Capítulo 230

417 22 61
                                    

Kirito

Kou y yo estábamos en la oficina, hoy era el último día que vendría ya que mañana se casaba con Yuuki y, después, se marcharían de luna de miel a las playas paradisíacas de México.

- ¿Puedes relajarte? - le pregunté en una de las ocasiones pues no dejaba de darle pequeños golpes al ratón y de suspirar - me estás poniendo nervioso incluso a mí.

- No, no puedo - me respondió - tengo mucho miedo a que Yuuki me deje plantado en el altar y es algo que me aterra pues es la única persona con la que quiero compartir mi vida.

- Yuuki no te plantará ni aunque le paguen todo el oro del mundo y, créeme, lo he intentado pero no ha habido manera - reí - es imposible persuadirla.

- Eres mala persona - me miró mal - yo a mi hermana no le dije nada y, además, me sorprende que me digas que me relaje cuando el día de tu boda tenías más nervios que ninguno, no parabas de temblar.

- Eso es mentira - me apresuré a responder - te recuerdo que me casé un veintidós de Diciembre, en lo alto de un templo con un lago, había nieve y humedad. Temblaba por el frío, no por los nervios.

- Claro, lo que digas. De todas maneras Dai, al igual que su padre, me quiere poco porque en la boda de Eugeo dije que esperaba que naciera más tarde para poder planear todo bien y, mira, nació antes de tiempo.

- Yo lo advertí - me hice el interesante - así que no digas que tu sobrino te odia porque no es así, estaba tan entusiasmado porque su tío se casara que nació antes por si no llegaba a la boda.

- Que bien se te da cambiar las cosas - me miró Kou - de todas maneras, aunque esté nervioso, quiero que llegue mañana. Tengo muchas ganas de ver a Yuuki - se ruborizó - aunque más ganas tengo de otra cosa.

- De la noche de bodas - asentí.

- Eso eres tú, pervertido - me tiró la grapadora - me refiero a... ser padre - susurró.

- ¿A qué?

- A... ser papá.

- ¿Quieres tener un hijo?

- No grites, que se enterará toda la oficina. Sí, desde que Asuna y tú habéis tenido a Dai que se me está despertando el instinto paternal y después de cuidarlo la otra noche tengo más ganas.

- ¿Y Yuuki qué piensa? - pregunté.

- ¿Podemos hablar de esto cuando esté Eugeo? - respondió - me sabe mal que él no esté porque es como excluirle y no quiero - asentí - no queda nada para ir a cenar juntos y os lo cuento todo.

Debido a que lo entendía, terminamos nuestro trabajo y fuimos al restaurante donde habíamos quedado con mi mejor amigo, que ya nos estaba esperando.

- Llegáis tarde - dijo mirando el reloj - como siempre.

- Había tráfico y el enamorado tenía que hablar con su mujer e hijo - explicó mi cuñado - debe ser que pasar una noche lejos de ellos le duele.

- Pues sí - confirmé - son muchas horas sin verlos y los echo de menos.

- Dejar de pelear, que parece que os casáis entre vosotros y entremos al restaurante que estoy muerto de hambre - rió el rubio.

Entramos y, conforme nos sentamos, pedimos. Después de un buen rato hablando sobre nuestros trabajos, recordé el tema de conversación que habíamos dejado a medias en la oficina Kou y yo por lo que lo saqué de nuevo.

- Lo que Yuuki piensa es que sí, que también quiere - explicó - pero quiere esperar unos meses incluso un año. Quiere hacerse pruebas cuando vengamos de la luna de miel - Eugeo y yo lo miramos extrañados - tiene miedo de que el cáncer sea hereditario y el bebé pueda tenerlo en un futuro.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora