Sacudí mis manos y exhalé lentamente. Me internalicé que era momento de enfrentar mis problemas de una vez. Tenía que ser lo suficientemente madura para saber plantear qué es lo que quería.
—Entonces, sobre su investigación —comenté, sentada frente a Jiraiya. Él se había tomado la molestia de servirme algo de té, pero estaba segura de que si intentaba tomar un sorbo la taza temblaría en mis manos.
—¡Oh! ¿Te interesa saber sobre mi investigación? Actualmente no me han preguntado, pero he estado trabajando en un nuevo libro. Estoy seguro de que este será la cúspide de mi carrera —el anciano se carcajeó, con el ego alto. Suspiré un poco, pues eso no es a lo que me refería.
—Aunque ahora realmente quiero saber sobre ese nuevo libro, la verdad es que vine a hablar sobre la "otra" investigación.
—Hmm... ¡Oh, cierto! —golpeó su palma con su puño, como si apenas lo fuese recordando—. Déjame buscar algo que tengo que mostrarte, es mejor que te lo explique de esa forma.
—Claro —asentí, nerviosa, y aproveché a que se levantó a buscar algo entre los cajones de su estantería para tomar un sorbo de té.
—Por cierto, ¿ya has pensado sobre eso seriamente? ¿La posibilidad de volver a tu mundo? —preguntó, mientras parecía tener dificultades buscando algo entre el desastre de sus cajones.
—Sobre eso... He decidido que, aunque encuentre la forma de volver a mi mundo, no lo haré por ahora. No puedo venir y hacer un desastre, para después irme sin tomar ningún tipo de responsabilidad.
—Ya veo, ya veo —el asintió, comprendiendolo—. Ay, que rápido crecen. Recuerdo como si fuese ayer cuando aún eras una enana maleducada que se aferraba a mi pierna para que la entrene, que tiempos.
—Lo volvería a hacer si tengo la oportunidad —sonreí un poco—. ¿Quién querría perderse de las enseñanzas del gran y apuesto maestro Sanin Jiraiya?
—¡Y qué buena te has hecho halagando! —intentó que los colores no se le subieran a las mejillas, pero en él era inevitable—. Sin embargo, lo de enana no lo has podido cambiar mucho, ¿eh?
—Te burlas de mí después de que te he halagado, ¿quién es el maleducado? ¡Además, he crecido 10 centímetros!
—¿Solo 10 centímetros los últimos cinco años? Deberías de tomar calcio, mocosa —se burló, pero en cuanto terminó de hablar uno de los rollos le cayó en el pie y brincó por todo el lugar quejándose por el dolor.
—Eso te pasa —sonreí conforme—. Ya sabes que mi cuerpo no me permitía crecer como una persona normal, si lo hubiese sabido antes, habría hecho algo, pero no tenía forma de enterarme de ello por mi cuenta.
—Ya he aprendido la lección —se quejó él, sosteniendo el pergamino para volver a sentarse frente a mí—. Pero ya van a ser cinco años desde que llegaste aquí, uh... Cuánto tiempo.
—Sí... —murmuré, recordando. Había llegado aquí para cursar casi un año entero de academia, más el año que había pasado de Genin y los tres años que pasé fuera. Los cinco años habrían pasado formalmente el día de mi cumpleaños 23, dentro de dos semanas.
Había pasado por tanto sin darme cuenta. Y, ahora, si lo pensaba bien, no me arrepentía de haber salido de la aldea, aunque había sido causado por una situación nada favorecedora. Si me hubiese quedado aquí durante ese tiempo, no habría podido reunir tanta experiencia y probablemente Raíz ya hubiese acabado conmigo o peor.
A fin de cuentas, Shukaku no lo había hecho tan mal. Podría mandarlo a la verga con un poco de cariño la próxima vez que tenga oportunidad.
—Sobre esto —Jiraiya suspiró y extendió el pergamino frente a mí, había muchas letras y algunos dibujos para hacer más amena la explicación—. Parece que Hiruzen te ha mentido, sí hay una forma en la que regreses a tu cuerpo.
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¡¿Cómo llegué aquí?!
Fanfiction¿Qué cómo llegué a este lugar? Oh, yo te puedo contar todo lo que quieras. ¿En serio lo quieres saber? ¿Sí? Es una historia un poco larga, ¿eh? ¡Oh, bien! ¡Si tanto así quieres, por mí no hay problema! Todo empezó una noche que... Espera, me...