Capítulo 38

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La sonrisa salvaje en la cara de Liam sorprendió incluso a Ron y Hermione, que lo habían poner esas expresiones varias veces. Aunque entendieron el por qué de esa expresión y no pudieron evitar mirar conmocionados a Harry, desmayado en el suelo.

-Genial, ¡realmente genial! -la voz de Liam contenía un tinte de orgullo en su voz -. Harry lo ha conseguido, ahora solo quedáis vosotros dos.

Sin embargo estaban demasiado cansados para ello, así que Liam les dijo que fueran a descansar mientras se intentaban cultivar.

-Cada cultivador es diferente entre sí, aunque al final todos anhelan la fuerza cada uno tiene una forma de llegar a ella -les explicó -. Algunos lo logran a través de emociones fuertes como lo ha hecho Harry y otros mediante la paciencia. Ninguno es mejor que el otro ni tiene nada que ver con el talento, deberéis descubrir qué tipo de cultivador sois.

Ambos amigos asintieron a las palabras de su maestro. Les costaba entender que Liam tenía la misma edad que ellos, parecía uno de esos ancianos que había vivido innumerables experiencias que le habían otorgado una gran sabiduría. Esta sensación les creaba un respeto por él que nunca pensaron que podrían tener por un compañero de clase.

Liam se sentó en el suelo y le indicó a sus dos alumnos que lo siguieran.

-Colocaros de la misma forma que lo he hecho yo -empezó a instruir -. Cerrad los ojos, os ayudará a sentir vuestra magia. Tomad dos inspiraciones rápidas y luego expirad lentamente, esto hará que vuestra mente esté más calmada. Sentid el tacto en cada una de vuestras extremidades, la hierba y la tierra en el suelo, el olor húmedo que anteriores lluvias han dejado en los árboles, el viento fresco y cada uno de los sonidos que oigáis.

Parecieron entrar ligeramente en trance, de alguna forma podían escuchar el sonido de las hojas en los árboles meciéndose suavemente. Sintieron la corriente de poder mágico que fluía por su interior como agua por riachuelos.

-Quiero que recordéis nuestras prácticas de control de magia -el sonido de la voz de Liam ahora parecía casi etéreo y siguieron sus instrucciones inconscientemente -. Tomad unas gotas de esa magia que habéis sentido y dirigirlas lentamente hacia vuestros ojos, como si abrierais un grifo y la magia tomara ese camino de forma natural.

Notaron que, tal y como dijo Liam, al darle esa intención a la energía de su interior pareció seguir un curso natural hacia sus ojos, los abrieron y enmudecieron.

-No os levantéis, aún no tenéis el suficiente control de magia como para manter el Ojo Mágico activo mientras os movéis -ordenó el cultivador -. He pensado que os será más fácil intentar cultivaros si podéis ver la magia ambiental. Es sorprendente, verdad que sí?

Sorprendente era una forma muy breve de explicar lo que estaban viendo Ron y Hermione. Las partículas de color azul casi transparentes brillaban en el cielo como luciérnagas en medio de la noche, lo más impactante era que el Sol aún seguía en la parte superior de sus cabezas.

-Esto es... -Ron no pudo articular más palabras ante la vista que tenía enfrente.

-Este es el verdadero potencial de la magia, algo que los magos normalmente son incapaces de percibir -al escuchar otra vez la voz de Liam, se giraron para mirarlo -. Miradme fijamente, no deshagáis vuestro control. Voy a dejaros ver mi base de cultivo, no os asustéis y recordad que soy vuestro maestro, mi objetivo es guiaros hasta un punto tan alto como sea capaz.

Al principio no entendieron a qué se refería con eso, pero cuando Liam dejó ir el control que siempre mantenía su magia restingida hasta cierto punto, comprendieron que, si no fuera por esas palabras, probablemente hubieran huido aterrorizados. La magia azul marino de Liam se extendió por todo el bosque como un mar creando tsunamis.

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora