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Caminaba lentamente mientras mordía mi labio inferior con cierto nerviosismo. Temía que las manos me temblaran y echaran al suelo aquel pastel que tanto tiempo me demoró hacer. Esa mañana me había levantado mucho más temprano de lo normal sólo para hacerle a Chris un delicioso pastel de vainilla con cuatro velas por encima, las que hacían referencia a las cuatro décadas que cumplía.
Hoy Chris estaba de cumpleaños. Pensar que hace cuarenta años nació el hombre que poseería mi corazón de la manera más feroz y envolvente posible solo me hacía suspirar y agradecerle a Lisa mentalmente por su buen trabajo.
Faltaba poco para llegar a la habitación, mis pasos hacían un ruido casi imperceptible mientras que las pisadas de Dodger reinaban en el lugar. Ciertamente había tenido que encerrarme en la cocina para evitar que Chris despertara a causa del ruido de la batidora, podía tener un sueño muy liviano a veces.
-lista?- pregunté en un susurro, bajando mi mirada para hallar a una pequeña castaña de ojos azules mirándome emocionada, ella se encargaría de lanzarle papel picado. Amy era tan parecida a su padre que hasta dolía pensar que estuvo en mi vientre nueve meses para solo sacar mi carácter y sonrisa. Su tez era pálida y su cabello oscuro resaltaban aún más sus hermosos orbes oceánicos. Desde el primer momento que conocí a Chris supe que nada feo podía salir de él y aún así me había sorprendido dándome a la tan bella Amy.
Ella asintió, con los labios apretados para no soltar pequeñas risas que amenazaban con escapar de sus delgados labios sonrosados. Sus manitos tomaban una bolsa donde allí se hallaba todo el papel que había picado mientras yo cocinaba el pastel. Amy había puesto mucho empeño en levantarse temprano sólo por su adorado padre.
Proseguí a abrir la puerta, teniendo extremo cuidado de no perjudicar el pastel. Nos miramos con mi niña y contamos hasta tres en voz baja antes de gritar al unísono.
-¡feliz cumpleaños!- en cuestión de segundos Dodger subió a la cama de un salto y comenzó a lamer con emoción el rostro de su mejor amigo. Chris despertó al instante y sonrió enormemente al vernos, esquivando algunas lamidas de Dodger que apenas lo dejaban respirar.
Amy se lanzó sobre su padre y tiró sobre él parte del papel picado, riendo fuertemente junto al rubio. Hasta su risa era similar. Sonreí enternecida viendo la adorable escena de Amy riendo a gritos por las repentinas cosquillas que Chris había comenzado a hacer en su estómago.
-papá ya basta!- chilló ella, escapando del cumpleañero y corriendo hacia mí, ocultándose detrás de mis piernas como si fuera su escudo. Chris dirigió su mirada a mi, un brillo alegre que se intensificó cuando me miró. Sonreí algo tímida y me acerqué hacia él, dejando el pastel sobre su regazo delicadamente, lo que lo hizo reír con sorpresa.
-no tenia idea de que mi esposa era pastelera- dijo, acercándome a él desde la cintura y besando numerosas veces mi mejilla. Acaricié su rostro, mi mano raspando contra su barba, y me deleite con sus hermosos rasgos.
