Los magos miraron la espalda de Liam. Cuando aparecieron las alas blancas, todos supieron que no deberían estar viendo lo que tenían enfrente.
Sus mentes sufrieron innumerables sensaciones contradictorias. Calma, conmoción, miedo y muchas otras a las que ni siquiera podemos referirnos con un calificativo. Lo siguieron como si fuera el mesías mismo y, con cada paso que 'Él' daba, el mar de sangre que había aparecido junto con el monstruo se desvanecía, reemplazado por luz.
El trío dorado y Fleur, que eran los únicos cultivadores en el grupo, se dieron cuenta de que la luz misma que aparecía en el camino de Liam era algo incomprensible en su nivel y que probablemente había hecho algo para que no se volvieran locos con solo verla.
—Marioneta del Cielo —la voz de Liam se escuchó en cada rincón del mundo. Magos, muggles y cultivadores salieron de su estado de pánico ante las repentinas transformaciones que había pasado el planeta —. Te has atrevido a entrar a este mundo, el cual considero mi casa. No solo eso, sino que actúas con plena libertad sin medir tus acciones.
La luz blanca se reunió rápidamente alrededor de Liam con un movimiento de su mano, formando una armadura hecha de lo que parecía fuego blanco y una lanza plateada acabada en un patrón extraño. Esta fue Ama no Sakahoko en su ápice, creció hasta medir cerca de un metro y noventa centímetros.
Más del fuego blanco que irradiaba luz pura envolvió la lanza. Para sorpresa de los espectadores, no sintieron ningún calor proveniente de él, incluso estando a pocos metros.
Tengen, en cambio, hizo unos ruidos extraños parecidos a una risa. En dos de las pinzas que tenía como manos aparecieron espadas con grabados en un lenguaje ininteligible. Una fuerte aura de sed de sangre emanaba del Dechado de la raza Yith.
—Hasta que el Señor descienda, es mi misión mantenerte ocupado —explicó mientras tomaba una postura de batalla.
Liam no dijo nada más y, en cambio, movió suavemente la lanza hacia atrás.
—¿No quieres decir nada, Medio-Dios? —cuestionó Yith, empezando a liberar más de su aura y aterrorizando al mundo entero, incluso cuando Liam lo cubría con la suya propia.
—Esta batalla no se realizará aquí —declaró absolutamente.
Con estas palabras, una fuerza desconocida golpeó a Tengen y, para cuando quiso darse cuenta, estaba en medio del vacío del Universo. Quedó aturdido ante el poder de la Autoridad del Control y solo pudo reaccionar gracias a su vasta experiencia ante el siguiente ataque.
Liam apareció y lanzó una estocada que iluminó el oscuro Cosmos. Fue parecido a un cometa, atravesando el vacío hacia el Dechado.
Tengen reaccionó y puso sus dos espadas a modo de protección, bloqueando el golpe de Liam. Aun así, la fuerza fue suficiente como para enviarlo a volar, atravesando un planeta e incluso yendo más allá. Por suerte, Liam había predicho la magnitud de destrucción que causarían, así que llevó la pelea a una galaxia particularmente deshabitada.
Sin siquiera inmutarse, habiendo destruido un planeta con su propio peso, Tengen se recompuso e innumerables agujas de sangre lo envolvieron, moviéndose con él cuando cargó contra Liam.
Este último dio dos pasos y un extraño río plateado se manifestó. Esta era una habilidad de la que aún no podía sacar todo el partido posible, debido a que no era un Trascendente. Era nada más y nada menos que la manifestación de las leyes entretejidas del mundo, fue una manifestación de su Autoridad de Control.
Las leyes chocaron con Tengen y las agujas sangrientas, creando distorsiones en todo el Cosmos. El río plateado intentó reprimir al Yith y lo consiguió parcialmente, deteniendo su ataque. Entonces, llegó Liam como si estuviera dando un paseo por la orilla, lanza en mano.
Las alas blancas lo impulsaron y lanzó un barrido horizontal directo a la garganta de Tengen. El Yith sintió las propiedades anti-magia del arma, así que no trató de levantar un muro, sino que se cubrió de nuevo con las espadas.
Esta vez estaba más preparado para resistir la fuerza de Liam y no salió volando, incluso si sus manos temblaron de dolor ante la colisión.
No se quedó quieto, una de sus espadas brilló con diferentes tonos rojos y macabros antes de que se manifestara nuevamente el mar de sangre, esta vez en el espacio mismo.
Así fueron las batallas entre seres de su nivel, simplemente rompían la lógica común.
La armadura de fuego blanco de Liam brilló con luz purificadora. Ante el océano putrefacto que tenía delante, no vaciló y agarró las lanza con dos manos. La levantó por encima de su cabeza e infundió la Autoridad de Control, que representaba aquello que estaba ordenado, un gran contraste con el mar de sangre.
Se lanzó contra el ataque de Tengen y bajó la lanza con fuerza. Forcejearon un par de segundos y, luego, cualquier planeta cercano que aún quedaba en la galaxia fue borrado de la existencia. Ama no Sakahoko se encargó de eliminar cualquier rastro de magia en el mar de sangre y la Autoridad eliminó los conceptos de 'caos' y 'desorden' que comportaba.
Ahora, ambos adversarios estaban, como al principio, sin moverse.
—Sabes, he existido prácticamente desde la época en la que se creó el Reino Inmortal —el monstruoso Dechado empezó a hablar con su extraña voz —. ¿Nunca te has preguntado qué pasó con los demás Dechados?
—¿Está tratando de ganar tiempo? —pensó Liam cuidadosamente antes de hablar —. Es cierto que tengo curiosidad al respecto.
—Bueno, ellos fueron eliminados, por supuesto —Tengen soltó un ruido que Liam interpretó como una risa siniestra —. Yo mismo me encargué, en el nombre del Señor.
El joven cultivador no se sorprendió, porque ya había anticipado alguna cosa similar.
—¿Por qué lo hiciste? —cuestionó llanamente —. ¿No podrían haber sido controlados por Shen?
Tengen tardó unos segundos antes de responder a regañadientes.
—Al llegar a las siete Esencias, los cultivadores empezaban a ganar más libertad y autonomía, y podían rebelarse contra las órdenes del Señor.
Eso tenía sentido. Después de todo, cuanto más cerca está la otra persona de tu nivel de fuerza, más difícil es controlarla. Siempre ha sido así.
—Pude lograr extinguir a todos los Dechados vivientes en aquel momento, excepto a uno —el Yith miró las pinzas que tenía como manos y las cerró con fuerza —. Ese bastardo logró adquirir la Autoridad del Conocimiento antes de que lo encontrara y, después de eso, fue expulsado del Reino Inmortal.
A Liam le vino una persona a la mente.
—Sí, si no recuerdo mal su nombre era Jizo —finalizó.
Fin del capítulo.
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Este capítulo voy a cortarlo en dos partes porque prefiero tomarme el tiempo para hacer bien la pelea, espero que no os importe. He dado un poco de lore que explica por qué Jizo odia tanto a Shen.
Espero que os haya gustado y hasta la semana que viene ^^
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Pisotear los Cielos
FanfictionActualizaciones todos los sábados, en caso de haber alguna modificación puntual en el horario avisaré antes.