Chris Evans Inspiradoen la película "the wedding date"
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Me acerqué a ambos hombres, los cuales parecían tener una agradable conversación, y di una falsa sonrisa de tranquilidad.
-Marelyn, estas hermosa- elogió, Martín.
-Gracias, Martín. Chris me lo hizo saber esta mañana- respondí, con rencor en la voz, mientras me abrazaba al modelo. El rostro de mi ex se descompuso en un intento de disimular la sorpresa, carraspeó y recuperó su sonrisa despreocupada.
El silencio entre nosotros se hizo presente. Había una guerra de miradas entre Chris y Martín, y pude jurar que ambos estaban tensos como la cuerda de una guitarra.
-entonces, ustedes son pareja?- preguntó, el que alguna vez fue mi prometido.
-si, desde hace un largo tiempo- me apresuré a responder -somos muy felices juntos- agregué sonriendo.
El morocho asintió -me alegro por ustedes- dijo, antes de pasar por nuestro lado y dirigirse al interior de la gran casa. El rubio a mi lado se apartó un poco y me observó expectante.
-te presento a Martín, mi ex- solté, una vez me aseguré que el recién nombrado ya no estaba cerca.
-que mal gusto tienes- murmuró. Contuve una risa y nuestra conversación acabó en ese momento gracias a que, en el interior de la casa, estaban diciendo unas palabras dedicadas a los futuros novios y nos vimos obligados a escucharlas.
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-la habitación de Marelyn está igual que la última noche que pasó aquí- explicó mi madre, caminando hacia mi antiguo cuarto conmigo y el modelo siguiendo sus pasos -aun tiene todos esos posters de Bon Jovi, siempre tuvo un platónico con ese hombre- sonrió mi progenitora. Chris me dió una mirada divertida y yo deseé que mi madre se callara de una vez.
Al estar frente a mi cuarto, no esperé ni dos segundos para ingresar a la habitación, en un intento de escapar de aquello vergonzosa conversación.
Mi habitación era digna de una adolescente hormonada enamorada de un hombre treinta años mayor y con el sueño de conocerlo, enamorarlo y vivir una historia cliché. Típico de adolescentes.
Chris mantuvo su sonrisa divertida al pasar sus ojos por la habitación. No quiero decir que tenia una obsesión con Bon Jovi porque eso seria exagerado, más bien lo admiraba lo suficiente como para que las paredes de mi cuarto estén repletas del pósters y mi fanatismo esté presente en cada objeto de la habitación.
-los dejaremos solos para que organicen sus cosas- dijo mi madre, empujando a mi padre afuera de la habitación.
-diviertanse, pero no demasiado!- exclamó mi padre, y la puerta se cerró. Suspiré y observé al rubio algo ruborizada. El me dió una mirada tranquilizadora, como si me dijera que estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones.
