Me quedé muda antes los tres mensajes. Escuché como la voz de Marco se acercaba por el pasillo y gire rápidamente dando un salto. Bloquee el teléfono para que se apagará la pantalla y lo coloque nuevamente bajo las sábanas y corrí a encerrarme al baño.
Estaba nerviosa, y era la peor disimulando, así que tenía que tranquilizarme para salir.
- Oye, mi vida. Has visto mi... Olvídalo ya lo encontré!.
- Ok - Grite del baño.
Escuché como se sentó en la cama y comenzó a teclear en su teléfono.
No quería que creyera que era una chismosa que revisaba su celular, así que me quedé unos segundos en el baño hasta que se me pasó el susto y salí.
- ¿Ya estás lista?
- Sip.
- Bien, para llevarlas al trabajo. - Dijo Marco bloqueando su teléfono.
Le sonreí leve y camine hacia mi mochila.
- ¿Pasa algo? Te noto sería.
- Nop, todo bien.
- Bueno.
Marco nos llevó al trabajo, no supe que decirle todo el camino, solo podía pensar en los mensajes que la verdad no me daban buena espina.
Cuando llegamos al edificio se bajó Fer rápido, no sin antes agradecer a marco, cuando yo me iba a bajar, me tomo del brazo y me volvió a preguntar si todo bien.
Esta vez solo me dedique a asentir y él no muy convencido me dió un corto beso en los labios.
-Vendré por ustedes cuando salgan, las llevaré a la escuela.
- ¿Andarás por aquí cerca?
- Si, daré unas vueltas de mi abuela.
Mentira. El número desconocido decía si se podían ver ahorita, y dudo que su abuela le hablara así.
- Está bien, nos vemos al rato. - Dije tranquila intentando disimular el hecho que sabía que mentía.
Toda la mañana me mantuve ocupada para no seguir pensando en los mensajes y la mentira.
Pensaba si sería buena idea decirle a Fer, pero siento que podría afectar su relación también, así que decidí no decir nada.
Cuando se llegó la hora de salida le envié un msj a Fer que me esperara en la parte de abajo del edificio, que Marco llegaría por nosotros.
Caminaba directamente hacia el elevador cuando esté comienza a cerrar sus puertas, así que apresuró el paso.
El joven adentro del elevador lo detiene para que yo entre.
Agradezco amablemente y él solo me sonrió de vuelta.
-¿ Eres Elena, verdad?
- Si, - Contesto sorprendida ante el chico que al parecer sabe mi nombre.
- Soy Damaso.
- un placer, dije con una sonrisa. - Era Damaso Ortiz. El hijo del neurólogo más famoso, y hasta ahorita su sucesor, había escuchado que desde niño lo preparo para la carrera. Y ahorita incluso siendo estudiando de la carrera, siempre estaba presente en las citas y cirugías que realizaba su padre.
- Ayudas a mi tía Esther en ginecología, cierto?
- Así es, - Mencioné algo apenada.
- ¿La ayudaste con la cirugía de los gemelos de hoy?
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No me olvides Markitos Toys -Terminada- Parte I
Science FictionCuando a Elena Alcaraz alcanzó una edad madura los más jóvenes la miraban como alguien a quien respetar, alguien madura, con cientos de buenas historias las cuales no se cansaban de escuchar. "Es una pena" pensaban todos al verla. Pero había una his...