Entre el presente y el pasado, la duquesa de Hawthorne se ha decidido por un final idilico para su matrimonio. Cansada y llena de resentimiento busca solucionar de forma definitiva la situacion entre ellos, es la muerte o el divorcio.
Lachlan, duqu...
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2 de agosto 1827, Wheterbys Hall
Un jadeo salió de Lena, mientras inclinaba la frente contra la suave almohada, un pequeño gemido se quedo atascado en su cansada garganta e hinchados labios. Aferrándose a las blancas sabanas sintió como llegaba lentamente aquel delicioso punto en medio de la inconciencia y el placer.
En cada embestida podía sentirlo tan profundamente, mientras escuchaba aquellas jadeantes y dulces palabras derramadas contra su nuca entre electrizantes besos. Sosteniéndola por la cintura, Lachlan profundizaba en su amada hasta casi derramarse dentro de ella, los brillantes ojos de Lena lo miraban con aquella bruma de incesante deseo, inclinándose contra él siguiendo el ritmo de sus caderas.
Cuando retirándose lentamente de la joven, escucho un lastimero gemido, mientras la castaña parecía despertar de aquella bruma y hacer un puchero en medio de su desconcierto. Fue entonces que Lachlan la volteo y colocándose sobre ella, deslizándose por su cuerpo, retomo la marcha con recelo.
Anhelaba ver aquellos dulces y llorosos ojos verdes, buscándolo en medio del clímax, necesitándolo. Era una necesidad que ahondaba en lo espiritual, deseando tenerla en mente y cuerpo, destruyendo cada barrera que pudiera formar, la necesitaba tanto como al aire.
Arqueándose contra él, sus ojos se entreabrían con sensualidad, los brazos de la mujer se aferraron aquellos amplios hombros, llamando su nombre tras cada embestida que la llevaba poco a poco a la cima, hasta destrozarla en medio de un irreparable placer que la llevo a gritar el nombre de su amante, cayendo ambos en un delirante final.
Jadeante cayo sobre ella, respirando duramente mientras reía, sintiendo el cuerpo de Lena estremecerse y clavar las uñas contra su piel. La bruma cubrió cada pensamiento en ambos, mientras el agradable peso sobre ella la hizo sentir tan llena y protegida.
Sin poder evitarlo rio junto a Lachlan, mordiendo aquellos labios, siguiéndolo cuando este se recostó a su lado. Besándose por un largo rato, Lena se quedo durmiendo sobre el pecho del duque, sintiendo aquel acelerado corazón ralentizarse con lentitud.
Notando después de un rato como la luz caía sobre ellos, oculto su rostro contra el cuerpo de su esposo. No deseaba despertar o salir de aquella cama nunca más, hasta que escucho por 4 vez la puerta sonar de forma apresurada pero temerosa, al igual que veía el rostro de su esposo contraerse con cada golpecito.
- Debes ir...- rio Lena besando la piel desnuda del hombre
- No, mi único deber es complacerte...- murmuro acariciando con delicadeza la mejilla de su esposa que bostezo sin poder evitarlo.
- Ve... te veré después...
- No te creo...
- Lo prometo... - murmuro Lena sonriendo – ambos debemos terminar con algunos asuntos...
