Capítulo 185

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Asuna

Estaba en mi despacho, hacía dos minutos que se había marchado el último paciente y ahora tenía tiempo libre hasta que llegara la hora de irme a mi hogar, algo que ocupé en acariciarme mi barriguita dado que aún me parecía un sueño el que estuviéramos esperando un bebé. Estaba tres meses y medio y ya empezaba a notarse, algo que me hacía sonreír. Tenía ganas de tener a nuestro hijo en brazos.

Hoy me tocaba el turno de tarde, lo que significaría que saldría del hospital sobre las ocho y media de la tarde. Recibí al último paciente a las ocho. Hice algo de tiempo en mi despacho a que llegara la hora de marcharme. Mañana tenía que organizar varias operaciones en quirófano y quería dejarlo todo bien claro para que Keiji no tuviera ningún problema todo pues últimamente estaba algo despistada. Mientras ponía en orden mi agenda recibí la llamada al teléfono de mi consulta de Sugu.

- Asu, - me dijo - por favor ven a la dirección que te he enviado por mensaje. Tengo un problema y te necesito. No tardes mucho.

- ¿Pero qué ha pasado? - pregunté preocupada. No obtuve respuesta pues colgó la llamada.

Salí de mi despacho, fue en ese momento que me di cuenta que me había dejado las cosas en mi coche pues quería llamar a Kirito para informarle de que tardaría en llegar, fui a avisar a mi compañera de que debía irme antes. Le expliqué que mi cuñada me necesitaba y podía ser grave.

- Lo entiendo - sonrió mi compañera - mañana nos vemos y que no sea nada lo de tu cuñada.

- Gracias.

Salí del despacho y me marché hacia la salida para ir a mi coche. Antes de llegar a mi vehículo noté como me cubrían la cabeza con algo y me cogían en brazos.

- Ayuda - grité pero antes de que alguien pudiera oírme me metieron en algún vehículo y escuché como arrancaban el motor y se movía - Kirito, por favor, sálvanos - fue lo único por lo que supliqué.

Al cabo de un rato escuché que el motor se apagaba y, con ello, se paraba el vehículo. Volvieron a cogerme en brazos y me sentaron en algún lugar. Oí como cerraban una puerta. Me quitaron lo que me cubría la cabeza, comprobé que estaba en una habitación de una casa que parecía un tanto abandonada y pude ver quién estaba detrás de todo ello.

- No sé porqué esperaba que fueras tú quien estuviera detrás de todo esto - le dije a Sachi.

- Me alegra saber que me tienes por una persona tan inteligente - sonrió.

- Más bien - puntualizó Sugou entrando en la habitación con una cuerda con la que me ató a la silla - los dos estamos detrás de esto.

No sé muy bien porque era algo que me esperaba. Mi miedo iba cada vez en más aumento, más por mi bebé que por mí. Esperaba que Kirito acudiera pronto a nuestra salvación.

Sachi, por impulso me abofeteó con fuerza en mi mejilla, lo que hizo que me desequilibrara y me cayera al suelo. Me pusieron bien y me tiraron un cubo de agua fría.

- ¿Por qué me haces esto? - lloré desconsoladamente.

- Creo que es muy fácil - respondió - me quitaste todo cuanto deseaba. Pasé mucho tiempo pensando en cómo vengarme, en cómo podía hacer sufrir a Kazuto. Quería encontrar la manera de acabar lo que empecé - me golpeó en la mejilla con fuerza.

- ¿Qué ganáis con esto? - pregunté mientras notaba arder mi mejilla.

- Quitarle a Kazuto todo cuanto desea y ama - dijo Sachi. - Hace diez años vino Midori aquí y les explicó a mis padres lo que había hecho Kazuto por mi culpa, unas horas antes él mismo me llamó para decirme que teníamos que terminar dado que estaba enamorado de tí y nunca había sentido nada por mí - me golpeó de nuevo, caí otra vez al suelo, Sugou me volvió a poner del derecho - desde ese día me prometí a mí misma que llegaría un día en el que le devolvería todo el dolor que me causó recibir esa llamada, todo lo que he tenido que aguantar de medicación y médicos. Siempre dije que si no era mío no iba a ser de nadie. Al principio pensé que lo mejor era hacerle daño a él pero cuando me enteré que estabas embarazada supe que la mejor manera de torturarlo era haciéndote daño a tí y al bebé - intenté quitarme la cuerda para cubrir mi vientre con mis manos pero fue imposible, podía aceptar que me hiciera daño a mí pero no iba a permitir que le hiciera daño a mi hijo. Sachi me cogió del pelo y chocó mi cabeza contra el suelo con fuerza, noté un silbido en mi oído izquierdo, sentía la sangre corriendo por mi rostro - comprendí que tenía que quitaros a ese engendro que llevas en tu interior y a ti de en medio primero, así cuando os enterrara, Kazuto se sentiría tan miserable por no haber podido protegeros que acabaría quitándose la vida. De esta manera se cumpliría lo que dije, si no es mío no será de nadie.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora