O26 | DON'T CLOSE YOUR EYES

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Chris Evans
Pedido de eddie_rogers29

AdvertenciaEste os contiene escenas relacionadas con la droga y el suicidio

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Advertencia
Este os contiene escenas relacionadas con la droga y el suicidio. Porfavor, si eres sensible a estos temas, deja de leer.


Conducía con rapidez por las oscuras calles de la zona más peligrosa de la ciudad. Chris parecía tener la preferencia de hospedarse en los lugares más remotos y sombríos.

El nerviosismo gobernaba cada parte de mi cuerpo, y las ansias por llegar a aquel motel se instentificaban con el paso de los segundos. Luchaba contra las lagrimas que caían de mis ojos y hacia lo posible por no perder el control del auto.

Me repetía una y mil veces que esto era culpa mía, jamás debí dejarlo solo sabiendo lo que era capaz de hacer. Pero es que Chris era tan cerrado con todo y todos que nunca imaginé lo que era capaz de hacer.

-vamos, Evans, no lo hagas- susurré para mí misma, mientras estacionaba el coche frente al motel. Bajé apurada del auto, esperando que el rubio no haya hecho lo que estaba pensando.

Corrí como loca hacia la habitación donde el rubio me había dicho que se estaba hospedando. La lluvia empapaba mi cuerpo por completo, pero no me importaba. Ahora lo único que quería era parar al rubio.

Una vez frente a la puerta, comencé a golpearla, llamando desesperada el nombre del ojiazul.

-Chris, por favor abre la puerta- pedí, las lágrimas caían como cascada y mi voz sonaba ronca. Mi garganta dolía.

-vete Lydia...no quiero que seas parte de esto- oí que decía del otro lado. Mi desesperación fue en aumento.

-no lo hagas, por favor, solo...abre la puerta- supliqué, sollozando. Unos pasos se oyeron del otro lado y, luego de unos segundos, la puerta se abrió, revelando aquel hombre que creí decepcionar.

Me levanté con rapidez y me acerqué al rubio, para tomar sus mejillas entre mis manos y clavar mi mirada a la suya. Sorbi mi nariz y noté lo apagado que sus ojos estaban. Aquel brillo que me enamoró ya no existía. Sus ojeras eran demasiado notables, su piel era pálida y se lo veía más Delgado.

-Lydia...- interrumpí sus palabras atrayendolo a mi. Acaricié su cabello mientras me hundía en la fragancia que emanaba su cuerpo; tabaco y alcohol pero su esencia se mantenía allí.

-shh, no digas nada, porfavor- pero cuando acabé de pronunciar aquello, una ráfaga de aire frío golpeó mi cuerpo y todo se volvió negro. La adrenalina había podido conmigo.

__

Desperté bruscamente a causa de un fuerte ruido. No había notado el momento en el que me desmayé, recordaba poco y nada. Pero lo poco que recordaba era suficiente.

Me incorporé y noté que Chris no estaba en la habitación pero la puerta del baño estaba cerrada y el estruendo provino de ahí.

Caminé hacia la puerta del baño y toqué varias veces esperando una respuesta. No quería ser insoportable con él, ni demasiado paranoica. Pero Chris tenía la costumbre de auto lesionarse y, desde nuestra separación, su costumbre se volvió más recurrente, logrando acabar en el hospital por desangramiento.

-Chris?- pregunté, pero nadie respondió. El ruido de un vidrio rompiéndose me alertó. Tomé el extintor y golpeé la puerta hasta lograr abrirla.

La escena con la que me encontré me partió el alma. Evans estaba tirado sobre la bañera, con sus brazos sangrando como un río y, a unos metros de él, se hallaban un par de jeringas que parecían haber sido usadas.

Solté un sollozo mientras cubría mi boca con ambas manos y me acercaba al rubio moribundo. Sus ojos apenas estaban abiertos y se notaba que quería hablar pero su boca estaba seca.

-Lydia...tengo frío- susurró. Tomé la toalla e hice presión en sus heridas, no podía verlo a la cara, me dolía demasiado.

-tranquilo, amor...ya pasará- murmuré, sacando mi teléfono del bolsillo con mi mano libre y marcando a la ambulancia. Chris luchó con sus pocas fuerzas para evitar que llame, pero no lo logró.

-no lo hagas- pidió. Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos, odiaba la imagen frente a mi.

-porque haces esto?- pregunté -porque quieres dejarme sola en este mundo, Chris?- lo miré a los ojos, notando el dolor en los suyos.

-no te merezco- contestó, en tono bajito -tengo demasiados problemas, no quiero hundirte conmigo-

-lo haces aunque no quieras- respondí, en tono duro -porque te quiero, Evans, y odio verte asi-

Guardó silencio por unos segundos, yo esperaba impaciente la llegada del personal médico -perdóname, porfavor- susurró. Sus ojos comenzaban a cerrarse. Me desespere.

-Chris, no pienses en cerrar los ojos- supliqué, tragando saliva -no me dejes por favor, no me hagas esto a mi- hice una pausa -Que pasó con nuestros planes del futuro, eh? Vivir en una casa juntos, viajar por el mundo...que pasó con todo eso?-

-Lydia te amo- y las sirenas de la ambulancia aparecieron.

__

Desperté gracias a los rayos del sol, que se colaban por la ventana. Tanteo a mi lado, buscando el cuerpo de mi ahora marido. Al sentir su cuerpo bajo mi mano me relajé.

-ya despertaste, dormilona?- oí su voz y mi piel se erizó. Abrí uno de mis ojos para notar al rubio mirándome fijamente con una pequeña sonrisa en sus carnosos labios.

Sonreí, acariciando su pecho, más precisamente donde se hallaba su tatuaje, un poco más arriba de su pectoral izquierdo.

-como dormiste?- pregunté. Una de sus manos tomó la mía, observando detalladamente la sortija de compromiso en mi dedo índice.

-mejor que nunca- respondió, concentrado en delinear mi mano con su dedo. Chris había vuelto a ser el hombre del que me enamoré siete años atrás. Había dejado los vicios, se había encargado de ser un hombre caballeroso y responsable.

Hacía tiempo no me sentía tan viva y feliz como ahora.

Su mano se dirigió a mi abdomen, donde se desarrollaba el fruto de amor entre Chris y yo. Sus dedos acariciaron con suavidad la piel de la zona y sonreí por su dulce tacto.

Desde el primer momento, el rubio se vio emocionado con la noticia de ser padre. Jamás se apartó de mi, aunque siempre respetó mi espacio, y todo el tiempo estuvo cuidando de ambos.

-no veo la hora de tenerlo con nosotros- susurró en mi oído. Suspiré, relajada con las caricias que mi esposo me proporcionaba.

-como estas tan seguro que no es una niña?- pregunté, viéndolo.

-pues, no lo sé. Algo me lo dice- se acomodó, para mirarme fijo a los ojos -pero sea lo que sea, lo amaré con todas mis fuerzas- volví a sonreír, ahora con más fuerza y alegría.

Por fin todo estaba saliendo como lo esperaba, y algo me decía que eso no cambiaría, al menos no en mucho tiempo. Y eso me permitía cerrar mis ojos cada noche y suspirar en paz. Era feliz, y no había nada más que pedir.

__

Espero que te haya gustado, linda, realmente lo hice con muchas ganas porque la idea fue muy original. Agrego que lo hice con todo mi amor y cariño.

Bye.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora