- ¿Crees eso de mi? ¿Que soy un impulsivo?
- Amor... - Dije riendo.
- Elena... Se sincera...
Yo reía divertida recordando mi escena para calmar su enojo, mientras él me miraba preocupado.
-Solo actúe así para calmarte -dije riendo.
Salimos de bañarnos y dormimos abrazados.
A la mañana siguiente nos regresamos muy temprano a la ciudad. Paramos un par de veces a comprar cochinero, pero Kevin, Marco y Enrique solo aprovechaban esos momentos para alejarse y hablar de algo que parecía tenerlos preocupado, solo aparecian para pagar cuando terminabamos de escoger todo lo que queríamos llevar.
Marco manejo tranquilo, algo callado, todo el camino sostuvo mi mano y la besaba en algunas ocasiones, sabía que tenía algo.
- ¿Todo bien? - Pregunté mirándolo.
- Si. - Dijo tierno besando mi mano.
- ¿pasa algo? - Pregunté mirándolo.
- Nop.
- ¿Seguro?
- Sip.
- ¿Ya me dirás que te tiene preocupado?
- Son cosas de Kevin, no me incumben. No son mis problemas. Pero es mi hermano y aún así me preocupa.
- ¿Todo bien? Sabes que si quieres hablar yo no diré nada.
- Es algo del trabajo, y creo que entre menos sepas mejor.
Me recargue por completo en el asiento de copiloto sin decir nada.
- Se que es un tema que no te gusta, pero aún no me he salido de esto, y Kevin nunca lo hará, por eso de alguna forma siempre estaremos involucrados.
- Lo entiendo. - Dije por último para mirar por la ventana.
Él se giraba a verme y apretó dos veces ligeramente mi mano.
- Al parecer mandaron a alguien a buscarlo, es alguien del gobierno. No sabemos exactamente quién es. Pero vienen por él. Es mejor que lo sepas para que estés alerta, intentarán llegar a él de cualquier forma, tienes que decirme si alguien te hace muchas preguntas sobre mi o mi familia.
- ¿Y como saben que vienen por él?
- alguien en el área administrativa del poder judicial nos informó.
- ¿Hay mucha gente asociada con ustedes en el gobierno?
- Solo unas cuantas. Te sorprenderían cuántos quieren trabajar con nosotros. Pero solo utilizamos a los de alto puesto.
Mire a Marco más preocupada y decepcionada que orgullosa.
Él lo noto y apretó ni mano nuevamente.
- No hablemos de eso. Mejor cuéntame qué quieres hacer mañana.
- Nada, descansar
- ¿Segura? - Pregunto preocupado
- Sii, aparte ocupo checar unas cosas de la escuela. Pero podemos vernos en la tarde.
- me parece perfecto.
Todo el camino de regreso se la paso serio tomándome de la mano.
Cuando llegamos a la ciudad, Marco me llevo al departamento y Enrique a Fer.
Fer abrió el departamento y vimos una maleta en la sala.
Todos nos detuvimos al instante y había una chamarra militar en una silla, y un arma en la mesa.
Yo puse una sonrisa enorme y corrí a mi cuarto, marco preocupado me agarró del brazo fuerte y se desfajo un arma de su pantalón.
Fernanda rápidamente quito la mano de marco de mi brazo dejándome libre y se puso frente a Marco. - Guarda eso, rápido ya. - Susurro. Marco estaba ido. Solo se la guardo sin entender.
- ¡Papá! - grite soltandome del agarre de marco para abrazar figura alta y bronceada apareció en el pasillo, y con un cuerpo bastante trabajado para su edad.
Marco trago en seco, se puso pálido del susto y Fernanda lo miraba molesta.
Enrique apretaba los labios nervioso.
- Mi niña. - Dijo mi padre con esa voz gruesa y rasposa que lo hacía sonar molesto todo el tiempo.
- ¿Dónde andaban vagas? - preguntó mi padre viendo a Fernanda. - Llegue en la mañana y Javier dijo que no estaban en la ciudad, así me dió su copia de la llave.
- Fuimos a acampar, papi. - Dije inocente con una voz dulce. Una mueca de sonrisa de lado apareció en la cara de marco al escuchar mi voz dulce.
- Un placer. Soy Joel Alcaraz. - Dijo dándole la mano a Enrique y a Marco. - El papá de Elena.
- Papá, ellos son Enrique y Marco.
- ¿Cuál es tu novio? - Dijo girandose a verme. Note que Marco tenía toda la intención de decir algo. Pero mi padre solo empezó a reírse. - Es broma, sabes que tienes prohibido tener novio hasta que termines la carrera.
- en realidad...
- Tengo hambre. ¿Vamos a comer? - Me interrumpió mi padre. Rei leve, estaba evitando el tema.
- Claro. - Dije dejando mi maleta. - Justamente Marco y yo hablamos de ir a comer
Mi padre apretó ligeramente los dientes haciendo que se marque más su mandíbula.
- Vamos, pues. Llevenme a unos buenos tacos.
Marco tomo las llaves de la camioneta decidido y mi mano.
Yo sonreía como niña traviesa y mi padre se hacía el loco.
Al llegar a la camioneta marco me abrió la puerta y mi padre impresionado se subió en la parte de atrás.
- ¿Apoco es tuya... Marco, verdad?
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No me olvides Markitos Toys -Terminada- Parte I
Ficção CientíficaCuando a Elena Alcaraz alcanzó una edad madura los más jóvenes la miraban como alguien a quien respetar, alguien madura, con cientos de buenas historias las cuales no se cansaban de escuchar. "Es una pena" pensaban todos al verla. Pero había una his...