Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2

Capítulo 252.5

Yuuki

Después de ir al ginecólogo y de saber que todo marchaba bien, llegaba el momento de transmitir la noticia a nuestras familias y amigos. Hoy, debido a que operaban a Kirito, me había levantado bastante nerviosa pues se juntaba la operación con decirle a mis padres que Kou y yo les haríamos abuelos en unos meses.

- No te he notado en la cama y me he asustado - dijo mi marido medio dormido aún al verme en el sofá - ¿estás bien?

- Un poco nerviosa, la verdad - intenté sonreír - pero hoy operan a Kirito y también les diremos a nuestros padres que vamos a ser uno más en unos meses por lo que me he desvelado pensando en todo eso y me he venido aquí a leer un rato, no quería molestarte.

- Nunca me molestas, al contrario - me besó - ¿sabes a qué hora operaban a Kazu? - negué con la cabeza - ¿no hay noticias de mi hermana? - preguntó entre sorprendido y asustado.

- Tu hermana ahora no está para enviar mensajes. La única noticia que tengo de ella es un mensaje de anoche diciéndome que iría tu madre a cuidar a Dai, que se marchaban demasiado temprano y no quería que yo madrugara tanto en mi estado, que ahora debo descansar. No me dijo nada más, le respondí pero no me ha devuelto el mensaje.

- Prueba a llamarla, igual te contesta - me animó. Cogí mi teléfono y marqué el teléfono de mi mejor amiga, quien me respondió enseguida.

- Hola Yuuki, no puedo atenderte que estoy trabajando - me dijo.

- ¿Cómo está Kirito? - insistí, ignorando lo que me estaba diciendo ella.

- Aún no lo han operado, ha ingresado hace una hora y media. Cuando vayan a operarlo os avisaré. Hablamos luego - y sin más, me colgó.

- ¿Qué te ha dicho? - preguntó nervioso mi esposo.

- Que todavía no lo operan y que ella está trabajando, cuando vayan a quirófano nos avisará. No sonaba bien, parecía entre molesta y cansada.

- Es normal, está trabajando mientras su marido está esperando a ser operado. Conozco a mi hermana, sé que pagaría lo que fuera necesario para estar al lado de su cama mientras espera a que le operen. Es más, me juego el cuello a que ella querría operarlo pero, por razones obvias, no puede hacerlo y se siente mal.

- Así es - sonreí - bueno, cambiemos de tema. Hoy tendríamos que decirle a nuestros padres que serán abuelos.

- Sí - asintió - hablé ayer con mi madre y le dije que iríamos a cenar esta noche, pensé que tú le habías dicho a tus padres que iríamos a comer.

- No, no les he dicho nada porque estoy algo asustada por lo que puedan decir, todavía me ven una niña y lo que más necesito ahora mismo es apoyo y tranquilidad - respondí con total sinceridad.

- Se alegrarán, ya lo verás - me animó y me pasó el teléfono - ellos han de ser los primeros en enterarse, venga, hazlo - sonrió y me besó en la frente. Asentí y cogí mi teléfono. Marqué el teléfono de mi madre y le informé que iríamos a comer Kou y yo - se ha alegrado - le informé a mi esposo una vez colgué - dice que vayamos a la hora que queramos y que no es necesario que llamemos cada vez que queremos ir a comer o cenar con ellos.

- ¿Ves? Te lo dije - sonrió y me abrazó. Nos quedamos abrazados en el sofá hasta que llegó el momento de vestirnos y marcharnos a casa de mis padres. El amor de mi vida condujo hasta mi antiguo hogar. Mi castaño aparcó y bajó del coche, me abrió la puerta, me ayudó a bajar y me cogió la mano. Caminamos hasta la puerta, la cual abrí con mis propias llaves. Entramos al salón, donde mis padres estaban sentados en el sofá junto a mi hermana y su pareja, que era enfermera del mismo hospital en el que trabajaba ella.