Capítulo 265

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3 años después

Asuna

Kirito, los niños y yo ya llevábamos en Kyoto tres años. Durante este tiempo lo único que había variado era que tanto Dai como Kaia habían crecido, tenían cinco y tres años y medio respectivamente y ambos habían empezado el colegio juntos. En cuanto a nuestro trabajo, a Kirito se le había retrasado la venta del Nerve Gear por problemas de seguridad y, en su momento, por una falta de piezas por lo que esperaban que este año fuera, al fin, el indicado para que saliera al mercado. Mi trabajo seguía igual, cada dos semanas me iba a Tokio a realizar las operaciones y las consultas que me tocaban, lo que ahora lo hacía mucho más complicado debido a que nuestros hijos eran más mayores y eran más conscientes de mi ausencia, lo que era demasiado duro pues ellos siempre se quedaban llorando en casa y yo me iba de la misma manera.

Pese a que había intentado en varias ocasiones renunciar a mi puesto pero no me dejaron debido a que, verdaderamente, me correspondía por nota y por todo, ese trabajo. Lo único que me aceptaban era una especie de excedencia, la cual comprendía desde el momento que la cogiera hasta que Dai cumpliera ocho años. Hablé con el amor de mi vida que me ayudó a decidirme por seguir como hasta ahora ya que solo eran tres años y, conociéndome, sabía que iba a extrañar el trabajo de Tokio.

La vida en Kyoto estaba siendo maravillosa, ambos niños se habían adaptado muy bien al colegio. Yuuki y mi hermano también llevaban a Katsuo al mismo colegio por lo que los tres se llevaban muy bien. Alice y Eugeo seguían pendientes de la adopción puesto que todavía no les habían llamado de que había un niño para ellos, ambos estaban animados dado que sabían que era un proceso lento y complicado por lo que ya les llamarían cuando fuera su turno.

La enfermedad de Dai seguía igual. El médico que lo trataba aquí nos informó que debido a su problema respiratorio, seguramente en más de una ocasión necesitaría oxígeno en caso de ponerse enfermo. Lo cual era cada vez más probable puesto que desde que Kaia empezó a ir al colegio recogía todos y cada uno de los virus de sus compañeros. Era algo complicado para nosotros esos días dado que teníamos que hacer vidas separadas, uno se hacía cargo de Kaia y el otro de Dai para evitar que no se juntaran mucho y, así, estuviera más seguro nuestro castaño. Kaia, pese a su corta edad, comprendía bien lo que le pasaba a su hermano y siempre estaba pendiente de él en los ratos que coincidían en el colegio dado que si le pasaba algo y no había ningún profesor pendiente, ella debía llamar a alguien para avisar. Katsuo, el hijo de mi hermano, también estaba al tanto por la misma razón.

Estas dos semanas, por suerte, me tocaba quedarme en Kyoto algo que agradecía puesto que el amor de mi vida estaba trabajando mucho por lo del Nerve Gear y no podía estar tanto con los niños como él quisiera así al menos estaba yo con ambos. Como cada mañana, los preparé y los llevé al colegio. Hoy me tocaba quirófano lo que significaba que iba a estar desconectada del mundo durante unas cuantas horas. Solo esperaba que Dai estuviera bien puesto que tanto él como su hermana llevaban un par de días que no comían bien.

Llegué a mi trabajo y mientras me preparaba recibí una llamada de Kirito, que se había marchado de buena mañana a Hiroshima a una reunión.

- Me has pillado por poco - sonreí respondiendo la llamada - estaba preparándome que hoy tengo quirófano.

- Perdona, no me acordaba pero te echaba de menos y necesitaba hablar contigo - parecía algo saturado.

- Amor, ¿estás bien? - pregunté preocupada.

- No, la verdad que no - respondió - me tengo que quedar un par de días aquí y no quiero. El Nerve Gear me está saturando. Necesito unas buenas vacaciones pero tú y yo solos.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora