Recuperando el aire vio la divertida sonrisa de aquella extraña criatura que muchos llamaban Srta. Hudson. El caballero sostuvo su estómago, mientras detenía con su otra mano el paraguas que venia directamente hacia su rostro nuevamente.
- Su-el-te-lo, canalla como te atreves¡¡ - exclamo la indignada joven
- Basta... Señorita, no me envió ningún Lord Addinton...
- ¿Ah no? – murmuro la joven, quien definitivamente parecía lista para atusarle nuevamente con su paraguas
- ¿Entonces porque estaba esculcando mis cosas? Hable de una vez monigote – exclamo la joven
- ¿Moni... que?
- Hable de una vez ¡- ordeno la joven levantando nuevamente el paraguas
Aun recuperando el aire Fredrick se enderezo, realmente odiaba ayudar a Lachlan porque siempre le tocaba la peor. Al menos cuando le pidió ir a recuperar a su esposa y ayudarlo con la amiga de esta creyó que no iba a ser golpeado o mucho menos secuestrado e interrogado, lo cual era bastante común en su oficio. Grave error pensar que esa chica no lo golpearía.
Así fue cuando un sombrillazo callo sobre su rostro dejándolo viendo una plasta floral. Cansado sujeto firmemente el paraguas y la atrajo, logrando que Odette resbalara y cayera sobre él.
- Soy un amigo de Lord Hawthorne...- al nombrar a su serio amigo creyó que la rubia mujer se disculparía y se calmaría
Nada mas alejado de la realidad.
Sintiendo los duros huesos de la joven golpear su pecho y quijada, supo que esta no era alguien con quien enfrentarse a la ligera.
- Tu crápula, Donde esta Helena?¡ - exigió Odie una y otra vez
- Tu amiga esta bien, Lachlan la llevará a casa y todo se resolverá...
- Como puedes decir eso?¡ - grito indignada – él la volvió una paria en Londres, quien no le tiene pena, la desprecia ¡
- Puedes... puedes solo calmarte?¡¡ - pidió el pobre Lord, mientras esta seguía removiéndose entre sus brazos
- Como podría, ese sujeto tiene a mi amiga¡¡ Tu harías lo mismo si alguno de tus seres querido fuese atrapado
- Lo haría, pero no es el caso cuando ella quiere ser atrapada
Dejando de luchar Odette se quedó quieta, abriendo sus grandes ojos indignados y retrocediendo levemente para ver el rostro del hombre, aquella rubia cabellera y casi dorada mirada le daba un aire a un caballero medieval, junto a una estructura ósea cuadrada y perfilada casi perfecta. Fue casi una lástima cuando esta dio un pequeño salto e incrusto su cabeza contra la nariz del sujeto, dejándolo sangrando y mareado sujetándose a la pared.
Odette esperaba no llegar demasiado tarde, corrió rápidamente a la habitación designada de Lena, pero lo que encontró la dejo perpleja. Su desesperado salvavidas a una vida de libertad se enredaba con el pelafustán, duque de la desvergüenza.
Pasmada se quedo viendo la escena donde ambos se besaban fervientemente, pero cuando las manos de aquel descarado sujetaron las faldas de su amiga con total libertad decidió cerrar la puerta apartándose del camino.
Indignado camino con rapidez por el barco, sin encontrar ni una sola alma cerca, lo que la obligo a salir a cubierta donde encontró a los marineros reunidos con un grupo de soldados con casacas rojas. Definitivamente aquel barco no zarparía, por lo que regreso con prisa a su habitación por sus cosas, aun podría disfrazarse o sobornar alguien para escapar, deteniéndose un momento en la puerta y asegurándose que no hubiera nadie. Para su suerte el lugar estaba vacío.
Suspirando cogió la única maleta que había traído y sujetándola con esfuerzo corrió para salir de aquel lugar sin ser detectada por ningún soldado que pudiera haber enviado aquel rencoroso duque o en el peor de los casos su familia.
No había sido fácil escapar de casa, menos con la constante vigilancia de su padre que intentaba generar la mejor alianza estratégica de su vida con los Addinton y de paso casar a su solterona hija menor.
Lo cual de por si solo era un gran insulto para ella, Odette no deseaba a ser una cláusula maliciosa en ningún contrato, era casi aborrecible que el padre que decía quererla la enviara como un carnero de ofrenda.
Sujetando con cuidado la maleta salió corriendo, mas no alcanzo a ir muy lejos cuando 2 soldados acompañados de un presuntuoso rubio de sonrisa burlona se atravesó en su camino
- Hora de volver a casa, señorita...- murmuro Fredrick cuando los soldados la "escoltaron" a la cubierta del barco.
Siguiéndolos por detrás, el discreto y serio rubio los siguió en silencio, contemplando como la joven no había puesto resistencia física, pero refunfuñaba e intentaba sobornar discretamente a los soldados, lo cual parecía ir tan bien como su huida. Cuando subieron a la cubierta los esperaban una alta y esbelta mujer de empolvado cabello e impecable capa negra que la escondía de las curiosas miradas. Lady Sachs hablaba rápidamente con el capitán, agradeciendo su discreción y cooperación, mientras tras ella un alto y castaño hombre entrado en años la resguardaba.
Frunciendo el ceño, Odette sintió la indignación caer sobre sus pies, todo estaba perdido si su adorada Amelia también la entregaba. Todo esto era culpa de una única persona. Aquel malicioso sujeto de sonrisa burlona que se le atravesó.
Volteando hacia atrás lo encontró distraído, pero al verla sonrió de lado y se sujeto la barbilla señalando el lugar donde lo había golpeado con la sombrilla y posteriormente con su frente. Alzando la voz el hombre dijo: "Hasta aquí la acompaño mi Lady, me retiro..." inclinándose lentamente con gracia, tornando así la atención de los presentes sobre la recién llegada Odette.
El Lord no tenia nada que ver con aquella niña y menos con aquellos nobles sujetos que venían a retirar una joven que ni siquiera era su hija. Suspirando, se retiró rápidamente, vigilando su espalda por si alguna maleta o sombrilla caía de improviso sobre su cráneo, lo que logro sacarle una sonrisa de solo verla rabiar mientras veía su retirada.
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Atrapada por el duque (Completa )
Historical FictionEntre el presente y el pasado, la duquesa de Hawthorne se ha decidido por un final idilico para su matrimonio. Cansada y llena de resentimiento busca solucionar de forma definitiva la situacion entre ellos, es la muerte o el divorcio. Lachlan, duqu...