Liam miró por la ventanilla del carruaje y pensó en los eventos que sucederían a lo largo del año. Había decidido dejar de actuar como si fuera un espectador y estaba preparado para involucarse activamente en la historia, precisamente porque no era una historia sino la realidad.
Un error provocado por su exceso de confianza podría llevar a la muerte a uno de sus amigos, y no podía permitir eso.
Hogwarts se acercaba cada vez más, el imponente castillo emitía una cantidad de magia impresionante y, aún así, Liam supo con una mirada que su magia actual estaba al mismo nivel... no, la suya era ligeramente superior.
Puede uno visualizar, sin embargo, las enormes capacidades mágicas que poseían los cuatro fundadores para crear tal tesoro en magia. El castillo había sido de Slytherin originalmente, pero Liam dedujo que para insertar tal nivel de magia en algo inanimado, además de tan grande como lo era Hogwarts, no sería posible con una sola persona.
Ji Ming también miraba fascinado el castillo, era la primera vez en su vida que veía algo así después de todo. Su maestro lo había entrenado en las montañas, así que realmente no conocía el concepto de una escuela en sí misma.
Era una noche tormentosa, los relámpagos cruzaban velozmente el cielo y el sonido de los truenos retumbaba en los oídos de todos los estudiantes. Pronto llegaron a las escaleras que conducían al castillo y bajaron de los carruajes.
Harry, Ron y Hermione se movieron apresuradamente para evitar mojarse demasiado, no se detuvieron hasta que estaban a cubierto. Los dos amigos cultivadores, sin embargo, en realidad no tenían ninguna prisa, así que se marcharon tranquilamente.
La magia que irradiaba de Ji Ming impedía que el agua lo tocara, creando algo parecido a una distorsión a su alrededor. Liam, al contrario, decidió dejar que la lluvia lo mojara un poco, era una sensación refrescante y en realidad bastante agradable. El frío no los afectaba, por razones obvias.
Un globo grande y rojo viajó por el aire apuntando a la cabeza de Ron, aunque el susodicho la movió ligeramente para evitar que le diera. Aunque no había alcanzado la Recolección de Magia aún, sus sentidos habían sido mejorados en cierta medida debido a la costumbre de notar la magia en el ambiente.
Todos se giraron hacia una especie de hombrecillo con un gorro lleno de cascabeles y pajarita de color naranja que parecía sorprendido.
-Peeves si quieres gastarle bromas a alguien no me importa -empezó el pelirrojo, cambiando luego a una sonrisa extraña que parecía bastante amenazante -. Pero si me atacas a mí sufrirás las consecuencias.
Soltó una risita que obligó al poltergeist a correr con la cola entre las patas. Seguidamente entró la profesora McGonagall que estuvo a punto de resbalarse con el suelo mojado, pero Hermione la ayudó a estabilizarse.
-Gracias, señorita Granger -le agradeció -. Bueno, los llevaré al Gran Comedor, seguidme.
Durante el trayecto, algún que otro estudiante terminó en el suelo debido a un resbalón, Liam no pudo evitar reír un poco interiormente, parecía que el agua era un verdadero enemigo de temer.
El Gran Comedor era una vista espléndida, como de costumbre. A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro. Las cuatro largas mesas pertenecientes a las casas estaban abarrotadas de alumnos que charlaban. Al fondo del comedor, los profesores se hallaban sentados a lo largo de uno de los lados de la quinta mesa, de cara a sus alumnos.
Los ojos de Liam se centraron en Dumbledore y sonrió, el viejo también era una de las personas que más apreciaba en esta nueva vida. El director también le sonrió y luego dirigió su mirada sorprendida a Ji Ming, que le hizo un gesto con la mano para saludarlo. Entendiendo que Liam se lo explicaría después, Dumbledore decidió esperar.
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Pisotear los Cielos
FanfictionActualizaciones todos los sábados, en caso de haber alguna modificación puntual en el horario avisaré antes.