XVIII

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Unos golpeteos en la puerta me interrumpieron. Cerré mi boca rápidamente y el doctorsito se asomo.

- Buenas noches. ¿Interrumpo?

- ¿Damaso? - Pregunto ella extrañada. ¿Lo conocía? ¿De dónde? Derrepente sentí un calor que recorría mi cuerpo.

- Elena ¿Cómo te sientes?

- Bien... Creo.

- Mandaré una enfermera a qué te monitoree. - se giró a verme a mi. - ¿Podemos hablar afuera?

Asentí mientras me dirigía a la puerta.

- Es necesario que ella no reciba noticias fuertes, ni nada que pueda llegar a alterarla. Nada de ejercicio físico pesado y se le dará una cita, para checarla en unas semanas.

Solo asenti, fingiendo que no me moría de ganas por preguntar de dónde la conocía.

Volví a entra al cuarto y sus ojos rápido se encontraron con los míos.

- ¿Que te dijo?

- Que debemos cuidarte mucho. Y consentirte mucho.

Ella solo sonrió estirando su mano para que la tomara. Yo me acerque a tomarla y besarla.

- ¿Que fue lo que pasó? - Volví a preguntar ella. Y en ese momento me acobarde y recordando lo que había dicho el doctor, hice lo único que se me ocurrió. Mentí.

- Un camión los golpeó por atrás. - Me límite a decir.

- Sii, creo que eso fue. Por qué creo recordar una fuerte sacudida.

- Tu cabeza golpeó el vidrio de tu lado.

- Eso explica el dolor.

- ¿Te duele mucho?

- Solo un poco.

- Sigue durmiendo. Mañana te voy a llevar al departamento.

- Tengo frío. Está habitación está muy helada. Ven aquí - Dijo haciéndose aún lado dándome espacio en la cama.

- no quiero lastimarte.

- No lo harás, solo acuéstate. - Ordenó.

Me acosté y ella se recostó sobre mi pecho y senti la paz que no había sentido en mucho tiempo y me quedé dormido.

- Marco... Marco... - Escuchaba a lo lejos.

Abrí lento los ojos y Enrique me movía despacio. - Deberias ir a comer algo y bañarte.

Iba a contestar pero Elena empezó a moverse y abrir los ojos.

Narra Elena.

Estaba profundamente dormida cuando escuchaba a lo lejos la voz de Enrique, abrí mis ojos y fue al primero que mire, tenía un golpe en la frente y se miraba cansado.

- Enrique. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? - me apresuré a decir.

- Ando bien. ¿Y tú?

- Un poco adolorida. Que buen sacudida nos dió ese camión - Dije riendo un poco. - Solo recuerdo que pasaste por mi a la escuela. - cuando dije eso recordé a Fer diciendo que Enrique iría por ella, pero no la recuerdo en la camioneta. ¿Y por qué me recuerdo en el asiento de adelante?

Pestañee un poco confundida.

- Ya le conté que tuvieron un accidente. Que un camión golpeó por atrás tu camioneta. - Contesto rápido marco.

Enrique solo asintió - Estuvo buena la sacudida.

- ¿Y Fer? - Pregunté confundida.

- Esta en la sala de espera.

No me olvides Markitos Toys -Terminada- Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora