Once upon a time || One shots Bughead y Sprousehart || • +18

• Intentarlo otra vez •

| Por última vez: segunda parte
"Intentarlo otra vez" |

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5 años despues

El último día del año llegó y los Jones y las chicas Cooper celebrarían la llegada de un nuevo año en la misma casa de siempre... La casa de Riverdale de puertas rojas situada en la calle Elm.

La noche de ese mismo día Betty bajó de su auto frente a aquella casa en la que vivió tantos años y caminó hasta la puerta.

Tenía un vestido rosa brillante con escote que le llegaba sobre sus rodillas, ceñido a su figura, su cabello estaba más largo, peinado en pequeñas ondas y un maquillaje sencillo.

Al estar frente a la puerta tocó el timbre y minutos despues le abrió un pequeño niño pelirrojo de seis años.

- Hola tía. -saludó el niño con una sonrisa.

- Hola Dagwood. -saludó sonriente y tomó al niño en brazos con una sonrisa.

Betty entró con su sobrino en brazos y cerró la puerta, al llegar a la sala vió a la pequeña Juniper con su madre.

- Hola Betty. -la saludó su hermana.

- Hola Polly... -le sonrió. - Hole pequeña. -saludó a la niña y luego bajó al pelirrojo.

Luego de hablar unos instantes con su hermana, fue hasta la cocina donde encontró a su madre junto a Fp, Jb y su prometido Jake.

- Hola mamá... Hola Fp. -les sonrió a ambos. Miró a la castaña y tragó en seco.

Estaba enterada de que no era la persona favorita de su ex cuñada. Que dijo... Ella la odiaba.

- Hola, Jb...

- Hola. -la chica de diecinueve le dió una mirada cargada de odio.

Luego de lo que había pasado con Jughead, ella no la había perdonado, y le hacía saber cada que podía que era la primera en su lista negra.

Unos minutos despues el timbre de la casa sonó de nuevo y Betty frunció el ceño. Su madre había afirmado que solo serían ellos y nadie más. La rubia, al ver que nadie abría, caminó hasta la puerta y al abrir intentó disimular que estaba realmente sorprendida.

Frente a ella estaba él... Jughead Jones.

Mucho más maduro, apuesto, musculoso y guapo desde la última vez que lo vio en persona con diesiciete. Ya no estaba su típico gorrito de lana y su cabello negro estaba tan rebelde como siempre haciéndolo lucir realmente sexy.

- H-hola. -saludó ella nerviosa.

Por parte del pelinegro, también estaba realmente sorprendido.

Ella ya no parecía una adolescente, no lo era. Era una mujer hermosa, tenía un cuerpo perfecto, largas piernas, cabello largo, cintura definida y pechos claramente más grandes.

- Hola. -el saludo también nervioso, pero por suerte, sabía disimularlo mejor que ella.

- Eeh... yo. -aclaró su garganta. - Pasa. -premitió, haciéndose a un lado.

El entró, y antes de continuar, ambos se dieron una mirada, para luego ir a saludar a los demás.

- ¡Jug! -gritó su hermana emocionada y saltó a los brazos del pelinegro.