O58 | MARATÓN 4/5

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Andy Barber

Andy Barber

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Solté un pequeño gritó divertido al sentir sus manos escabullirse por debajo de la sábana y parando sobre mi estómago, donde sus dedos de movieron rápidamente, creando una serie de cosquillas que desató interminables carcajadas de mi parte.

-Andy, no puedo respirar!- dije como pude, entre carcajadas. El hombre me miró con una sonrisa socarrona, mientras colocaba su cuerpo desnudo sobre el mío. Las sabanas nos cubrían mientras la cama se movía con violencia ante mis intentos de escapar.

-no es nada divertido lo que dijiste, te mereces un castigo- murmuró, pero al poco tiempo abandonó las cosquillas para acercar su boca a mi oído y chupar el óvulo de mi oreja. Tomé una profunda respiración, algo aturdida por las cosquillas, y me dispuse a disfrutar de su atención.

Hace mucho tiempo estamos con esta relación de amantes. Desde el primer momento que nos acostamos gracias al alcohol, en un viaje de trabajo, no pudimos evitar seguir con estos encuentros, donde no hacíamos más que disfrutar y divertirnos un poco.

Sabíamos que estaba mal, él era un hombre casado y tenia un hijo, esta actitud no era nada ejemplar de su parte. Sin embargo era algo inevitable entre nosotros, ya de por sí era muy complicado vernos en el trabajo y no poder echarnos encima del otro.

La tensión siempre fue clara entre nosotros, desde hace años venimos con todo este deseo acumulado y es por eso que en cada uno de nuestros encuentros, la pasión nos volvía dos salvajes en busca de una buena liberación. No era amor, solo una especie de cariño combinado con lo sexual y la adrenalina que sentíamos al momento de hacerlo.

Todo era muy mágico y caliente, la combinación perfecta.

Sus besos descendieron por el valle de mis pechos, y me encorve ligeramente al sentir su lengua jugueteando con uno de mis pezones. Nuestros pechos de rozaron, y decidí enredar mis piernas en su cintura, atrayendolo más a mi y logrando que su miembro entrara en contacto con mi feminidad.

-hazlo- susurró en tono autoritario. Tomé su miembro en mi mano y di suaves caricias, de arriba a abajo, antes de dirigilo a mi entrada, donde con un suave movimiento entró en mi. Con mis talones lo empujé más a mi, mientras abría mis piernas en busca de sentirlo más profundo.

Y aquí vamos una vez más. Olvidando nuevamente todas nuestras responsabilidades y deberes para solo disfrutar el momento. Olvidando la culpa, las mentiras, los secretos, por solo una buena ronda de sexo.

Andy era muy bueno en la cama, el mejor entre los que he estado. Tenia una manera tan salvaje y dulce de tomarte, incluso en sus peores días, nunca perdía la delicadeza en el trato. Sus besos siempre te dejaban pidiendo por más, y sus caricias quemaban en tu piel. Era algo prohibido, y eso solo lo ponía mejor.

Solté un fuerte gemido, que fue amortiguado por sus labios sobre los míos, cuando luego de varias estocadas llegué a mi esperado tercer orgasmo. La mañana se había pasado volando entre besos y gemidos, y para cuando nos dimos cuenta faltaba apenas media hora para que Andy tuviese que volver a casa.

Andy soltó un jadeo mientras recostaba su cuerpo sudado sobre el mío. En la habitación solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas. Dejé un par de besos en su hombro, no queriendo alejarme de él, pero su teléfono sonó y se vio obligado a moverse.

Besó mis labios cortantemente antes de responder a su teléfono. No escuché lo que decía, me mantuve concentrada en observar cada una de sus facciones, sus muecas, todo de él.

No iba a decir que me daba igual que estuviera casado porque estaría mintiendo. Algo me dolía al pensar que cada noche el compartía cama con aquella mujer que logró llenarlo lo suficiente como para que quisieran contraer nupcias. Tal vez ahora todo había cambiado entre ellos, pero me preguntaba si en algún momento tendría la oportunidad que Laurie tuvo.

Pero ahora lo tenia frente a mi, después de intensas sesiones de sexo, y sabia que debía aprovecharlo cuanto más podía. No sabia cuánto iba a durar nuestra mentira, pero sí sabia que en el momento que Laurie se entere todo se va a ir al caño entre nosotros. Después de todo, Andy siempre los pondría como prioridad a ellos.

-qué? Laurie necesito que te tranquilices y esperes hasta que llegue, en unos cinco minutos dejo la oficina y te alcanzo- habló rápidamente. Su tono preocupado me alertó, obligándome a sentarme en la cama, cubriendo mi cuerpo desnudo con solo una sábana.

Andy colgó y comenzó a cambiarse rápidamente, sin dirigirme mirada o palabra alguna. Me acerqué por detrás y besé su espalda, intentando tranquilizarlo, pero fui rechazada ya que se levantó y comenzó buscar su cinturón alrededor de la habitación.

-Andy, está todo en orden?- pregunté, mirándolo extrañada ante su comportamiento tan repentino.

-no, nada está en orden-

-que ocurre?- me levanté de la cama, envuelta en la sábana y con mis cabellos despeinados cayendo por mi espalda.

-es Jacob, algo jodido pasó con él...no lo sé! Laurie no pudo explicarme bien- habló, con claro estrés en su voz. Ya estaba cambiado por completo y ahora se hallaba dándose unos últimos retoques frente al espejo para lucir completamente normal.

-escucha, si quieres puedo cambiarme y te acompañaré para ver que ocurre. Podemos fingir que salimos del trabajo juntos- lo seguí por el pasillo de mi apartamento, intentando persuadirlo para poder pasar algunos segundos más con él.

Nos detuvimos frente a la puerta de entrada, donde Andy al fin dejó de darme la espalda para observarme con el ceño fruncido.

-Alia, no quiero sonar grosero, pero esto es cosa entre mi familia y yo- dijo, dejándome con la boca abierta. Sentí mi orgullo herido y algo de vergüenza, yo solo quería ayudarlo.

-lo sé, pero...-

-y espero que no malentiendas las cosas entre nosotros- me interrumpió -tu solo eres la mujer con la que me acuesto a espaldas de mi esposa, no hay ningún lazo afectivo entre nosotros- y diciendo esto salió de mi apartamento, dejándome con una expresión dolida y un sentimiento feo en el pecho.

En pocas palabras me dijo que yo era la segunda opción, y lo peor de todo es que tenia razón.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora