Capítulo 201

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Asuna

Desperté con los primeros rayos de sol, miré la hora en mi móvil y eran las seis y media de la mañana. Tenía muchas ganas de bajar a ver a mi hijo, en media hora ya podíamos entrar los padres por lo que intenté moverme ligeramente para sentarme en la silla e ir a ver a Dai.

- Amor - se despertó Kirito - ¿qué ocurre?

- En media hora podemos ver a Dai - respondí - quiero estar ahí la primera. Echo mucho de menos a nuestro hijo y quiero verlo ya.

- Esperate un poco - sonrió - todavía no ha pasado el médico a verte y, ni siquiera, has desayunado.

- No puedo esperar - dije haciendo un puchero - he dormido muy mal pensando en que nuestro hijo está ahí solo. Quiero tenerlo en brazos cuanto antes.

- Te entiendo, yo estoy igual que tú pero todavía falta media hora - explicó - relájate, ahora te siento en la silla y deja de moverte porque se te saltará algún punto de la vagina y será peor - asentí.

Kirito se levantó y me sentó en la silla de ruedas. Él salió a por algo de desayunar para ambos. Mientras estaba sola en la habitación, comenzó a entrarme una preocupación muy grande. Mi esposo volvió acompañado del médico, según me explicó iba a venir a verme.

- Buenos días, doctora Kirigaya - sonrió - vengo de ver a su hijo y está maravillosamente - nos sonrió a ambos - veo que usted también está mejor - asentí - ahora le miraré el estado de los puntos y enviaré a algún enfermero para que le cure. Primero quiero decirle que, sintiéndolo mucho, usted y su hijo pasarán las Navidades ingresados y, seguramente, Dai también pase el año nuevo aquí.

- ¿Podría darnos el alta juntos? - pregunté - no quiero irme a casa sin él.

- Lo intentaré - sonrió - más que nada porque me gustaría que, si el avance de su hijo sigue según lo establecido, antes de darle el alta pase unos días aquí con ustedes, en la cuna. De esa manera vería si está bien para enviarlo a casa - ambos asentimos y, en ese momento, entró un par de enfermeros en la habitación - ahora, señor Kirigaya, lo siento mucho pero tengo que hacer unas revisiones y usted no puede estar - Kirito asintió y salió de la habitación un momento.

El doctor pidió a los enfermeros que me tumbaran de nuevo en la cama y levantó mi camisón para comprobar el estado de los puntos de sutura que me habían puesto en mi zona íntima.

- Están bien - me informó una vez acabó - aún así, prefiero que se quede aquí un tiempo más - asentí.

- Doctor - le llamé antes de irme - me gustaría preguntarle una cosa.

- Claro, lo que quiera - sonrió.

- Estoy algo preocupada y asustada - comencé - pienso que si Dai ha nacido así es por mi culpa ya que, de no haber insistido en venir a Kyoto y si hubiera hecho el reposo necesario, nuestro hijo hubiera nacido cuando le tocaba.

- Eso nunca lo sabremos - sonrió - lo único que sé es que, después de ver el tamaño de su hijo y tu constitución, ese bebé iba a nacer antes de fin de año ya que no hubiera aguantado más ahí dado que se estaba quedando sin espacio por lo que no se culpe y disfrute de su hijo, que está sano y es muy guapo - sonrió de nuevo y se marchó.

Kirito volvió a entrar en la habitación y nos sentamos a desayunar ya que, al marcharse los enfermeros, me dejaron la bandeja con el desayuno. Me fijé en mi esposo detenidamente.

- Deberías ir a casa para descansar y darte una ducha - le dije - estás muy cansado y tienes unas ojeras bastante grandes. Además llevas aquí desde ayer sin moverte, necesitas una ducha.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora