Capítulo 266

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Asuna

Acababa de llegar a casa después de un día de guardia bastante agotador. Entré en mi hogar y vi a mi suegra, a la cual no esperaba, preparando el desayuno mientras que Kaia estaba sentada a la mesa pidiendo comer, Dai estaba todavía medio dormido tumbado en el sofá. Me acerqué a él y le di un beso en la frente para comprobar si estaba bien. Dai se movió y puso cara de mal humor.

- Tienes que desayunar, cariño - le dije mientras acariciaba su mejilla - en media hora debes de estar en clase.

- No quiero ir al colegio - me miró tiernamente - no me gusta. No tengo muchos amigos y no quiero estar ahí, prefiero quedarme en casa contigo y papá.

- Lo siento, cielo, pero el colegio es tu trabajo y tienes que ir - lo besé en la frente - con el tiempo harás más amigos y estarás deseando ir, como le pasa a Kaia - mi hija se había hecho amiga de las dos clases de su edad. Dai me volvió a mirar, esta vez estaba algo molesto y se fue a sentar a la mesa junto a su hermana - ¿Y Kazu? - le pregunté a mi suegra.

- Está en el despacho, tenía una reunión muy importante a primera hora y no podía atenderlos él, así que me pidió el favor.

- Muchas gracias, Midori - le di un beso en la mejilla y la abracé. Mi suegra miró a Dai, que estaba tumbado sobre la mesa.

- Aunque por fuera es igual a ti, el carácter es el de mi hijo - sonrió - odia el colegio, duerme a todas horas y se pone de mal humor cuando le despiertan. Además es bastante...

- Solitario, sí - terminé la frase yo pues esa era la realidad - creo que el que esté enfermo cada dos por tres también ha fomentado eso. Muchas veces que han hecho excursiones o algo él ha estado ingresado por lo que no ha podido hacer muchos amigos.

- ¿Es algo que te preocupa? - me miró la madre del amor de mi vida y negué con la cabeza.

- Kazu tiene a Eugeo, sé que tarde o temprano a Dai le llegará un amigo igual - sonreí.

- Ve a descansar - me animó mi suegra - ya me encargo yo de llevarlos a clase - asentí. Mis hijos se levantaron de la mesa y cogieron la mochila. Kaia me besó y me abrazó mientras que Dai me miró.

- Te prometo que esta tarde nos vamos tú y yo solos a comer una buena tarta de queso - me agaché para ponerme a la altura de mi hijo - pero ahora debes ir a clase - el niño asintió y me abrazó.

- Te quiero, mamá - me dijo al oído, lo que a mí me hizo emocionarme. Dai se soltó de mí y siguió a su hermana. Vi como ambos subían al coche de mi suegra y se marchaban. Debido a que mi esposo estaba en una reunión no quise molestarle entrando al despacho por lo que subí a nuestra habitación y me tumbé en la cama, donde me dormí.

Desperté al cabo de un rato con el olor a café delante de mis narices, mi esposo me había traído el desayuno a la cama. Miré a mi derecha, mi azabache estaba tumbado sobre mi hombro.

- ¿Una noche dura? - sonrió y asentí - mi madre ha llevado a los niños al colegio, yo estaba en casa pero tenía una reunión y no podía librarme.

- Lo sé, he llegado para decirles adiós. Dai se ha enfadado un poco conmigo pero, bueno, luego se le ha pasado.

- Está muy rebelde, no quiere ir a clase nunca.

- Sí, como le pasaba al padre - reí - le he prometido que esta tarde nos iríamos él y yo a comer una tarta de queso y se le ha pasado - le di un trago a mi café.

- Bueno, amor, ahora ya estamos los dos solos - me miró con picardía y comenzó a besar mi cuello, lo que me hizo gemir. Mi esposo puso las manos sobre mi entrepierna e insertó un par de dedos en mi interior. Kirito me desnudó enseguida y yo hice lo mismo con él. Hicimos el amor un par de ocasiones aprovechando nuestra soledad. Después de mantener sexo entramos al baño y volvimos a mantener relaciones en el agua.

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora