Capítulo 58

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En medio de las montañas, llenas de un verde sin fin, se podían apreciar muchos edificios de aspecto tradicional asiático. Este era el lugar en el que la Secta del Dragón Arcano se había asentado hacía ya cientos de miles de años.

Dentro del edificio más grande, donde residía el Maestro de Secta, se encontraban todos los cultivadores contra los que Liam había peleado unos días antes. Gracias a su condición como cultivadores del Reino Ancestral, habían podido recuperar la consciencia en mucho menos tiempo de lo que debería haber tomado. Aun así, el daño que sufrieron fue devastador y algunos de ellos ni siquiera podían moverse, tendrían que pasar incluso meses de recuperación para volver a su punto máximo.

Un cultivador, que había salido para realizar unos encargos para la secta, los había encontrado tratando de volver y los ayudó rápidamente, quedando sorprendido al reconocer a Maruk y ver su estado, pero sabiendo que la información tendría que llegar al maestro de secta lo más deprisa posible decidió no preguntar.

—Así que un joven acabado de llegar os hizo esto —habló una voz que contenía la sabiduría de alguien que ha vivido más allá de lo imaginable —. Parece que el humano que creó ese agujero espacial ha crecido más rápido de lo que creímos...

Maruk se adelantó un poco, llamando la atención del hombre.

—Maestro de secta, esa persona era extraña —anunció, deteniéndose para esperar a que le dieran permiso para continuar.

—¿Oh? —el anciano se acarició la larga barba blanca con interés —. ¿Extraño en qué sentido?

—Parecía un humano, pero... —recordó la sensación que había exudado Liam cuando aparecieron esas marcas en su rostro y se estremeció —. Sé lo fuertes que son los humanos y usted es una prueba de ello, pero estoy casi seguro de que ese chico no era completamente humano, sino algo más...

Los ojos del maestro se abrieron ligeramente más de lo habitual y se reclinó hacia adelante en su trono, interesado.

—Si lo que dices es cierto... solo quedan dos posibilidades —declaró, esta vez la seriedad en su voz había aumentado.

Maruk asintió e hizo una reverencia.

—Señor, él dijo que provenía de la Tierra, así que lo más lógico es pensar en un dragón —reveló —. Además, los Yith no tienen la capacidad de tener un cuerpo humano, que sepamos. Por supuesto podría ser una ilusión, pero no ganaría demasiado con ello.

Contrariamente a lo que uno esperaría ante esta noticia, el viejo maestro sonrió alegremente, casi como un niño.

—¿Un dragón ha ascendido? —sus ojos brillaban con alegría genuina —. No lo puedo creer, esto hará las cosas mucho más interesantes. Últimamente, esto se ha vuelto bastante aburrido, pasar tantos años sin ninguna emoción ha marchitado mi cuerpo, finalmente... ¡Es probable que vayamos a vivir un cambio de era!

Cualquier persona que haya vivido tanto tiempo entendería a lo que se refería el hombre. El camino de la cultivación es profundo y sin límites, pero en el momento en que uno se cultiva durante más de cien mil años y luego no es capaz de usar ese poder, esa persona se aburrirá hasta el extremo. Una nueva variable como esta, que podría generar una nueva era si lograba llegar lejos, era una noticia maravillosa.

—Solo se sabe de los dragones en el Reino Ancestral debido a los textos antiguos y, si no mienten, cuando desapareció el último de ellos fue cuando la Era Primordial se consideró terminada —pensó en voz alta acariciando su barba mientras los demás cultivadores estaban arrodillados delante de él —. Está bien, ¡no quiero que hablen sobre esto a nadie! Si me entero de que la noticia se ha escampado, me encargaré personalmente de acabar con vuestras vidas.

Pisotear los CielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora