Aquí vamos otra vez

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Marco si que se estaba esforzando, pensé.

Mire como suspiraba profundo un par de veces mientras se decía que todo estaría bien.

En eso escuché mi celular arriba sonando, Marco pego un pequeño brinco asustado. Cómo que se iba a dirigir a las escaleras pero se regresó nervioso.

Cuando dió la espalda a las escaleras subí rápido de puntitas.

“Cornelio Vega” Apareció en mi pantalla.

— Holaaa vegaaa. — Dije feliz

— Hola preciosa. Cómo estás? Cómo te la estás pasando?

Suspiré. — Que te diré...

— Pensé que llamarías pidiéndome que fuera por ti, pero ya ví las fotos en insta que estás muy feliz... — Dijo algo desanimado.

— La verdad ha resultado un buen viaje, bueno... Desearía que estuvieras aquí...

Un silencio largo se hizo presente. — Sería un poco incómodo entre tu y Marco.

— Pero si él y yo solo somos amigos, este viaje sirvió para limar asperezas.

— ...

— ¿Bueno?

— No sabía que se limabas asperezas besandose con la gente.

— ¿Que? — Dije nerviosa y algo molesta.

—Yo... No... Perdón... No quise decir eso. Es solo que él y tú parecen más que eso en las foto.

— Aaaah... Las fotos, son solo para un plan que traemos.

— Que él traerá... Será...

— Pues si... Y soy su amiga. Es para ayudarlo.

— ¿Aún lo quieres verdad?

— Sabes que me es imposible dejarlo de querer. Es decir, me importa... Pero eso no quiere decir que volveré con él.

— Pero él siempre causará algo en ti.

— Supongo que si.

Cornelio suspiró. — Debe estar encantado contigo ahí.

— Pues...Me soporta

Cornelio resopló. — Si me imagino.

— ¿Y como va todo por allá?

— Es un desmadre, acusan a Marco de muchas cosas y tu padre no ha parado de querer manchar su nombre. Aquí ya salió el rumor que se casaron.

— Mmm... De tan solo escucharte ni ganas dan de volver.

— Será un caos, todo gracias a Castro.

— No es su culpa. Yo acepte ayudarlo.

— Supongo que no fue en vano el tatuaje, realmente era para siempre.

— Si... Irónico que nunca se lo enseñe... Y nisiquiera lo noto....

— ¿Cómo podría notarlo? Lo tienes en una parte escondida, me habías dicho ¿No?

— No..Si... Es que.. ya ves que uso cosas muy cortas.

— Aaahh... Si... Supongo. Bueno sabes que cualquier cosa puedes marcarme e iré.

— Gracias, Lito. Te quiero mucho.

— Yo también te quiero, Elena.

Le colgué. Y me puse a pensar lo que él debe estar pensando, pero debe de confiar en mí... Debería confiar en mí... Aunque sus sospechas son ciertas... Pero si yo no le digo y Marco prometió lo decir, entonces nunca nadie lo sabrá, pensé con una sonrisa.

Decidí empezar a hacer ruido para que Marco notara que desperté.

Cuando empecé a bajar las escaleras él estaba quitando las velas y las rosas de la mesa.

— ¿Y eso?

— Hice cena, pero creo que me emocioné y parece algo romántico. Pensé que te podrías sentir incómoda así que lo estoy haciendo un poco más... Normal.

— ¿Quien quiere algo normal? — Dije volviendo a colocar todo en su lugar. — Todo esto es precioso. Gracias. — Dije besando su mejilla. — Algún día alguien será muy afortunada.

Marco suspiro y se dejó caer en la silla.

— Supongo, — Dijo sirviendo vino en las copas.

Nos pusimos a platicar tomando vino. Cuando menos nos dimos cuenta la botella se hacía terminado. Continuamos con una de Vodka que Marco encontró y decidimos seguir con un tequila. Cuando yo buscaba limones en uno de los refrigeradores, encontré la bandeja de la lasaña y mi estómago gruño.

— Sabes me acabo de dar cuenta que ni hemos cenado. — Dije riendo sin sentido.

— Está frioo, no te lo comas.

— ¿Por queee? Si se ve bonito... — Dije haciendo puchero. Tome una cuchara y empecé a comer directo del recipiente. — Está deliciosa... Y bonita.

— Gracias... Me esforcé.

— Prueba tu creación — Dije tomando un poco con la cuchara pero termino el 80% en su boca, el 10% en su cara y el otro 10% en su ropa.

Yo reía como niña chiquita y él me miraba con cara vengativa. Tomo un poco de lasaña y me la embarró en la cara. Después pasó su mano sobre mi pero rozó uno de mis senos al hacerlo y rápido sentí un cosquilleo en mi estómago. Él cuál decidí ignorarlo y embarrarle el pecho con lasaña.

El se quitó la camisa y me la aventó. En mi grado de alcoholismo me pareció buena idea hacer lo mismo. Él se puso nervioso y me dijo que mejor deberíamos parar, yo me rei y lamí su cachete con salsa de tomate. Estábamos tan cerca y el cosquilleo aumento al recordar el roce de sus labios. En ese momento solo sabía una cosa lo deseaba.

No me olvides Markitos Toys -Terminada- Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora