+Capitulo 18: Maman

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23 de febrero de 1825

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23 de febrero de 1825

Dicen que las desgracias llegan de 3 en 3, ciertamente era algo que ya se esperaba.

Al llegar durante la madrugada a Ravenwood, Helena fue recibida e instalada en su antigua habitación.

Ahora lucia tan desgastada y llena de recuerdos, suspirando se dejó caer sobre las mantas y cayo profundamente dormida.

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Los fríos escalones se clavaban contra su espalda mientras aun sentía lagrimas sobre sus mejillas, el frio viento de agosto la hacía tiritar. No había sido la mejor idea esperar a su madre en la puerta de entrada, pero simplemente no podía esperar dentro, después de todo debían irse con prisa y su maman estaría furiosa si la retrasaba.

Sorbiendo se apoyó en la pequeña maleta a su lada, Ravenwood siempre era tan fría y helada, pero su madre le prometió que al llegar a Francia estarían más cálidas, eso le prometió apenas le pidió que esperara en la entrada.

La oscuridad la volvía a consumir cuando escucho la voz de su padre susurrarle que soltara el escalón, la niña se aferraba con todas sus fuerzas mientras lloraba con fiebre.

Las compasivas voces a su alrededor susurrando una y otra vez "pobre niña, su madre la abandono" "mala mujer de mala entraña..." "que desgracia para la familia" "son de mala entraña". Una y otra vez murmurando con pena, condenando a su madre junto con ellas.

Mientras Lena solo veía a una pequeña niña viendo la puerta y preguntando cuando vendría su mama. Cansada de esperar un día tras otro, no quería ser dejada otra vez, no preguntándose que había echo mal.

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Una lagrima resbalaba por su rostro, despertando sintió el entumecimiento en su cuerpo y un pequeño dolor en las sienes. Lanzando un cansino suspiro se sentó, estirándose trato de perder aquella sensación de tristeza y nostalgia; no sabía porque había vuelto a soñar con la noche en que su familia perdió a su madre.

El sol ya había salido, desperezándose escucho una voz resonante y aterciopelada en su puerta, discutiendo con apremio con Theodora; la conocida y conmovedora voz que se remontaba a su infancia lleno sus oídos, levantándose de inmediato corrió a la puerta y paradas ahí encontró a la vivida imagen del pasado frente a ella.

Una mujer de grandes ojos y labios carnosos, con curvas exuberantes, para la que él tiempo parecía no haber pasado más allá de ser una pequeña sombra. Su hermosa madre lucia presta y llena de alegría al verla.

Apenas termino de verla con sorpresa, con una feliz sonrisa la abrazo y sostuvo sobre sus brazos.

- Oh querida como has crecido¡¡- exclamo la mujer, mientras acaricia su mejilla con la palma de su mano- tu piel ha envejecido, pero aun así te ves bien...- murmuro tocando sus enrevesados risos con algo de disgusto disimulado- ya estoy aquí, maman te ayudara ...

La inicial perplejidad se fue, dejando solo un pequeño dolor de cabeza, sintiendo alegría y nostalgia, pero al mismo tiempo un dolor en las sienes. Asintiendo se escuso y volvió a entrar a su habitación.

No tenía mucho más que hacer, así que salió después de un par de horas a ver su invernadero. Hermosos y sanos lucían como fuertes edificaciones con eficiente resplandor.

Su corazón se sintió a un mas vacío, sintiendo cierta decepción. Siempre creyó que todo se desmoronaría sin ella ahí para cuidarlo, pero ahora todo lucia perfecto. Sintiendo un pinchazo de remordimiento por su egoísmo.

Mordiéndose el labio, se quedó mirando las flores con los brazos cruzados. No podía soportar el aroma a rosas, en algún tiempo le parecieron inocentes y llenas de pasión, ahora se veían vulgares y burdas.

Suspirando, vio como nadie de la familia la molestaba, los sirvientes estaban en completo sigilo y casi caminaban de puntas a su alrededor. Detestaba la inactividad y más si esta era ocasionada por la resignación.

Fue cuando escucho los tacones caminando sobre la gravilla del invernadero, volviéndose a verla, su madre quien lucía imponente se le acerco.

- La alcahueta de Nanny me lo ha contado – murmuro Annet despectivamente, Helena sabía que su madre utilizaba ese apelativo para su tía de forma despectiva – Es una absurda y ridícula ...

- Maman...

- Vendrá a buscarte... eso es lo que hacen ...

Suspirando se inclinó sobre una de las grandes barandas que bordaban las plantas. Le había contado todo a Theodora apenas llego, pero no esperaba que toda la casa ya supiera como había sido engañada por su marido.

- Con que cara ... - susurro Lena negando – no lo haría

- Con la misma que presenta cada vez que se acuesta con otra- respondió Anne sin tapujos

- No, él ...- dijo dudando, mientras trataba de alejar el dolor que sentía en el pecho.

- No creerás que ha sido la primera vez, ¿verdad? – una espina se clavó en el pecho de la pequeña castaña, su rostro se volvió dolido.

- Puedes quedarte a llorar tu suerte o sobrellevarla como todas ... - afirmo su madre con dignidad.

- ¿Qué sugieres?

Sonriendo en ese momento no supo que había caído frente a la trampa, dejándose llevar por el dolor, escucho como las dulces palabras de su madre prometían libertar y placer solo en un lugar. Fue así como acepto ir a Londres

Tanto su hermana y Nanny le rogaron que no lo hiciera, que Londres solo representaba mayores problemas, que resolver un conflicto con otro no lo arreglaría, pero desde luego ellas no sabían de qué conflicto se trataba. 

Atrapada por el duque (Completa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora