O51 | SWEET CUPCAKE

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Frank Adler

El hombre ingresó a la nueva pastelería que se instaló en la ciudad, acompañado de su querida sobrina Mary

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El hombre ingresó a la nueva pastelería que se instaló en la ciudad, acompañado de su querida sobrina Mary. El lugar era bonito y pintoresco, por lo que todos los vecinos de por allí no tardaron en ir a probar algunos de los postres y se puede decir con total franqueza que más de uno quedó embelesado con el delicioso sabor que aquellos productos tenían.

Mary se veía entusiasmada ante la idea de desayunar algo más que unos insulsos cereales con leche, sonaba mal pero es que su tío era desastroso preparando desayunos especiales.

-quiero una dona de chocolate! O, o mejor una de glaseado con chispitas de colores!- la rubita se había pasado los últimos diez minutos pensando en que podría ordenar una vez en la pastelería. Frank no se decidía entre reír por su sobrina o pedirle que se callara de una buena vez. Decidió disfrutar de la sonrisa de Mary y de la emoción del momento.

-quizá cuando estés allí veas algo que te guste más- dijo él.

-imposible, que es mejor que una dona con glaseado?- preguntó la niña, justo cuando Frank aparcó frente al establecimiento. Unos minutos más tarde, ambos estaban ingresando a la pastelería, sonando una campanilla en el momento en el que abrieron la puerta. Quedaron atontados viendo lo bien decorado que estaba el lugar, la iluminación era la ideal y todos los colores combinaban.

-oh por Dios- susurró la niña, con la mirada clavada en el exhibidor donde se hallaban diferentes postres tales como pasteles y cupcakes. La pequeña se relamió los labios, mirando con hambre aquellos cupcakes que parecían lo más divino que sus ojos hayan visto jamás.

De repente una cabellera pelirroja se hizo presente detrás del mostrador, con una encantadora sonrisa que pondría a babear a cualquiera, incluso a Frank. Sus ojos de color negro resaltaban más sus facciones, aún así se veía como la mujer más dulce que había visto jamás.

-buenos días, qué puedo servirles?- preguntó, sacando de su ensoñación a ambos rubios. Frank titubeó un poco, jamás se había encontrado una mujer tan imponente y bella en su vida, por un momento creyó estar soñando.

-uhm...yo...-

-a mí me gustaría pedir tres cupcakes, uno de chocolate y los otros dos de vainilla con glaseado y chispas de colores. Para beber me gustaria una malteada de fresa- sonrió la rubita. Ambos adultos quedaron sorprendidos ante la seguridad en las palabras de la niña. La pelirroja no tardó en mostrar una Bonita sonrisa y asentir.

-claro, cariño- ahora dirigió su mirada a Frank, topandose con los celestes ojos del hombre mirándola con intensidad -y para usted, señor?-

-llámame Frank- sonrió. La chica sintió un escalofrío recorrer su espalda y no pudo evitar sonreírle de regreso -me gustaría un café simplemente-

__

Sus visitas a la pastelería eran frecuentes y no había día que Frank desaprovechara para observar a la bonita chica detrás del mostrador, que con solo una sonrisa lo hacía volver en el tiempo a ese adolescente hormonal al que se le ponían los pelos de punta por la mirada de una fémina.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora