Capítulo 49

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La llegada de Liam hizo que el lugar quedara completamente en silencio. Voldemort apretó los puños tan fuerte que incluso salió un poco de sangre al darse cuenta de que había empezado a temblar.

—Es ese chico... -pensó el mago tenebroso entrecerrando los ojos hacia Liam, habiéndo logrado calmarse un poco —. Su poder... ¿Cómo es posible que haya aumentado tanto en tan poco tiempo?

Liam miró a los Mortífagos con una expresión en blanco, viendo que estaban paralizados. Hizo un movimiento con la mano, expulsando una cantidad controlada de magia que viajó a gran velocidad hasta la estatua que sostenía a Harry.

La estatua se destruyó con un fuerte estallido y el joven Potter cayó al suelo, respirando agitadamente. Echó un vistazo a su maestro y sintió un escalofrío, la sensación que emitía hacía unas pocas semanas era totalmente diferente, mucho más tranquila.

Ahora, Liam irradiaba un aura bestial, como si fuera un animal esperando ser soltado. Sabía que ese sentimiento había estado siempre allí, de alguna forma, pero Liam lo mantenía oculto a la perfección, no tenía nada que ver con la maldición impuesta sobre él.

—¿Qué ha pasado? -se preguntó mentalmente —. ¿Se ha descontrolado su magia?

El fino control que recordaba de su maestro ya no parecía estar allí y en ese momento ejercía la misma presión que la magia de Voldemort, así que Harry supo que había logrado la Tercera Separación.

—Parece que mi sentido del tiempo se ha distorsionado un poco, no me ha dado tiempo de llevar mi control al máximo, una pena —comentó con voz severa, como si se estuviera recriminando a sí mismo —. De todas formas, no deberías haber regresado hoy, Voldemort, ahora mismo estoy un poco cabreado.

Ni siquiera pasó un segundo después de que dijo estas palabras, cuando el suelo en el que estaba anteriormente Liam explotó. Voldemort fue el único que pudo reaccionar a tiempo, condensando un escudo hecho de aire. Se escuchó un fuerte sonido de gong cuando Liam golpeó el escudo, levantando una onda expansiva que mandó a volar tanto a los Mortífagos como a Harry.

Voldemort salió disparado como un proyectil, aunque logró cubrirse del daño gracias al escudo. 

Liam miró a Harry, que se estaba levantando.

—Te los dejo a ti —le dijo, señalando a los secuaces del Señor Tenebroso.

Sin siquiera esperar un asentimiento, desapareció con pura velocidad. 

Voldemort deshizo rápidamente el escudo, volaba a velocidades más allá del sonido debido al golpe de Liam. Intentó detenerse, pero se dio cuenta de que su enemigo acababa de aparecer encima de él.

Liam levantó un brazo y una mano gigante del tamaño de una piscina olímpica se materializó.

—¡Qu...? —Voldemort no pudo terminar su exclamación cuando la mano descendió a velocidades vertiginosas, golpeándolo efectivamente y siendo lanzado al suelo como si se tratara de un meteorito.

Hubiera levantado una gran cortina de polvo y provocado un pequeño terremoto si no fuera porque, debido al golpe inicial, habían llegado al mar. Entonces, en vez de eso el agua se levantó como si se hubiera lanzado una bomba.

Liam esperó a que saliera su adversario, sin embargo en su lugar aparecieron serpientes que volaban directamente hacia él... millones de ellas. Como un horrible enjambre de mosquitos alargados y con colmillos venenosos, las serpientes se movieron hacia su presa, cada una tenía la cantidad de magia de un cultivador en el Primer Pilar de la Recolección de Magia.

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora