Capítulo 203

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Kirito

Asuna y yo nos despertamos con el sonido de las enfermeras entrando a la habitación. También venía una doctora.

- Buenos días - nos dijo sonriendo - soy la doctora que les toca hoy. Ahora le revisaré los puntos y, según esté, les daré una buena noticia.

Asuna y yo asentimos. Salí de la habitación para que la doctora revisara a mi esposa y, una vez acabó, me llamó de vuelta al dormitorio.

- Está todo bien - me informó para relajarme - ahora bien, debido a que esta noche y mañana es Navidad y son sus primeras festividades como padres, he hablado con el pediatra que trata a su hijo y, al no ser su estado muy grave, hemos decidido traerles una incubadora portátil a la habitación para que pasen la noche de Nochebuena y mañana, Navidad, con Dai - sonrió.

Asuna saltó de la emoción y no pudo contener las lágrimas, algo que yo tampoco pude pues ninguno de los dos pensábamos que íbamos a poder cenar con nuestro hijo.

- Se lo traerán después del último turno de visitas - nos dijo la doctora - le traerán también un par de biberones y un sacaleches además de unos chupetes. No pueden darle nada ajeno a los productos que les demos hasta que tenga el alta pues nuestros productos están completamente esterilizados y son más seguros - Asuna asintió pues ella, al ser doctora, entendía más que yo - también le traeremos unos cuantos pañales, así van cogiendo práctica - rió - ahora me marcho que supongo que querrán ir a ver a su hijo - ambos asentimos - mañana nos vemos.

La doctora se marchó y ambos nos abrazamos emocionados, podríamos pasar la primera Navidad con Dai y no había nada que más felices nos hiciera ahora mismo. Nos abrazamos y nos besamos entusiasmados.

- ¿Vamos a verlo? - me preguntó Asuna y asentí.

Ayudé a mi esposa a subirse en la silla de ruedas y, en ese momento, sonó mi teléfono. Miré quien era y le pasé el móvil a mi mujer.

- Es tu madre - le informé - contesta tú - Asuna asintió mientras yo guiaba la silla de ruedas por el hospital.

La conversación entre mi esposa y su madre empezó bien ya que Asuna le estaba contando la buena noticia hasta que, al cabo de un rato, comenzaron a discutir. No comprendía muy bien lo que estaba ocurriendo. Pasados unos minutos mi esposa colgó, estaba algo alterada.

- ¿Qué ha pasado? - pregunté un tanto anonadado.

- Nada, mi madre, que quiere presentarse aquí mañana para que pueda estar más rato con Dai, no entiende que queramos pasar un día los tres completamente solos. Para una vez que vamos a tenerlo en la habitación quiero estar contigo y con Dai, el resto me sobra.

- A mí me pasa lo mismo - respondí - tengo ganas de poder estar los tres como una familia.

- Pues eso ha pasado, que quería venir de buena mañana y quedarse a pasar todo el día. Incluso me ha dicho que así tú podías irte a casa a descansar un rato, que es lo que me ha terminado de molestar porque yo quiero estar contigo.

- Lo sé - sonreí - yo quiero lo mismo - besé su cabeza.

Llegamos a la zona de incubadoras y entramos. Una enfermera tenía a nuestro hijo en brazos, que lloraba desconsoladamente. Según nos vio, a la sanitaria se le iluminó la cara.

- ¿Qué le pasa? - pregunté asustado.

- Menos mal que vienen - dijo ella mirando a Asuna e ignorando mi pregunta - ha empezado a llorar hace cinco minutos y es porque tiene hambre - miré el reloj y podría llevar razón ya que la doctora vino con algo más de retraso y eso había provocado que vinieramos más tarde - he ido a la nevera a ver los biberones de leche que dejó preparados anoche pero no quedaba ninguno.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora