Capítulo 11

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Pasé la semana siguiente cultivando. Obviamente solo podía hacerlo cuando no había clases, por lo tanto al final pasaba unas ocho horas al día en ello. Finalmente pude sentir que mi Segundo Pilar se formaba y, junto a esta sensación, también me di cuenta de que mi fuerza volvió a dar otro salto, sin embargo no era tan drástico como el anterior.

Mi conclusión fue que los incrementos de fuerza masivos solo ocurrían cuando se pasaba de un Reino a otro, las fases entre ellos aumentaban el poder pero de forma más moderada, luego esto daba a entender que una persona en un Reino inferior nunca podría derrotar a alguien en uno superior, sin embargo sabía que eso solo se aplicaba para aquellas personas que cultivan de forma ordinaria. Había leído algunas novelas de cultivo en mi anterior vida y el personaje principal siempre se hacía con algunos trucos para poder ignorar el sentido común.

Ese era mi objetivo, tenía claro que cuanto más poderoso fuera, mayor sería el número de individuos fuertes que se interesaran en mí, ya sea en el buen sentido o en el malo. Para poder estar seguro necesitaría más poder... Bueno eso sonaba como un villano de algún anime malo, pero a diferencia de ellos yo tenía claro dónde están mis límites morales, no los pisotearía debido a mis anisas de poder.

Dejando de lado los temas aburridos, me levanté de mi anterior posición meditativa y empecé a realizar ejercicios de control de magia, era fundamental que supiera hasta dónde podía mejorar con mi recién formado Segundo Pilar, además de que llevar al máximo mi control me permitiría mejorar más al avanzar en mi cultivo, esto era lo que me había dicho Dumbledore.

Según el director, mi control de magia era bastante anormal para el nivel en el que estaba, al parecer, cuando él estaba en el Reino de Recolección de Magia, su poder era solo un poco más grande que el que yo tenía. Sin embargo, el problema era que cuando hablaba de Recolección de Magia... ¡se refería al Quinto Pilar!

Si mi poder estando en el Primer Pilar era solo ligeramente inferior al de Dumbledore cuando llegó al Quinto, probablemente ya había alcanzado el nivel de la última etapa de Recolección de Magia ahora que estaba en el Segundo Pilar. El director teorizó que esto se debía a mi inusual talento por el control de magia, gracias a este podía saber cuál era el verdadero límite de cada etapa y no me abría paso tan pronto como me era posible.

Para entender esto mejor, podías compararlo con el concepto de Fundación. Alguien con una Fundación simplemente estable, sería más poderoso cuando llegara al siguiente nivel, sin embargo alguien con una Fundación Perfecta... ¡sería muy superior! Sin embargo también existía una desventaja, y era que para alcanzar la Fundación requerida llevaba mucho más tiempo, además cada nivel sería aún más difícil de alcanzar, si el cultivador deseaba una Fundación Perfecta en cada una de las etapas, requeriría una cantidad incontable de años.

Y aquí era donde entraba mi talento, gracias a él mi Fundación avanzaba a pasos agigantados, mucho más rápido que alguien común. Sin embargo aún tenía que trabajar, Voldemort atacaría tan pronto como le fuera posible y, si bien seguramente estaba severamente debilitado y no podría usar su magia al completo, aún sería un oponente formidable.

Al final lo único que podía hacer era cubrir siempre que pudiera al Trío Dorado con mi En, para estar seguro. Realmente no lo podía usar en Quirrell, Voldemort lo notaría incluso acercarse. Hablando del hombre, el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras me mandaba alguna mirada de vez en cuando durante sus lecciones. El pobre era realmente malo para disimular, me sentía mal por el bueno de Voldy, tener que confiar en alguien así para poder sobrevivir debía ser bastante frustrante.

Fue entonces que me di cuenta de algo. Ron, Hermione y Harry no estaban en la sala común. Eran las once de la noche, sí que el único lugar en el que podían estar era...

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora