Capítulo 208

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Kirito

Los primeros días en casa nos estaban pasando demasiado rápido. Durante ese tiempo, nuestras madres venían a traernos la comida y la cena para que nosotros tuviéramos más tiempo para dedicarle a Dai.

Estos días también habían venido nuestros padres ya que ellos, a diferencia de nuestras madres, no habían entrado tantas veces a ver a Dai a la sala de incubadoras. De los dos, el primero en cogerlo fue mi suegro ya que ardía en deseos de tener en brazos a su primer nieto. Tras él, le llegó el turno a mi padre que se emocionó tanto que tuve que quitárselo de las manos ya que las lágrimas le iban a caer a Dai.

Durante este tiempo, Asuna me había enseñado a bañar a Dai y a vestirlo aunque, me costaba un poco todavía, con la práctica le iba cogiendo más el truco y, cada día, lo cambiaba más rápido.

Entre mi esposa y la ayuda de nuestras madres, los días habían ido bien pues se agradecía tener una familia en la que apoyarse y que nos diera una mano con el bebé para que nosotros pudiéramos aprovechar unas horas de sueño. Tristemente, la ayuda se marchó ayer y nos quedamos completamente solos en Kyoto.

- Voy a bañarlo yo - me sonrió mi esposa - y le pongo el pijama. Si quieres, pide algo de cena y así no tenemos que hacer nada.

- Vale - respondí - pero voy a bañarlo contigo - entramos ambos en el baño que había preparado yo previamente.

- Cada día tienes más controlado todo, cariño - me dio un beso en la mejilla - tanto la temperatura del baño como del agua. Eres un padrazo.

- Hago lo que me has enseñado - me ruboricé - lo que más ganas tengo es de bañarnos los tres juntos en la bañera de nuestra habitación.

- Yo también pero, tristemente, todavía queda un poco para ello.

Entre los dos le quitamos la ropa a nuestro hijo que, afortunadamente, había cogido algo más de peso en estos días por lo que, esperaba, que cualquier peligro de que le ocurriera algo, se fuera haciendo cada vez más distante. Lo metimos en la bañera y, extrañamente, no lloró, algo que era habitual estos días de atrás.

- Ya se va acostumbrando a la casa y al agua - sonrió Asuna cuando le comenté mi sorpresa - es normal que al principio llore pues es todo nuevo para él y no está acostumbrado a ello.

Fui a contestar pero, en ese momento, llamaron a la puerta. Asuna y yo nos miramos extrañados ya que no esperábamos a nadie y menos aún era la cena pues ni siquiera había realizado el pedido.

- Voy a abrir yo - dije y salí del baño lo más rápido que pude, no quería que entrara nada de frío en la sala ya que, si eso pasaba, para Dai podía ser más peligroso.

Fui a la puerta de entrada de nuestro apartamento y, tras mirar por la mirilla, abrí.

- ¿Dónde está mi ahijado y mi mejor amiga? - eran Yuuki y Kou.

- Se dice hola, maleducada - respondí.

- No te va a hacer caso - me saludó mi cuñado - lleva desde esta mañana contando las horas para venir a ver a Dai aunque, siendo sincero, yo los cuento desde que acordé con Yuuki venir hoy.

- Están en el baño - dije - Asuna lo está bañando. Entrar si queréis - ambos asintieron.

- Por cierto, cuñado - me dijo Kou - hemos traído la cena, mi madre me ha dicho que os ayudemos en todo mientras estemos aquí.

- Muchas gracias - sonreí. Yuuki, antes de ir al baño, me abrazó.

- Enhorabuena, amiguito - me dijo - estoy muy feliz por ti, esto es lo que siempre has soñado y, por fin, lo has conseguido.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora