Capítulo 191

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Kirito

Me despedí de Asuna, que se había quedado con Yuuki en nuestro hogar, y conduje a Kawagoe. Mañana nos íbamos a Kyoto hasta el día de la boda de Eugeo y Alice y mis padres querían hablar conmigo antes de que pusiera distancia por medio.

Las cosas con mi esposa seguían algo tirantes, a pesar de que nos hablábamos y desde que me había recuperado dormía con ella en la misma cama, de vez en cuando Asuna me lanzaba alguna indirecta haciéndome ver que seguía algo dolida con el error que había cometido.

Conduje hasta la casa de mi infancia y aparqué en la puerta. Abrí con mis propias llaves y entré. Mis padres me estaban esperando en la cocina por lo que entré y me senté junto a ellos en el sofá. Nos quedamos mirándonos un rato hasta que, por fin, mi padre tomó la iniciativa.

- Antes de reprocharte cualquier cosa - dijo - me gustaría que nos dieras una explicación a lo que hiciste.

- Tenía miedo - respondí - me daba mucho temor perder mi vida, perder a la persona que me hace sonreír cada día y la que me va a dar lo más bonito de la vida. Pensé que allá donde estuvieran, me reuniría con Asuna y el bebé. No pude pensar en nada más, comencé a recordar cosas que me decía Sachí y, eso, sumado a que podía no ver a mi familia nunca más, me llevaron a cometer ese error.

- Y ¿no pudiste pensar en nosotros, tus suegros o tus amigos? - preguntó mi padre levantando un poco la voz - ¿crees que para todos nosotros hubiera sido fácil enterrar a un hijo, un nieto no nato y a una nuera? - levantó más la voz mientras que mi madre intentaba calmarlo - fuiste un egoísta - dijo - no pudiste pensar ni en tu mujer ni en tu hijo.

- Lo hice - respondí - y por eso tomé esa decisión. Me sentía culpable porque estaba incumpliendo una promesa que le hice a Asuna, papá - levanté yo también la voz.

- ¿Una promesa que le hiciste a tu mujer? - preguntó escepticamente - no me hagas reír porque si hubieras pensado en ella no lo hubieras hecho. Eres un inmaduro, no fuiste capaz de pensar en cómo hubiera reaccionado Asuna si Nojiko la encuentra y, en el momento que pregunta por ti, le dice que te has suicidado. ¿Cómo crees que le hubiera sentado a tu esposa? - gritó - ¿Qué hubiera sido de la criatura que carga Asuna en su vientre si no te hubieran encontrado? Intento no levantar la voz y, desde que nos enteramos de lo que hiciste, he intentado pensarlo para buscarle alguna justificación a tus actos pero, tristemente, no la encuentro. Fuiste un inmaduro e infantil.

- Lo sé, papá - grité yo también - y me sentiré culpable toda la vida por ello y, en el momento en el que ya no me sienta culpable, tendré a alguien detrás que me lo recuerde porque, a fin de cuentas, eso es lo que mejor se os da, hacerme sentir mal.

- No digas tonterías de niño pequeño, Kazuto, eres un hombre y comportate como tal - respondió mi padre - tienes casi veintisiete años, estás esperando un hijo y te has casado hace un año y unos meses. Tienes una vida de un hombre, no de un niño de primaria. Sé consecuente con tus actos y acepta las consecuencias que éstos te puedan acarrear. No vengas con tonterías de que te lo vamos a echar en cara porque nunca ha ocurrido eso, al revés, intentamos siempre no sacar ese tema porque sabemos que te duele pero esta vez llegaste muy lejos y, comprende, que te digamos algo al respecto. Vas a tener un hijo, no puedes estar haciendo tonterías.

- Tienes razón - claudique - fui un niño pequeño. Cometí un gran error y tuve la grandísima suerte de que aparecieron dos ángeles de la guarda porque, de lo contrario, os hubiera hecho mucho daño a todos, principalmente a Asuna. Os pido perdón, de verdad - noté como me brotaban las lágrimas - me porté igual que un niño pequeño que tiene miedo y duerme con sus padres pero, a diferencia de él, yo tenía miedo y opté por una salida que no era la correcta. Os he hecho daño a todos y me costará muchísimo que me perdonéis pero, por favor, terminar por hacerlo ya que no quería haceros daño, simplemente quería desaparecer ya que no concebía un mundo sin Asuna y el bebé.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora