Otra oportunidad

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— No, no. Estoy bien. — Dijo echando un vistazo al sartén. — Mejor cuéntame cómo estuvo el viaje.

— Largo.

El sonrió burlón. — Son 12 horas. Debió estar largo.

— y cansado.

— Y eso que no manejaste.

— Solo hablé todo el camino. Pero él parecía ignorarme.

— Creo que la culpa de eso es mía.

— ¿Lo amenazaste? — Pregunté tranquila robándole un pedazo de zanahoria picada.

— No, no. Solo digamos me debía un favor.

— Mmm...

— Pensé que lo tomarías diferente.

— La verdad es que ya nada me sorprende de ti...

Marco arqueo un poco su espalda como si sintiera un dolor en su pecho y se quedó quieto unos segundos. — No digas eso.

Me quedé callada ignorando que le dolió el comentario. Hablar si quiera de la idea de nosotros dos me dolía más a mi.

— ¿Tenemos aderezos? — Pregunté dirigiendome al refrigerador de la comida.

Marco se miraba un poco arto sin saber cómo meter el tema de un "nosotros" en la conversación.

— Si creo que sí hay. — Dijo intentando no sonar molesto.

Después de unos minutos sirvió dos platos y ambos estábamos sentados en la mesa del comedor. Por alguna razón ninguno empezaba a comer. Pero cuando note que me miraba fijamente. Decidí quitar mi vista y comer tranquilamente.

Él al notar que yo no cedería decidió comer también.

Solo se podía escuchar el sonido de los cubiertos contra los platos. No quería hablar pero las cosas se estaban volviendo incómodas.

— Te quedó bueno.

— Gracias. — Se limito a decir para después de unos bocados solo pasear la comida de un lado del plato al otro.

— Crei que tenías hambre. — Se me salió.

— Ya no tanta. — Dijo serio.

— Bueno, creo que no podré dormir. — Dije recargandome en la silla. — No comí mucho pero se me quitó el sueño.

— Podemos ver tele.

— Me parece bien. — Dije recogiendo mi plato para llevarlo al fregadero, y el hizo lo mismo.

Me senté en el sillón y él a mi lado.

— ¿Cuál quieres ver? — Pregunto él con el control en la mano.

— La que sea menos de amor.

Marco rio irónico. — Muy grande la pedrada.

Decidí ignorarlo arrebatándole el control y él me miro asombrado.

— No quiero hablar de eso, Marco.

— ¿Por qué no? Estamos los dos solos. Y nadie nos va a interrumpir, aparte que no tenemos nada mas que hacer.

— Ver una película, eso es lo que tenemos que hacer.

— ¿Por qué no quieres hablar del tema?

— Por que ocupo esto, necesito esto, no pensar en nada, mi nadie, ni siquiera en ti aunque estés a unos centímetros de mi. Y me conozco se que esto terminara en pleito, gritos y me voy a querer ir. Solo una dame un día o dos para asimilarlo todo esto y luego volver a todo.

— Una pausa. — Dijo él.

— Así es, solo necesito una pausa.

— Estaremos aquí un mes. Así que puedes tomarte el tiempo que necesites.

— ¿Un mes? Es mucho

— ¿Un mes con Damaso estaba bien, pero un mes conmigo es mucho?

—Crei que tenemos una pausa.

— Cierto, estaremos aquí. Lo que tú necesites.

— Mmm... Bueno... Un mes está bien.

El me miró riendo de lado asombrado. — Sabes a veces eres muy molesta.

— Acostumbrate, o será un largo mes.

No me olvides Markitos Toys -Terminada- Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora