+ Capitulo 24: Una buena mañana.

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La mañana había llegado llena de un delicioso frio, obligando a los duques a permanecer en su alcoba la mayor parte del día

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La mañana había llegado llena de un delicioso frio, obligando a los duques a permanecer en su alcoba la mayor parte del día. Mordiendo suavemente el cuello de la adormilada joven, Lachlan la miraba con una sonrisa en los labios, mientras la atrapaba entre sus brazos y la recostaba sobre él. 

La castaña incapaz de escapar de él se acomodó antes de con una risa esparcir pequeños besos sobre su barbilla y mandíbula subiendo con lentitud hasta sus labios, apretándola contra él sintió la emoción de su deseo, el vigor de la noche anterior parecía no desaparecer. Cuando en la puerta de la habitación se escuchó algunos suaves pero rápidos golpecillos contra la madera; una maldición salió de los labios de Lachlan quien la cubrió hasta el cuello con las mantas.

- ¿Su excelencia? – pregunto la voz del mayordomo desde la puerta

- ¿Que sucede Laurens? – gruño Lachlan, sin soltarla

- Su excelencia, un mensajero llego de la fundidora, tiene un mensaje urgente...- contesto atravesó de la puerta.

Suspirando Lachlan pareció refunfuñar antes de levantarse, la castaña se había negado a dormir un minuto más después de pasar el medio día, por lo que escapando de sus sabanas había pedido que sirvieran el almuerzo en el comedor.

Sintiéndose feliz después de semanas, bajo las escaleras, mientras escuchaba discutir al mayordomo con Lady Marsden, frunciendo el ceño pensó que aquella arpía debía haber salido de su casa hacia una semana. Después de todo parecía enojada cuando le aclaro que no se le daría más dinero del que percibía antes de la boda con su hija y que si exigía un centavo más a los Marsden él se encargaría que no recibiera nada.

La furiosa mujer en ese entonces le había recriminado e incluso llorado por sus deudas pendientes, acordando con ella que él pagaría las preexistentes a la fecha; sin poder evitarlo había esperado mantenerla en paz, pero parecía estar de peor animo que antes del acuerdo.

La socarrona sonrisa de la mujer se apostilló en sus ojos, mientras arrancaba una carta de manos de Laurens y se acercaba con desprecio hacia él, tocando con descuido la nota entre sus manos.

- Al parecer mi hija no tiene tan mal gusto- murmuro Annet agitando el papel frente a Lachlan – un Lord de baja posición, pero inmensamente rico, eso hubiera preferido para mi hermoso retoño... pero parece que aún se puede arreglar- dijo sonriendo con suspicacia

Tomando la muñeca de la mujer le arranco la nota, ignorando su lastimero y enfadado chillido, encontrando impreso en letras doradas y bordado del papel en hilos de oro, el nombre de A. Craven. Rompiendo inmediatamente el sello prosiguió a leer el contenido.

Apretando el papel en sus manos, frunció el ceño a cada segundo, al terminarlo su rostro se volvió severo.

- Por tu bien, Lena no se enterará de esta carta – le ordeno a la mujer quien al ver la expresión de Lachlan aquel astuto rostro se puso pálido.

- P-por supuesto ... aunque ... - murmuro por lo bajo – ella esperaba esa respuesta de nuestro querido amigo Adrián ...

- Yo me encargare de él ...- afirmo mientras empezaba a caminar hacia la biblioteca – usted puede ayudarla a distraerse en la joyería ...

La propuesta hizo sonreír a la mujer quien salió corriendo hacia el comedor donde su hija tomaba apaciblemente la comida. Ingresando a su despacho Lachlan volvió a leer el contenido de la carta, recordando perfectamente quien era Lord Craven, eran claras sus intenciones con su esposa, la única que realmente pudo creer que una hiena como él la apreciaba como amiga era Lena.

Maldita inocencia la suya.

Suspirando, trato de relajar su expresión al ver al asustado mensajero. Revisando rápidamente la carta enviada por su administrador en la fundidora escribo una escueta respuesta; después de pensarlo unos minutos escribió otra nota y entregándola envió ambas a diferentes destinos.

Subiendo con rapidez las escaleras se dirigió hacia la fundidora, sin ánimo alguno esperaba que el administrador no empezara con su inútil charla, porque esta vez probablemente lo lanzaría a rodar por la primera ventana que encontrara. 

Atrapada por el duque (Completa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora