O57 | MARATÓN 3/5

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Ransom Drysdale

Ransom Drysdale

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Me levanté sobresaltada y con la respiración agitada de mi horrible pesadilla. Sentí temor por un momento al ver la habitación completamente a oscuras por lo que decidí encender mi lámpara.

Sin dudas no me esperaba la imagen que encontré a continuación. Ramson Drysdale estaba allí, sentando sobre mi sofá y observándome fijamente con manos posicionadas elegantemente sobre su regazo.

Tragué saliva y un escalofrío me recorrió al ver su sonrisa mientras su mirada no se apartaba de mi. Así que por eso me sentía tan observada, no eran tontas ilusiones mias.

-Ransom?- dije confundida -q-qué estas haciendo aquí?- no quería, pero mi voz tembló inconscientemente al sentirme muy nerviosa por su presencia. Ransom se veía tan imponente y poderoso, era muy difícil no sentirse intimidada a su alrededor.

Él no dijo nada, simplemente se levantó del asiento y caminó hacia mí con lentitud. Me apoyé en mis brazos y lo miré desde abajo con claro temor en mis ojos.

Ransom estaba actuando muy extraño desde la muerte de su abuelo, y aunque ignoraba mis presentimientos todo el tiempo, sabía que esta vez estaba en lo cierto. Ransom tenia algo que ver. Y algo me dice que sabe que lo he descubierto.

-Ransom que ocurre?- insistí, viéndolo sentarse en el borde de mi cama, a un lado de mi cuerpo. Me miró fijamente por unos largos segundos. No supe descifrar lo que su mirada quería transmitirme. Solo pude mantenerme tensa en mi lugar, a la espera de cualquier movimiento brusco de su parte.

-te ves linda cuando duermes- su mano se acercó hasta tocar uno de los mechones de cabello que caía por mi moño mal hecho. Lo acarició suavemente, poniéndome más nerviosa -...tan tranquila y serena...-

-Ransom yo...- no pude continuar ya que su mano se enrolló alrededor de cuello, presionando mi cabeza contra la almohada. Al parecer no quería interrumpir mi respiración, ya que su mano no apretaba demasiado, sin embargo comenzaba a asustarme lo que Ransom pudiese hacerme.

-¡te ves tan bella cuando te mantienes callada!- gruñó, colocándose sobre mi y dejando su rostro a escasos centímetros del mío, permitiendo que su aliento mentolado chocara contra mi.

-Ransom, juro que no diré nada- murmuré con dificultad, con mis manos intentando quitar las suyas de alrededor de mi cuello.

-claro que no dirás nada. Y si lo haces, me aseguraré de que sea la última cosa que digas- me soltó bruscamente, obligándome a jadear y tomar una fuerte respiración. Mis latidos eran imparables, estaba asustada. Pero no de él, ya no, si no de lo que su avaricia lo obligaría a hacer.

-¡prometiste que nunca me harías daño!- le grité. Él, que estaba a punto de salir de la habitación, se giró para mirarme con incredulidad.

-¡tu fuiste quien fue con la policía!- reprochó. Recordé el día anterior, donde había conducido hasta la comisaría para dar mi declaración sobre el caso y por ende, culpar a Ransom. A último momento me decidí que lo mejor sería no involucrarme aún más y dejar que Ransom, me querido esposo, diera la cara por si mismo.

-no dije nada, joder!- lancé una almohada en su dirección, golpeando su pecho sin crear reacción alguna más que ira en él -eres un maldito bastardo, ¡sal de mi apartamento!-

Él no dijo nada. Se mantuvo en su lugar con la respiración agitada y con deseos en su mirada de romper cada cosa en el departamento. Con Ramson habíamos decidido no convivir permanentemente juntos por el momento, y es por eso que me sorprendía mucho verlo dentro de mi apartamento como si de su casa se tratara.

Pero lo que aún más me sorprendió fue su próxima acción. Caminó a pasos rápidos hacia mí, sin darme tiempo para pensar, y atrajo mi rostro para unir mis labios con los de él, en un beso salvaje, totalmente furioso y carente de sentimientos.

Lo correspondi porque, a pesar de que comenzaba a odiar al hombre que alguna vez amé, no podía negar que éste me calentaba como los mil demonios, y no solo por su belleza física sino por su galantería y seguridad. Sin dudas estaba perdida.

Mi cuerpo fue empujado hacia la pared y sus manos levantaron mis piernas, obligándome a enrollarlas en su cintura mientras me despojaba de mi camiseta con sus manos. Su lengua, la cual llevaba en mi boca unos largos minutos, comenzó a juguetear con la mía, mientras las palmas de sus manos se cerraban en torno a mis pechos.

¿¡Que estas haciendo!? Se preguntaba mi subconsciente, pero mi cuerpo se dedicaba a solo responder a las caricias de Ransom con algunos suspiros y jadeos. Mi cuerpo había entrado en calor en pocos instantes y me hallaba suplicante de un poco de atención en mi parte íntima.

-Ransom, por favor- supliqué. Su boca fue directamente a mi cuello, proporcionó algunas mordidas y lamidas allí antes de mirarme y sonreírme socarrón.

Pronto, mi cuerpo estaba echado sobre la cama, con Ransom sobre mi, devorando mis pechos con su boca, y mi mano jugando con su miembro. Supliqué una vez más un poco de atención y al parecer decidió oírme, puesto que sus manos fueron al elástico de mis pantalones y tiraron de ellos, sacando mis bragas en el proceso, y dejándome totalmente desnuda para él.

No esperó mucho antes de adentrarse en mi de una estocada, siguiendo sus movimientos de manera dura y lenta. Mis manos se sostenían de la sábana mientras que las suyas se afianzaban a mis caderas con fuerza, probablemente más tarde habría dos moretones donde ahora se encuentran sus dedos.

Me hundí en una maravillosa oscuridad cuando al fin llegué al tan esperado orgasmo junto al él. Sin embargo aún no estaba tan idiotizada por el placer y podía entender claramente sus palabras.

-amarte duele, joder! Lo siento mucho! Por todo!- y luego sentí algunas lágrimas cayendo sobre mi abdomen.

No me moví de mi lugar en absoluto, solo acaricié su cabello con mi mano mientras volvía a adentrarme en uno de sus juegos. Porque si, Ransom era excelente victimizandose, y yo era una gran estúpida al creerle.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora