Capítulo 257

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Asuna

Estaba a escasos días de dar a luz pues, según los médicos, saldría de cuentas el día de mi cumpleaños y faltaban dos días para ello por lo que ahora mismo no podíamos movernos de casa para nada pues teníamos miedo de ir a algún lugar y que Kaia pidiera salir. Kirito hacía una semana que ya había pedido la baja por paternidad dado que quería estar a mi lado en el momento que rompiera aguas y tuviera que llevarme al hospital.

- ¿Crees que hoy... será el día? - me preguntó según se levantó, algo que hacía cada mañana.

- No lo sé - me encogí de hombros - tengo las mismas contracturas que tuve cuando Dai nació pero no es la misma sensación. Creo que hoy no será, relájate que llegar tiene que llegar - sonreí y lo besé.

- Voy a ver a Dai - salió de la habitación y regresó con un aún medio dormido Dai entre sus brazos. Nuestro hijo me tendió los brazos y se acomodó en mi regazo.

- Todavía tienes sueño - le besé en la frente, estaba cerrando los ojos - quédate un ratito más en la cama de papá y mamá y nosotros vamos a desayunar - dejé a Dai sobre nuestra cama y lo tapé. Salimos a la cocina y el amor de mi vida me hizo sentarme mientras que él preparaba el desayuno - estás algo triste, ¿te ocurre algo?

- Eugeo llegó anoche y no me ha dicho nada, me enteré por Yuuki que los vió - respondió.

- Estoy empezando a preocuparme - reí - parece que lo quieres más a él que a mí.

- Es diferente - sonrió - a ti y a Dai os quiero más que a nada y que a nadie pero Eugeo es una parte importante de mi vida.

- Ya veo ya - asentí - no te preocupes que seguramente hoy vengan a vernos. A lo mejor llegaron tarde anoche y prefirieron no molestar. Verás que en unas horas te está llamando - dicho y hecho pues en ese instante comenzó a sonar el teléfono y mi marido respondió enseguida. Colgó la llamada al cabo de un rato.

- Llevabas razón - me besó - dice que en una hora o así vendrán de visita.

- Me alegro. Ahora, trae el desayuno que estoy hambrienta - mi compañero de vida asintió y trajo todo lo que había preparado. Nos sentamos a desayunar mientras, irremediablemente, recordé lo que me había dicho mi compañera acerca de Eugeo y Alice. Quería hablar con ellos y saber cómo estaban pero no quería forzarlos a que me dijeran algo que aún no se sentían preparados para contar. Terminé de comerme lo que mi marido me había preparado y me levanté a despertar a Dai.

- ¿Qué vas a hacer? - me preguntó el amor de mi vida.

- Ir a despertar a Dai, que tendrá que desayunar y prepararlo para cuando vengan Eugeo y Alice porque a lo mejor querrán ir a pasear con él, no voy a imponerles mi encierro voluntario.

- Ya voy yo, tú quédate ahí tumbada. No quiero que te ocurra nada.

- No te pongas sobreprotector - lo amenacé con la mirada - aunque tenga contracciones y demás, no es la misma sensación que tuve cuando nació Dai así que todavía no va a nacer. Quedan dos días para que salga de cuentas así que relájate.

- Está bien - asintió y se puso a recoger lo que habíamos usado para el desayuno - entiende que me preocupo porque tengo algo de miedo.

- ¿De qué? Nos han dicho por activa y por pasiva que Kaia viene bien y que será un parto normal, entonces no hay nada de lo que preocuparse.

- ¿Sigues notándola? - preguntó.

- ¿Crees que está muerta? - asintió - sí, la noto como se mueve y las patadas. Está viva, mira - cogí su mano y la llevé a mi barriga, Kaia no dejaba de moverse y la notó, lo que dibujó una sonrisa en la cara de Kirito - ¿más tranquilo?

Desde que te vi, Kirito y Asuna. Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora