Episodio 38: Eldric.

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7 de agosto 1827

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7 de agosto 1827.

Frotando sus sienes observo por la ventana como la lluvia comenzaba. Sosteniendo aquella hoja sellada y legalizada, la leía una y otra vez. El testamento de su madre había sido claro y conciso, sin fallas y sin enredos, él debía terminar con aquella familia.

Lady Noelle había sido una mujer recta y de carácter adusto, pero siempre era justa y llena de orgullo. Por el contrario, Eldric Rawson se había perdido no solo los momentos importantes para proteger a su familia, sino que ahora debía llevar una venganza contra los últimos vestigios de una estirpe maldecida.

Los Rawson y Hawthorne nunca habían sido amigos, pero tampoco pasaban más allá de alguna pelea política. Todo ello hasta que Michael Hawthorne se encapricho con Amelia, su hermana mayor, todo para dejarla bota y burlada. Su más grande error fue no ayudarla en aquel entonces, ahora solo quedaba la culpa.

Puedes perdonar lo que te hicieron, pero es imposible cerrar una herida que le hicieron a tus seres amados. Un dolor que no desaparece.

Suspirando aun sentía su pecho estrujarse cuando oyó por Amelia, en medio de lágrimas, que había perdido al verdadero primogénito de los Hawthorne por manos de Lord Sachs. No pudo protegerla entonces y tampoco pudo satisfacer su venganza antes de que el maldito Barón muriera, pero podía terminar su deber como cabeza de familia.

Reclinándose contra el viejo marco de la ventana, Lord Rawson pudo oír las afables palabras de su hermana a Helena, al otro lado de la cabaña. Amelia siempre había sido débil, por eso no podía confiar en ella; vigilándola de cerca Eldric se sentía cada vez más asfixiado, desenredando su corbata perfectamente planchada.

Todo debe terminar aquí ... es suficiente, ¿verdad madre? - pensó viendo hacia el cielo

Suspirando tomo otro trago de aquella copa sobre el alfeizar.

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El matrimonio es el fin del romance. El matrimonio no es una razón, es solo la consecuencia. Cuando una relación no da para más, el matrimonio llega como solución para terminar el tedio y cuando el tedio no se va, se vuelve en amargura, termina el contrato. O al menos eso debería.

Cepillando el cabello de Helena, Lady Sachs suspiro viéndola al espejo, sus ojos verdosos parecían muertos y sus labios estaban resecos. La rubia mujer había dejado su pálido cabello suelto, dando una imagen tan relajada y casi maternal. Al parecer los años podrían no haber dejado surcos sobre su rostro o cuerpo, pero si sobre su alma.

- Lo estabas haciendo tan bien ... - murmuro Amelia viendo los arañones sobre el rostro de Lena

- Por favor ... - susurro la cansada y débil joven, siendo ignorada por su carcelera – solo déjame ir ...

- Lo veo en ti ... esas vanas esperanzas, durante años intentamos guiarte, pero simplemente no comprendías la realidad – afirmo con cierta resignación la rubia mujer de empolvado cabello, tomando la barbilla de su protegida la obligo a verse al espejo- el matrimonio no es más que un contrato ... y nosotras la moneda de cambio, nada más nada menos ...

- A-am-melia...- trato de hablar, pero la fuerte presión sobre su maltratada quijada no la dejo.

Soltándola, tiro rígidamente su cabello, mientras lo cepillaba, la castaña sintió el dolor punzante y pequeñas lagrimas rozaban las orillas de sus ojos.

- No volverás con él – dijo con enfado- no lo entiendes, morirás en sus manos ... Michael no te ama ...- murmuro antes de quedar en silencio por varios minutos.

- ¿Qué te sucedió? – susurro Helena viéndola a través del espejo

Lady Sachs había perdido la cabeza, ahora confundía a Lachlan con su fallecido padre Michael y Lena seguía sin comprender cual era aquella imperdonable ofensa que obligaba a los Rawson a buscar venganza

- Oh Amelia ... - susurro mientras escuchaba el piso rechinar, sin duda ambas eran vigiladas constantemente.

A pesar de estar lejos del calor de la chimenea sintió su piel erizarse, mientras el cepillo era pasado una y otra aves por su cabeza.

- Te protegeré, como no logro hacerlo Theodora o Josephine ... - murmuro Lady Sachs contra su coronilla, dejando un pequeño beso antes de apartarse – el mundo por fin será nuestro Helena... por fin seremos libres ...- sonriendo afablemente- solo debes esperar un poco y cuando todo este en llamas no miraremos atrás...- le susurro tan bajito que pensó apenas y había sido el viento helado que recorrido su espalda.

Viendo con frialdad hacia la puerta, la desequilibrada mujer parecía esperar algo, talvez alguien. 

Atrapada por el duque (Completa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora