Capítulo 36

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Se escuchó un ruido extraño y fuerte, como una aspiradora de tamaño incomensurable. 

-¡El lago! -alguien gritó, atrayendo la atención de todos.

En efecto, algo estaba sucediendo en el lago, pues su superficie habitualmente lisa estaba agitada. Primero aparecieron burbujas y luego grandes olas, finalmente un torbellino se formó, dejando a todos los estudiantes perplejos.

Después de toda esta dramática secuencia, del centro del remolino comenzó a salir muy despacio lo que parecía un asta negra.

Harry expresó en voz alta el pensamiento de todos:

-¡Es un mástil!

Pronto, emergió un enorme barco que desprendía una sensación extraña, como si fuera un barco fantasma. Liam tuvo que decir que la toda la secuencia de entrada había sido bastante teatral y espectacular, bastante mejor que la entrada de Beauxbatons. Parecía que Durmstrang estaba bien versado en el Dao de la Entrada.

Al acercarse a la orilla, echaron el ancla y se pudo ver a los tripulantes que desembarcaban. Llevaban capas de piel muy tupida y eso los hacía ver más corpulentos de lo que en un primer momento se podría apreciar. El que iba delante se acercó al director.

-¡Dumbledore! -exclamó efusivamente mientras le estrechaba la mano -. ¿Cómo estás, mi viejo compañero, cómo estás?

-Estupendamente, gracias, profesor Karkarov! -respondió Dumbledore con su tono jovial de siempre.

Liam escaneó rápidamente a los estudiantes de Durmstrang y notó que solo Krum era un cultivador. Vio que el chico aún no había alcanzado la Creación del Núcleo.

Distraídamente notó que Karkarov usaba algún tipo de estrategia para presumir de dicho estudiante, esto provocó algunos murmullos asombrados que duraron hasta que volvieron a entrar al Gran Comedor.

Antes de sentarse, Liam miró a los ojos de Dumbledore, que lo notó rápidamente y captó el mensaje de que quería hablar con él. Le asintió para confirmar que entendía.

Se sentó en la mesa de Ravenclaw, curiosamente los alumnos de Beauxbatons también se habían sentado con su casa, y miraban la sala con expresión crítica. Parecía que llevaban bufandas y algunos seguían temblando de frío.

Liam realmente no lo entendió del todo, después de todo hacía cuatro años que no tenía la sensación de frío. 

Vio que Delacour lo miraba, parecía un poco recelosa de él. Tampoco era nada extraño, era como si un conejo se encontrara con un tiranosaurio. Es normal temer a aquellos que son mucho más fuertes que tú, esta norma se aplica con más fervor en el mundo de la cultivación.

Le dio un simple asentimiento con la cabeza y fijo su vista en los estudiantes de Durmstrang, que se habían sentado con los de Slytherin. Ver a Malfoy acercarse a Krum de la forma en que lo hizo provocó que Liam se riera un poco entre dientes.

De todas formas, ellos parecían mucho más contentos que los estudiantes franceses. Se quitaron las pesadas ropas de piel y lo observaban todo con gran interés.

Una vez estuvieron todos sentados, Dumbledore empezó a hablar:

-Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes -dijo, dirigiéndoles una sonrisa -. Es para mí un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.

Una de las chicas de Beauxbatons soltó una risita despectiva y algunos estudiantes parecían enfadados por esto. Liam los miró, enfadarse por eso solo daría mala imagen respecto al temperamento de los alumnos. Negó con la cabeza, soltando un suspiro.

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora