Capítulo 46

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El ser humano suele tener una concepción equivocada de lo que es la felicidad. Muchos creen que es algo eterno, y por ende que cuando la consigan no la van a perder nunca. Estos suelen buscarla con tanto ahínco que se pierden en su propia búsqueda y acaban siendo infelices. Luego hay otro grupo que habla de la felicidad como algo efímero, algo que se tiene en un momento puntual y que luego se pierde hasta que la vuelves a sentir. Este grupo, en la mayoría de los casos, confunde la felicidad con el placer y esto es algo terrible, pues son dos cosas prácticamente opuestas.

La cuestión es que la felicidad es algo que todos podemos tener, de alguna forma u otra, pero que cada uno obtiene de fuentes diferentes y esa es la razón por la que no hay un método eficiente para enseñar a alguien a ser feliz. Porque ser feliz no significa que te guste todo, ni siquiera significa que sonríes más, la tristeza y el disgusto son sentimientos que forman parte del ser humano y negarlas puede desestabilizar a la persona. Si no estás nunca triste, ¿cómo sabrás cuándo eres feliz?

Entonces lo que sí podemos hacer es darnos cuenta de cómo actuamos delante de situaciones cotidianas y, si la reacción es de alguna manera negativa, quiere decir que hay algo que no estamos haciendo bien. Encuentra la raíz del problema y luego piensa en una forma de eliminarla. Era así como había vivido Liam durante toda su vida, ambas vidas, y gracias a ello podía decir con orgullo que era feliz.

Y esa felicidad no hacía más que aumentar desde que reencarnó. Ahora Liam tenía el poder necesario para actuar según sus valores propios y estaba agradecido por ello. Podía hacer lo que quisiera, sin embargo no se convertiría en una persona despreciable, porque eso estaba en contra de sus principios, pero mataría si tuviera que hacerlo, si quisiera hacerlo.

Y sabía que había llegado a un punto de inflexión cuando unas semanas después de Navidad se publicó un artículo en El Profeta que hablaba sobre los campeones del Torneo, más especificamente sobre Harry. Normalmente a Liam no le hubiera importado en absoluto, pero resultó que, después del baile, Harry y Ginny habían hablado y se habían hecho novios. Por supuesto no habían hecho nada luego, pero a Rita Skeeter no parecía importarle eso y se aseguró de que todo el mundo pensara como ella.

Bueno, a Harry no le importaba, pero Ginny se negaba a salir de su cuarto y Liam no podía permitir que la novia de uno de sus queridos estudiantes sufriera así. Por lo tanto en ese momento estaba en la oficina privada de la periodista. Dejar Hogwarts a escondidas era fácil y llegar a Londres sin ser visto más aún, no tuvo ninguna dificultad.

Se aseguró de colocar unas cuantas barreras para alejar a los curiosos, cualquier persona que las traspasara daría media vuelta, eran muy similares a las protecciones de Hogwarts. Liam tenía a Ritta Skeeter medio metro por encima del suelo, agarrada por el cuello.

-No me importa lo que digas -respondió el cutlivador ante los gritos ahogados de Skeeter -. Me has provocado lo suficiente, has cruzado una linea que no deberías haber cruzado. Ahora, paga el precio.

En la oficina se escuchó un chasquido y el cadáver cayó al suelo.

Liam no era malvado, pero tampoco era bueno, hacía lo que quería y sus acciones solo podrían calificarse como egoístas, pero antes de actuar también pensaba en las consecuencias de sus actos, porque eso era lo que significaba ser una persona adulta mentalmente. Había cortado su conexión con los Cielos, o quien fuera la persona que controlaba el orden mundial, esa fue una decisión egoísta porque podría poner en peligro a sus personas cercanas, pero lo había hecho debido a su deseo de libertad absoluta y estaba predispuesto para proteger a sus amigos con su vida si fuera necesario.

Y aunque encontraran el cuerpo, no podrían rastrear al responsable debido a que Liam no había usado magia. 

El chico miró por la ventana abierta que había usado para entrar y, un segundo después, desapareció como si nunca hubiera estado allí. 

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora