XXXIV

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Nos sentamos todas en la sala pero nadie hablaba hasta que Ana se paró decidida.

- Bien, si vamos a dormir aquí, ocupamos repartirnos los cuartos, y preparar todo. Hacer cena por qué los tortolos son los únicos que han comido.

- apenas probamos la comida - Dije riéndo.

- Elena y yo prepararemos los cuatos y ustedes vayan preparando algo y ahorita venimos a ayudarles. - Dijo Mayve.

La verdad me sorprendió, si platicaba con mayve pero que quisiera hablar de algo conmigo me parecía extraño.

- Está bien. - Dijo Ana extrañada.

Subimos al segundo piso y empecé a preguntarle a Mayve como estaba, me empezó a contar de la escuela y como iban las cosas con su novio.

Me preguntó cómo me sentia ahora que marco me había llegado y en eso se sienta en la cama que preparamos para Ana y Kevin.

- Elena, tengo algo que decirte.

Mi corazón palpitaba a mil.

- Es que... Estoy embarazada.

En ese momento. Me quedé paralizada. Mayve es una niña.

- Y quiero que tú se lo digas a Marco.

- ¿Yo?

- Siii, se que se molestará, y tú eres la única que podrá calmarlo. Estoy segura.

- Mayve, debes decirle tu, y a tus padres

- Yo le diré a mis padres, pero por favor dile tu a Marco.

Me quedé callada un momento, sabía que era mala idea, pero se miraba tan asustada de decirle a Marco que acepte.- Está bien.

Bajamos las escaleras. Y ya no miraba igual al mayve, tenía miedo de que se dañara, siempre la mire muy delicada, ahora aún más.

Empezamos a ayudarle a las muchachas a hacer Hot Dogs.

Cuando llegaron Marco, Enrique, Kevin y el novio de Mayve están serios.

- Ah, no mames, que rico huele. - Dijo Enrique sobándose el estómago.

- Siéntense, - Dijo Fer.

Al inicio de la cena todos estabamos callados, luego los muchachos empezaron con sus ocurrencias y a tomar, entonces empezaron a reír fuerte. Yo me sentía aturdida por la noticia de Mayve pero seguía tomando, Fer daba shots a cada rato. Pensaba como decirle a Marco quien estaba sentado a mi lado pero el alcohol en mi sistema empezó a hacer efecto y solo sonreía como tonta mirandolo. Que precioso está, pensaba.

En ese momento pareciera que sintio que lo miraba y giro su rostro. Me dió beso en la nariz.

- Estás muy callada. -dijo déjame un olor de cerveza en la nariz, ya llevaba varias, pero aún se miraba completo, a diferencia de mi que había sonrisa enorme en mi rostro.

- Solo estoy un poco cansada.

Marco tomo nuestros platos y los llevo al fregadero.

- eaaaaa lo manda la mujer, compadre. - dijo Enrique

- Como debe de ser. -contesto Marco lavando los platos mientras yo lo miraba con una sonrisa.

Marco termino de lavar, se seco las manos camino hacia mi tomando en brazos.

- Bueno chavalones, nosotros nos pasamos a retirar.

- Eaeae la parejita ya se va de luna de miel. - Dijo Ana riendo.

- ¿Por qué a mí nunca me cargaste así Marco Eduardo? - Pregunto Enrique en todo de mujer indignada.

- Otro día, chiquita. - Le contesto Marco coqueto.

- Buenas noches. - Dije con una sonrisa.

Kevin dió un grito ranchero mientras Marco me llevaba en brazos a la parte de arriba.

Al llegar al cuarto me recostó en la cama, yo le di un tierno beso.

- Bueno princesa. Me voy a dar un baño rapidito para dormir.

- Nooo. - Dije quejándome.

- Siii - Dijo él quitándose la camisa.

En ese momento sentí una sensación en mi estómago que recorrió mi cuerpo.

Él se miraba tranquilo. Solo tiro la camisa aún lado y no podía dejar de verlo. Puso sus manos en el botón de su pantalón y cuando iba a bajar el cierre, me saco de mis pensamientos un dolor en mi boca, sin darme cuenta me estaba mordiendo fuertemente el labio inferior. Me sentía avergonzada y puse mi vista en otro lado.

Pero no pude evitar volver a girar cuando quitó su pantalón y lo tiró a dónde estaba su camisa en el suelo.

Entro muy casual al baño y yo seguía con la misma sensación en mi estómago que recorría todo mi cuerpo.

Me levanté de la cama pero rápidamente me volví a sentar. Pero que diablos quería hacer... Aunque bueno no sería la primera vez así que no entendía por qué estaba nerviosa.

Hice lo mismo que él dejando mi ropa en el suelo sobre la de él.

Abrí tan despacio la puerta del baño, que él nisiquiera se percató que lo observaba. El vapor era bastante, dejándome ver a través del cristal empañado de la ducha solo unas parte del cuerpo de él.

Estaba embelesada mirándolo, cuando me invadió la vergüenza ante la idea de que se volteara y notara que lo veía.

Iba a cerrar la puerta cuando él se volteo. El contacto visual me hizo sentir como si una pequeña descarga de corriente eléctrica recorriera mi cuerpo. Y al contrario de sentir pena, ver su rostro tan tierno con una pequeña sonrisa solo me hizo sonreír de vuelta. Él abrió la puerta de la regadera y estiró su mano.

No me olvides Markitos Toys -Terminada- Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora