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-Zoe- la mire cruzando mis brazos sobre mi pecho y mirándola con regaño -ya te salvaste ayer, hoy no- negué apretando los labios y haciendo lo posible por no sonreír al ver a mi niña haciendo muecas típicas de berrinche.
-pero mami!- se quejó haciendo un puchero demasiado tierno -no quiero bañarme- imitó mi acción y me miro sonriendo burlona. Siempre noté el parecido que tenia con Chris, pero pequeñas acciones como esas me indicaban que ella era digna hija de su padre.
Desde hace semanas, específicamente desde que su padre salió por un viaje de trabajo, se me hace imposible hacer que la pequeña criaturita frente a mí tome un baño. No olía mal, no aún, pero la higiene era algo que tenia muy presente y algo que me preocupaba por inculcarle desde ya.
Probé con todos los métodos y maneras posibles para convencerla, pero no hay manera que logre alcanzar mi objetivo.
-pero cariño- me acerqué y acaricié su cabello - hoy llega papá, debemos recibirlo de lo mejor - hablé con suavidad -el muere por ver a su pequeña princesa- la conocía como la Palma de mi mano y sabia perfectamente que Evans era su punto débil, al igual que ella el de él.
Sus ojitos se iluminaron y me observó con emoción -podré disfrazarme de Elsa?- preguntó mirándome con súplica.
-por supuesto que si, linda- sonreí observándola, sin duda era igual a su padre, con solo 5 años de edad era demasiado inteligente y extrovertida, sobresalía entre los de su edad como nadie, y me atrevo a decir que había sacado el rasgo carismático que Chris poseía.
Soltó un gritito de emocion y abrazó mi pierna para luego correr al baño y comenzar a desvestirse, por mi parte lancé una pequeña carcajada y seguí sus pisadas de cerca, ayudándola a bañarse, llenando su cuerpo con agua y jabón.
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-ya llegué!- se oyó desde la sala. Dodger rápidamente salió de la habitación, emocionado por recibir a su dueño, mostrando la lengua y corriendo como si no hubiese un mañana. Mientras que yo terminaba de acomodar el vestido de Elsa en la anatomía de mi hija.
Ella abrió sus ojos al oírlo, cubrió su boca con sus pequeñas manos y me observó con emoción -ya llegó papá- susurró feliz, asentí sonriendo enormemente y bese su frente para después bajarla de la cama y dejarla ir por el mismo camino que había tomado antes nuestra mascota.
Las cuatro patas del can y las pisadas de mi pequeña resonaban por toda la casa, junto con pequeñas carcajadas que abandonaban los labios de la rubiecita.
Seguí sus pasos y me crucé de brazos observando la escena frente a mi con cariño.
Chris giraba a Zoe por los aires, causando la risa de ambos, mientras repartía besos por todo su rostro. Yo simplemente los observaba con una sonrisa que demostraba ternura, desde el marco de la puerta. Amaba verlos juntos, se veían tan felices y alegres unidos, jamás había visto antes un padre tan cercano a su hija.
Luego de unos segundos pararon de girar y él se hincó para abrazar a nuestra niña y acariciar la cabeza de Dodger. El perro, más que feliz, soltaba pequeños ladridos y cubría la mejilla de Chris con su lengua.
-papi, debo mostrarte la nueva muñeca que tío Scott me regaló. Ya regreso- Zoe corrió a su cuarto pasando por mi lado, logrando que mi mirada se encuentre con la del rubio frente a mi.
-no hay beso de bienvenida?- preguntó sonriendo y abriendo sus brazos, no pude evitar reír. Me acerqué a el colocando mis manos en sus mejillas y él enredando sus brazos en mi cintura, nuestros labios se unieron y empezaron a moverse de manera sincronizada, dulce y lenta, logrando miles de emociones en mi interior.
Habia extrañado cada parte de él y tenerlo tan cerca, después de largas semanas en su ausencia, solo lograba que mis hormonas estallaran como una adolescente hormonada.
Al separarnos juntamos nuestras frentes, sin abrir los ojos. Su cercanía me proporcionaba una calidez inigualable, jamás la había sentido antes con otra persona, solo Chris Evans tenía tanto poder sobre mi.
-las extrañé demasiado- murmuró besando mi rostro, sacándome una suave risa -extrañé su voz, tenerlas cerca-
-pero si hablamos por llamada cada noche- respondí, haciéndome la desentendida.
-no es lo mismo- descendió sus besos a mi cuello -extrañé tus besos, tu calor, tu piel- mordió el lóbulo de mi oreja.
-Chris..- murmuré acariciando su cabello.
-extrañé tus gemidos- susurro en mi oído.
-Chris!!- exclamé golpeando suavemente su brazo, el lanzó una carcajada que logró contagiarme por su estruendosa risa. Chris tenía una risa muy particular, que era lo suficientemente contagiosa como para hacerte reír en medio de un entierro.
-papi!!- exclamó nuestra niña corriendo a sus brazos, el rápidamente la cargó y besó su mejilla -olvidé la muñeca en casa de la abuela- dijo haciendo un puchero.
-ohh, que mal, moría por conocerla- imitó su perchero -pero no te preocupes, mañana la iremos a buscar y de paso visitamos a la abuela-
-siiiii- exclamó emocionada -papi- lo llamó una vez más.
-que ocurre, princesa?- preguntó, sin borrar la sonrisa de su rostro.
-puedo jugar en la computadora?- preguntó ahora la niña.
-solo un rato- dijo bajandola, al instante Zoe corrió hacia el ordenador, emocionada por jugar un rato a matar zombies y preparar recetas de comida, videojuegos muy comunes en ella.
-la próxima las llevo conmigo- murmuró acariciando mi cadera con la yema de sus dedos.
-si porfavor- murmuré apoyando mi frente contra su pecho -solo fueron dos semanas, pero Zoe las hace eternas-
-porque lo dices?- pregunta sonriendo con ternura.
-es imposible hacer que se bañe, ya no sé que mas hacer para convencerla- sentí su pecho vibrar bajo mi frente y su risa llenó el lugar nuevamente -oye no es gracioso, es frustrante- suspiré resignada, y me separé de él logrando que comenzara a besar mi rostro otra vez.
-esta noche te lo compensaré- susurró.
-como?- pregunte haciéndome la desentendida.
-ya lo verás- contestó con una sonrisa pícara haciéndome estremecer. Y con sus palabras solo comprobó que no había hecho nada más que extrañarlo durante nuestro tiempo separados.
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Bueno aquí les dejo mi 1er One-shot. Espero que les guste, voten, comenten y hasta la próxima.
