Capítulo 50

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Cuando Liam se preparó para abandonar el lugar de la pelea, con Voldemort encarcelado en un cubo hecho de su magia, sabía que tenía que volver lo más rápido que pudiera. Su razonamiento era simple,si bien no había muchos cultivadores en el mundo capaces de sentir la magia hasta el punto en que podrían sentir su batalla, que había ocurrido en medio del oceáno, la explosión que provocó su Aliento de Destrucción definitivamente captaría la atención de tanto muggles como magos.

Con esto en mente, voló a gran velocidad en dirección del castillo de Hogwarts. Fue una lástima pues, si se hubiera quedado un par de segundos más, habría visto la grieta espacial diminuta que se formó en el mismo aire. La grieta daba un sentimiento antiguo, incluso ancestral, sin embargo, no emanaba ninguna magia, casi como si no estuviera allí o como si fuera un fenómeno completamente natural.

Y tan pronto como apareció, la grieta se desvaneció en la nada, impidiendo que varios cultivadores, que habían llegado para investigar la explosión, la sintieran.

De todas formas, Liam llegó sano y salvo al castillo. Todos estaban alborotados y no tardó en darse cuenta de por qué. Harry había regresado con un par de docenas de Mortífagos atados, entre ellos había algunos miembros importantes de la sociedad mágica británica.

No queriendo perder el tiempo, Liam se volvió invisible con un hechizo que no había usado desde hacía ya tiempo y se acercó a Dumbledore.

-Albus, tengo algo que necesita de tu atención -le susurró de tal forma que solo el anciano pudo escucharlo -. He capturado a Voldemort, deberíamos discutir dónde mantenerlo encerrado.

Dumbledore ni siquiera se sorprendió, pues ya había adivinado que la persona con la que Liam estaba luchando era el mago oscuro.

-Bien, vayamos a mi despacho -le respondió con Legilimancia.

Ambos se retiraron sigilosamente, dejando a los funcionarios del Ministerio y otros magos importantes discutiendo acerca de lo que hacer con los Mortífagos.

Ya en la oficina del director, Liam eliminó el hechizo y Dumbledore pudo ver el cubo translúcido de color azul con una sustancia parecida al humo, de color negro muy oscuro, dentro.

-¿En qué te has convertido, Tom? -preguntó suavemente Dumbledore, con una sonrisa amarga en su cara. Aunque hizo la pregunta sin esperar una respuesta.

-Lo podemos retener hasta que destruyamos los horrocruxes, ahora ya no necesitamos actuar con precaución, ya que no puede escapar -comentó el cultivador más joven -. Mi familiar ha estado buscando rastros de magia oscura potente por toda Gran Bretaña durante el último año, de momento ha podido localizar tres, otros dos serían la Diadema de Ravenclaw, que sé que está en la Sala de los Menesteres, y otro sería el Diario, que ya fue destruido.

Dumbledore asintió pensativo.

-¿Has podido descubrir cuantos horrocruxes tiene en total? -le preguntó, a lo que Liam respondió afirmativamente.

-Es fácil de decir si analizamos su magia -explicó -. Según el número de fragmentaciones, yo juraría que son siete.

-Entonces aún nos faltan dos... -el viejo hombre soltó un suspiro con estas palabras y se sentó en su sillón -. Uno de ellos tiene que ser Harry, pero el otro no estoy seguro.

Liam sonrió despreocupadamente.

-No te preocupes, Albus -le dijo -. Cuando Voldemort apareció, una serpiente estaba junto a él. Si la magia que noté de ella es correcta, entonces ese es el séptimo horrocrux.

Los ojos del director se iluminaron felices ante esta noticia.

-Realmente me estás dejando atrás, Liam -se rio a carcajadas -. Eres tan eficiente que me haces dudar de mis propias capacidades.

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora