Entre el presente y el pasado, la duquesa de Hawthorne se ha decidido por un final idilico para su matrimonio. Cansada y llena de resentimiento busca solucionar de forma definitiva la situacion entre ellos, es la muerte o el divorcio.
Lachlan, duqu...
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Los primeros meses fueron los más preciosos. La pareja podia cabalgar hasta que se cansaran y después descansar sobre la yerba, mientras Lachlan le contaba sobre los límites de sus tierras, de las personas que vivían en ellas, de las plantas que había y arboles donde él había crecido jugando.
Los límites del lugar eran interminables y ella adoraba verlo hablar con tanta añoranza por las personas que ocupaban sus tierras.
Pero su semblante cambiaba cuando ella preguntaba por la historia de su familia, de su propio pasado o la simple mención de su hermano. Aun parecía demasiado doloroso para él, por lo que Lena hizo lo que pudo para evitar los temas, riendo y tocando el piano cuando lo veía cansado.
Su vida entre aquellas paredes era de ensueño, aunque algo solitaria, pronto esa soledad poco importo y las cosas empezaron a tornarse ciertamente oscuras. De una simple caída o encontrar dientes entre sus sabanas, los accidentes y momentos aterradores empezaron a cruzarse. No había tomado enserio la advertencia de su tía sobre que aquella familia estaba maldita.
Lachlan a cada paso estaba su lado, cuando el esperaba que ella gritara o se asustara por las cosas dentro del lugar, fue lo contrario, cada vez se encontraba mas curiosa por quien hacia los trucos para espantarla.
Después de todo Lachlan no había errado con su elección.
Helena parecía resistir cada amenaza o accidente, restándole importancia, uno a uno los investigo solo llegando a encontrar que esto lo hacían niños o alguna sirvienta que había recibido algún incentivo. En cada ocasión fue el duque quien buscaba frenéticamente al culpable, sin realmente encontrar un nombre o rastro.
Todos empezaban a murmurar: " Es Galstworth, otra vez quiere llevarse una nueva novia..."
