O35 | I DIDN'T WANT THIS TO HAPPEN

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Steve Rogers

Solté una pequeña carcajada mientras mi cuerpo chocaba con el escritorio

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Solté una pequeña carcajada mientras mi cuerpo chocaba con el escritorio. El rubio me levantó y, con su mano, tiró los papeles que estaban sobre la superficie de madera para luego colocarme sobre ésta.

Una vez sentada sobre el escritorio, nuestros besos, apasionados pero dulces, prosiguieron unos minutos. Sus manos acariciaban mi cintura sobre la tela, mientras que las mías jugueteaban con los cabellos que caían en su nuca.

Sus labios bajaron hacia mí cuello, depositando besos húmedos en la zona. No pude evitar reír nuevamente por el cosquilleo que me producían sus besos.

-agente Bennet la requieren en el gimnasio para comenzar con el entrenamiento- la voz de Friday interrumpió nuestro momento. Suspiré con cansancio y empujé suavemente a Steve para alejarlo de mi.

-lo siento, Capitán, el deber llama- dije, mirándolo con una pequeña sonrisa. Él me observó resignado, sin querer que me vaya, pero sonrió cálido antes de dejar un suave y corto beso en mis labios.

-suerte- dejó un beso en mi mejilla -te quiero-

Si tuviera que definir mi relación con Rogers con una sola palabra, sería calentura. No teníamos nada serio, solo se basaba en estar para el otro cuando se quería un poco de diversión. Nadie en el complejo sabía de esto, solo nosotros, lo que hacia más fogoso el tener que estar ocultandonos para no ser descubiertos. No recuerdo como habíamos terminado de esta manera, solo tengo claro que no me arrepiento de nada.

Pero mis sentimientos por él eran claros; estaba enamorada, y con cada minuto que pasaba a su lado mi enamoramiento parecía crecer en grandes escalas. Me sentía cómoda y segura entre sus brazos, sin dudas eran el lugar más cálido que conocía. Mi sonrisa con él siempre estaba presente y mis ojos brillaban como dos estrellas.

Salí cautelosamente de la oficina de Steve para no ser descubierta por alguien de la torre. Aún no comprendía porqué llevábamos todo esto en secreto, incluso Rogers había admitido su amor por mi en una de nuestras noches juntos. Era una duda que permanentemente merodeaba por mi cabeza y que intentaba desvanecer sin lograrlo; había veces que simplemente deseaba entrar a la cocina y gritarles a todos que Steve y yo estábamos juntos.

Pero no se podía, o más bien, él no lo quería.

Me encogí de hombros, restándole importancia, e ingresé al gimnasio donde me encontré a varios reclutas esperando por mi llegada.

-al fin llegas, creí que no vendrias- dijo Natasha, apareciendo por detrás. Sonreí ligeramente intentando eliminar el calor de mi cuerpo, Steve me había prendido, y si no fuera porque ante mi ausencia Natasha me golpearía, me hubiese quedado a terminar lo que empezamos.

Mi mirada se dirigió a cierta rubia preparándose en una de las esquinas del gimnasio. Sharon Carter estaba aquí, lo que me sorprendía en cierta manera; nadie me había dicho que vendría a entrenar.

-Sharon está aquí para ayudarnos con los entrenamientos- murmuró Natasha, notando el rumbo de mi mirada -segun Fury es una de las mejores agentes de Shield- asentí y me preparé para comenzar con el entrenamiento.

-okay, comencemos!- llamé su atención -el primer ejercicio será cardiovascular, boxeo. Deben colocarse en parejas para empezar con el entrenamiento- al oír mis palabras, todos comenzaron a dispersarse en busca de un compañero.

Noté que todos tenían compañero excepto Sharon, que se mantenía cruzada de brazos. Pase la lengua sobre mis labios mientras caminaba hacia ella.

-Sharon todos deben estar en pareja y ya que estas sola...quieres ser mi compañera?- pregunté de forma amable.

-gracias, Bella, pero prefiero saltear esta ronda- me dedicó una sonrisa amable. Sharon no me caía mal, como podría? Era amable e inteligente. Tal vez era eso mismo lo que creaba una especie de molestia e inseguridad en mi interior. Conocía el pasado de Steve relacionado con Peggy y sabia que, en cierta manera, el cap veía a Peggy en Sharon.

-Sharon nadie tiene privilegios aquí. Lo lamento pero debes entrenar- respondí, intentando ser lo más suave posible. La rubia apretó sus labios y, luego de unos largos segundos, asintió rendida.

-esta bien, solo...ten algo de cuidado, me he estado sintiendo mal los últimos días- dijo, acepté sus pedidos.

El entrenamiento iba bastante bien. Sharon mostraba toda su fuerza y experiencia en el combate cuerpo a cuerpo, aunque el semblante preocupado y levemente molesto no se iba de su rostro.

En un momento del combate, mi único movimiento de defensa era un golpe en su estómago, pero Sharon al notar aquello golpeó mi mandíbula con toda su fuerza, lo que tuvo como resultado mi caída directa al piso. Gruñí con dolor, tocando mi labio inferior y notando la sangre que emanaba de él.

Todos en el gimnasio detuvieron sus movimientos  para fijar su atención en nosotras. Natasha se acercó rápidamente para ayudarme a levantar, aunque no hizo falta ya que estaba acostumbrada a golpes como esos y peores. Observé a Carter, su mirada arrepentida y preocupada me hizo saber que solo se protegía por lo que no devolví el golpe.

-Sharon, especifique que nada de golpes en la cara- dijo Natasha, algo molesta. Le di una rápida mirada a la pelirroja, logrando que se tranquilice mínimamente.

-lo lamento, es solo que mi estómago duele y quería ahorrarme dolores mayores- se defendió.

-en las verdaderas luchas tu oponente no tendrá compasión por tus dolores de estómago- dije, incorporándome.

-tampoco se resistirá a golpearte en la cara- contraatacó, mordí mi labio inferior para evitar soltar una grosería. Pareció arrepentirse de sus palabras porque soltó un largo suspiro -yo...lo siento, es solo que...-

-esta bien, tranquila- la interrumpí, bebiendo de mi botella de agua. Luego de un gran sorbo, pregunté -estas segura que esos dolores no son preocupantes, se te ve algo molesta-

Ella no pudo contener la gran sonrisa que se formó en su rostro, y asintió sonrojandose levemente. Algo confundida, le indiqué con la mirada que me dijese que ocurría. Los demás reclutas ya habían vuelto a sus actividades, alejando su atención de nosotras.

-yo...- agachó su cabeza, con la sonrisa plantada allí -creo que estoy embarazada- soltó, dejándonos a Nat y a mi atónitas. Tragué saliva y sonreí sinceramente, acercándome para darles sus felicitaciones.

-Felicidades!- exclamé, Nat aún estaba en shock -y...quien es él?- pregunté, sonriente.

-él aún no lo sabe- sonrió -es...Steve-

-Steve Rogers?- preguntó Natasha, entrando en un shock más profundo. La rubia asintió.

Sus palabras me cayeron como un balde de agua helada. Mis ojos se abrieron como dos platos y mi boca se secó al instante, no dejándome pronunciar palabra. Tragué saliva duro, intentando no derrumbarme ahi mismo.

-que...afortunado- susurré, cambiando mi sonrisa por una falsa y sin vida. De lo único que tenia deseos en ese momento era de echarme a llorar ahi mismo -si me disculpan, Stark me espera- menti, parpadeando rápidamente para eliminar las lágrimas de mis ojos.

Me dirigí a la salida del gimnasio con mi corazón hecho trizas en la mano. Todo se había derrumbado en el momento que Sharon dijo aquello. Pero no me quedaría de brazos cruzados, eso era más que obvio.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora