Capítulo 69

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Liam soltó un suspiro al salir de la cueva. Más de dos semanas habían traído resultados muy cercanos a la nada y, aunque podía sentir que había algo más allá de la simple magia, no lograba sentirlo.

Supuso que era común, había gente en el Reino Inmortal que llevaba viva decenas de miles de años y, aun así, no se acercaban a su control de magia, por lo que llegar más allá estaba destinado a ser una tarea dificultosa. Lo más probable era que tuviera que ocurrir una casualidad extremadamente grande para alcanzar ese nivel.

Se fregó los ojos, que no habían sentido la luz por mucho tiempo, pues había estado confinado en su cueva, concentrándose por completo en su investigación.

Sin embargo, también había sacado algo positivo del tiempo invertido. Por supuesto, su cultivo había aumentado con su absorción de magia pasiva y sentía que se estaba acercando al verdadero límite de un cultivador con una sola Esencia.

Para adquirir una Esencia, uno debe entrar en el estado de iluminación, que no se podía replicar de forma consciente, sino que era cuestión de varios factores, como por ejemplo las emociones del cultivador en un momento determinado. Era por esto que un tesoro como la Píldora de la Iluminación era tan apreciado.

Pensando en ello, Liam determinó que, incluso si no podría ganar, su yo actual podría darle más pelea a Jinichi. 

—Aunque ahora será aún más poderoso... —pensó Liam, recordando que, gracias a la píldora, ahora Jinichi sería un Soberano Ancestro.

Recordando al hombre, el joven cultivador concluyó que, si alguna vez se volvían a encontrar, podrían ser amigos.

Pero por ahora, para despejar su mente, planeaba empezar a buscar a Ji Ming y a su maestro. Su En podía cubrir un área muy grande y estaba seguro de que reconocería la firma mágica de ambos; sin embargo, cada planeta del Reino Inmortal era más de mil veces mayor a la Tierra... ¡y había cinco de ellos! Es más, el planeta central era mayor incluso que los otros cuatro.

Teniendo esto en cuenta, sabía que le iba a llevar tiempo encontrarlos, pero no se desanimó. Sabía de las grandes sectas que había en cada planeta y de la cantidad de discípulos que estas tenían.

Determinó que el curso de acción más óptimo era ir a cada secta y preguntar si conocían a alguno de los dos.

Estaba seguro de que no estaban en el planeta Alma Esmeralda, porque hubieran sabido del torneo y lo habrían visto pelear. Entonces, decidió visitar el planeta Victoria Roja para empezar.

Normalmente, debido a la barrera establecida por el líder de cada gran secta, era imposible dejar el planeta sin la autorización de este. No obstante, Liam poseía la Esencia del Espacio, que le permitió ignorar esto.

Activó su poder de forma silenciosa, no la usó para ningún truco llamativo ni técnica destructiva, sino que, un segundo más tarde, la única pista que indicaba que alguien había estado en ese lugar, era el rastro de magia dejado atrás.

En la otra punta del Reino Inmortal, Victoria Roja era un planeta repleto de vegetación y vida. Su nombre se le dio debido a que todas las plantas, por alguna razón, crecieron de colores rojos y anaranjados, a diferencia del planeta Alma Esmeralda.

Llegó un olor otoñal a leve humedad hasta la nariz del recién aparecido Liam. El sonido del río lo relajó y le dio una extraña sensación de paz. La atmosfera del lugar fue... única, en cierta forma, aunque aún se sentía la magia pesada en el ambiente, característica típica del Reino Inmortal.

 Tomando una bocanada de aire, se preparó para visitar la Secta de la Espada Divina. Se preparó, porque no estaba seguro de que su viaje resultara tranquilo.

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