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Chris Evans

Pedido de hiddlestonfernanda

El aroma a galletas recién salidas del horno inundó la cocina y parte de la casa

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El aroma a galletas recién salidas del horno inundó la cocina y parte de la casa. Aquel olor hogareño, dulce y delicioso, causaba suspiros en  quien lo inhale. Y yo no era una excepción, tomando una fuerte bocanada de aire y disfrutando de mi más reciente creación.

Chris ingresó a la cocina, siendo guiado por el aroma que las galletas desprendía, con un juguetón Dodger detrás de él.

-dios, qué es ese aroma tan delicioso!- exclamó, colocándose a mi lado. A pesar de que me hallaba muy concentrada en decorar las galletas, pude percibir el atrevimiento de Chris por tomar una, siendo interrumpido por un ligero golpe en su mano.

-son para la cena con tu madre- dije, dándole una rápida mirada, antes de seguir con mi trabajo en la cocina. Chris enarcó una ceja, sin gustarle nada el tener que esperar a la noche para poder degustar aquella masa. Me tragué una sonrisa al ver la cara de niño berrinchudo que puso, se veía adorable pero aún así no me convencería.

-oh, porfavor- suplicó, juntando sus palmas y mirándome con ojos suplicantes -falta demasiado para la noche, apenas es el mediodía!- se cruzó de brazos, con un diminuto puchero en sus labios. No contuve una pequeña carcajada divertida y negué con la cabeza.

-la paciencia es una virtud, Evans-

-una virtud que no tengo- respondió el, sonriendo inocentemente. Le di una rápida mirada antes de tomar la bandeja con más galletas e inclinarme para colocarlas dentro del horno. Chris negó y se acercó a mí rápidamente.

-déjame hacerlo, puedes dañarte- me arrebató la bandeja de las manos cuidadosamente y la metió en el horno. Solté un bufido y me incorporé con los labios fruncidos.

-Chris, ya te he dicho cientos de veces que no estoy discapacitados, solo estoy embarazada!- a pesar de mis quejas, me enternecia la manera en la que el actor cuidaba de mi, como si fuera una burbuja que puede explotar en cualquier momento. Apenas estaba de cinco meses, con mi estómago algo abultado que aún me permitía realizar mis actividades normalmente, solo que Chris no parecía entender aquello.

-es por eso que te cuido, Fer, no quiero que pase otra vez...- la melancolía llegó a su rostro, recordando la tristeza que dejó en nosotros la pérdida de nuestro primer bebé. Apenas estaba de tres meses cuando ocurrió, solo fue de un momento para el otro, al parecer el bebé nunca se acopló correctamente y sufrimos la consecuencias con un aborto espontáneo.

Me sentí mal al recordar lo mucho que sufrimos y cuanto nos rompió aquella perdida. Luego de visitar a un especialista juntos, pudimos salir adelante y afrontar el dolor, sabiendo que una nueva estrella iluminaba nuestro cielo.

Sonreí triste mientras él bajaba la mirada. Lo pensé unos segundos antes de tomar una de las galletas y ofrecersela con mi mejor sonrisa, logrando que un semblante medianamente alegre se instalara en su rostro.

La tomó con cuidado y sonrió emocionado, antes de llevarla a su boca y dar el primer bocado, jadeando ante el placer que experimentaba su paladar.

-esto está riquísimo, Fernanda!- la acabó en pocos segundos, dejándome con la boca abierta ante lo rápido que devoraba la galleta. Me dió una mirada, pidiéndome permiso para tomar otra y yo, entre suspiros, empujé el plato en su dirección. Aplaudió contento y besó mis labios varias veces de una manera corta, siendo la emoción la gobernante de sus emociones.

Mientras le devoraba las galletas yo me dedicaba a acariciar su cabello con suavidad, mis dedos perdiéndose entre las fibras de pelo. Una de sus grandes manos se posó sobre mi abdomen, tocando lentamente y con cariño. Estábamos pasando un grato momento instalados en el sofá de la sala, esperando por la otra ronda de galletas.

Chris sin dudas sería un muy buen padre, alguien muy presente en la vida de su primer hijo, comprensivo y una gran figura de referencia. Jamás lo habia visto tan emocionado como cuando le revelé que sería padre una vez más. Sus esperanzas estaban en el cielo, mientras la alegría era el Alma de la fiesta, puesto que después de largos meses buscando concebir un niño, comenzábamos a rendirnos. Pero llegó aquel día donde las dos rayitas se hicieron presentes en el test de embarazo, haciéndome la mujer más feliz.

Percibí un ligero movimiento en la piel estirada de mi abdomen, haciéndome abrir mis ojos como platos. Giré a ver a Chris que, por su rostro, me aseguró que también había sentido aquella patadita. Su primer movimiento ante nuestros ojos.

Noté lo brillosos que se hallaban los ojos de Chris, mientras una sonrisa se extendía por su rostro, rostro el cual tenía algunas migajas de galleta esparcidas por las mejillas. Tragó el último bocado de la galleta y se inclinó hacia mí estómago, levantando la tela de mi camisa para tener acceso a mi piel.

Reposó su cabeza allí, besando una y otra vez los alrededores de mi obligo. Reí alegre, observando con adoración al hombre que había elegido compartir toda su vida conmigo años atrás.

-sabes, príncipe, deberías nacer de una vez. Debes probar las galletas que hace tu mami, son exquisitas!- le habló a mi barriga, mientras continuaba con las caricias allí. Su cabello en la piel de mi estómago me causaba cosquillas, pero decidí tragarme las carcajadas para no arruinar el momento.

-Chris, apenas tiene cinco meses- negué sonriente. Una patada más llegó, haciéndome soltar un ligero jadeo de sorpresa por la fuerza que había incrementado el bebé esta vez. Chris notó aquello y se dispuso a hablar nuevamente.

-hijo, escucha, está bien que te hagas oír, pero debes ser más suave con mami- nos hizo creer que se había calmado por unos momentos, pero luego otra pequeña patada llegó, haciéndome sobresaltar -sabes qué, mejor duérmete-

Reí divertida al oír la desesperación de Chris ante mis quejas. Sin dudas era un niño en el cuerpo de un gran hombre. Se quitó de mi estómago, sentándose a mi lado en el sofá, aún con su mano en mi.

Nos miramos sonrientes, con un destello en los ojos, un brillo especial de pura felicidad. Quizá no seríamos los mejores padres, quizá cometamos errores como cualquier otro, pero haríamos lo mejor posible.

Por ahora nos tocaba esperar algunos meses más, antes de que llegaran las noches sin dormir y pañales apestosos a nuestras vidas.

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Chris como padre seria la única razón por la que tendría hijos, osea, quien no querría tener un hijo de ese hombre!?

Espero que te haya gustado, bella, la verdad mi creatividad va ↘️↘️↘️ y me está costando un poquito actualizar.

Bueno espero que disfruten este os, me gustó mucho escribirlo 😊

Besitos y cuídense

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora