Durante esa noche repaso una y otra vez un libro de romance que había logrado obtener en secreto, donde la protagonista se desmayaba justo en el momento en que se debía relatar aquel minúsculo detalle de una apasionada relación entre amantes. Lena no entendía, como algo que supuestamente nubla tu mente:
Como "una demoledora fuerza inspirada por los dioses del amor, ¿llena de pasión y placer" podía hacer que una persona se desmayara?
Frustrada siguió leyendo pensando que algo se le había escapaba en aquella lectura.
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10 de agosto de 1824
Tras su llegada esa tarde a Galstworth Park, saludo a los sirvientes dentro de la mansión y recorrio brevemente la casa guiada solo por el mayordomo. El duque tuvo que atender un asunto con un arrendatario, por lo que se dirigió a regañadientes a ver que deseaba el sujeto, aunque gracias aquella interrupción le había dado tiempo suficiente para refrescarse en una tina de agua caliente.
Sumergida en el calor, relajando sus adoloridos músculos, el vaho sonrojaba su pálida piel y un placentero suspiro se desprendió de la joven, mientras sus nerviosos pensamientos aun la mantenían despierta.
Si al menos Nanny hubiera cooperado con decirle que pasaría en la alcoba, habría podido tener mayor claridad de la que obtuvo de Lady Sachs, a la cual tuvo que preguntar ya que no encontraba alguna otra mujer con la que tuviera suficiente confianza. Sus palabras aún se mantenían en su mente como una aterradora voz "solo mantente quieta y boca abajo sobre la cama, él hará el resto y si tienes suerte será rápido"
El rostro de la mujer se lo había confirmado, seria terriblemente doloroso, talvez si se mantenía lo suficientemente rígida podría no doler tanto como creía. Otro suspiro de resignación salió de sus labios, antes de cerrar los ojos.
Realmente no estaba tan ignorante al tema, después de todo ellos habían compartido largos besos a escondidas, pero nunca pasaron más allá. Suspirando dejo que el agua caliente la relajara.
Su tranquilidad no duro tanto cuando escucho a la doncella traerle el batín de seda, algo indecisa decidido alargar su baño, enviando afuera a la joven doncella. Cuando sintió las velas se empezaron apagar ante una brisa; Lena se volteo hacia la puerta de entrada, pero seguía cerrada, recordando que había una puerta de comunicación entre las habitaciones, encontró al duque sosteniendo una bata de seda en una mano, antes de apagar el siguiente candelabro.
- Hawthorne¡¡ - reclamo la joven encogiéndose – no debes estar ... a-aun no debe estar aquí...
- Vine a revisar que estabas bien... - murmuro acercándose peligrosamente a la tina
- Yo e-estoy bien ... - susurro sonrojada
Sonriendo el rubio se inclinó a un lado de la tina y acercando su rostro al de ella, vio el temor reflejado en sus ojos. Temblaba levemente dentro de aquella tina caliente, mientras trataba de lucir serena, suspirando se inclinó contra el rostro de la joven y le susurro con suma ternura.
- No necesitamos consumarlo hoy ... - murmuro contra los labios de la nerviosa Lena – no haré nada que no me pidas ...
Las manos de Helena se aferraron al borde de la tina, acercando su rostro al del duque, contemplando con cierta vergüenza haber sido descubierta. No le temía desde luego, pero sabía que no habría forma de escapar del doloroso acto, aun si él no era alguien particularmente cruel.
Dejando salir un nervioso suspiro miro aquellos ojos llenos de un fuego que ardía en lo hondo de su alma, podía notar claramente que la deseaba, tanto como ella a él; era un extraño e incomprensible sentimiento de ansiedad cruda en su bajo vientre, podía sentir cierto placer con simplemente verlo arrodillado ante ella, a su merced.
Sosteniendo su rostro la acerco a él y besándola suavemente por apenas segundos, los verdosos ojos de Lena se nublaron con una leve bruma de intimidad, nerviosa pudo notar como las grandes manos de él temblaban al rozarla con suavidad. Mordiendo sus labios casi dejo salir una leve sonrisa, al parecer ambos se sentían igual de ansiosos respecto a todo esto.
- Bien...- dijo con la voz ronca, apartándose con rapidez le dio la espalda – debo ... debo ir a darme un baño, te veré mañana...- murmuro suavemente, aclarándose la voz y caminando rápidamente hacia la puerta que conectaban sus habitaciones.
- ¿P-pero no se supone que debemos dormir juntos? – pregunto con rapidez, apoyando sus antebrazos sobre el metal de la tina y luciendo triste – no te quedaras?
Un pequeño mojin se hizo en los labios de la joven, suspirando profundamente, se reclino hundiéndose en el agua hasta que la espuma la cubrió hasta el cuello. Logrando sacar una sonrisa de Lachlan, quien la vio con oscuridad
- Lo haces apropósito...
- Puede ser ... - susurro Lena jugando con la espuma, juntándola sobre su pecho
- ¿Estas seguras que quieres que me quede?
- Nunca eh estado más segura...- murmuro con una pequeña sonrisa nerviosa
Acercándose a ella lentamente, Lena se levantó dándole la espalda, mientras tomaba la jofaina tibia y enjuagaba su cuerpo lentamente. Escucho la temblorosa respiración de Lachlan tras ella, sus mejillas ardían, pero por alguna razón la sensación de provocarlo la embriagaba.
Quitando el exceso de agua en su cabello salió de la tina. Acercándose a él rozo sus labios, inclinándose sobre aquel duro pecho, su rostro se mostraba expectante mientras sus manos rozaban su piel húmeda, tocando su cintura la acerco contra su firme cuerpo. Fue cuando una doncella ingreso con una jofaina de agua caliente, la joven sirvienta apenas noto lo que sucedía en medio de aquella oscuridad salió con rapidez y totalmente avergonzada al ver a su ama siendo abrazada desnuda por el duque.
El momento se había ido y Lena estaba totalmente sonrojada buscando su bata.
- Regresare ...- murmuro el duque soltando a Helena y cubriéndola con una delgada bata sobre la cama.
La joven duquesa pensó en detenerlo, pero todo su valor se consumió cuando salió de la tina. Sonrojada se sentó sobre la cama y escucho como tocaban la puerta principal. Haciendo pasar a una avergonzada joven junto con la ama de llaves, disculpándose por lo ocurrido, la ayudaron a vestirse con un ajuar blanco, un largo vestido echo en seda y cintas que parecía que caería en cualquier momento.
Ahora solo era cuestión de tiempo, sentada se quedo viendo la habitación, revisando el lugar con la vista lucia lleno de un mobiliario completamente nuevo. Suspirando sonrió al pensar que el duque podría haberlo elegido el mismo pensando en ella, aunque la realidad era que había dejado al mayordomo encargarse, Lena sonrió mientras soñaba las infinitas posibilidades.
