XXII

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Tenía que pensar tranquilamente una forma de salir de esa situación.

Mi cabeza de alguna forma se despejó, tenía mis ideas claras y podría formular una solución a todo esto. Intenté adoptar por hacerme la desentendida, asustada, que no entendía ni un carajo de lo que estaba sucediendo, aunque ya podía hacerme algunas ideas con la información que conocía de ellos.

—¿C-cómo aparecieron de la nada? —di un paso atrás, casi transtabillando, en la mejor actuación de alguien aterrorizado que he dado en mi vida, aunque no podía negar que mi mano temblaban de verdad—. ¿Quiénes son ustedes dos? ¿Qué quieren de mí? —estaba al borde del llanto, la respiración pesada.

Tobi ladeó la cabeza, con aparente confusión.

—¿Estás seguro que es ella? —le preguntó a Itachi, quien frunció levemente el entrecejo.

Por lo que estaba en lo cierto. Ellos habían venido a buscarme específicamente a mí, pero la pregunta ahora era, ¿por qué? ¿Qué ganaban con ello? Escutriñé cada uno de mis conocimientos, intentando formular alguna teoría.

《—Mientras no estabas... —Kakashi rompió el silencio que inundaba la humeda celda, sin estar seguro de lo que iba a decir—. Mientras no estabas, han pasado muchas cosas. No quería hablar de esto para no preocuparte, pero se ha estado corriendo el rumor entre las aldeas de que existe una persona que sabe el futuro...

—¿A dónde quieres llegar? —fruncí las cejas, intentando pensar en qué me afectaba esa información.

—La persona del rumor eres tú, Verónica. 》

Recordé, de aquella vez que Konoha me había capturado. Tenía que ser una broma.

No había una forma en la que ellos tuviesen certeza de eso, además, se trataba de Akatsuki, no acudirían a una posible charlatan por un rumor como ese. Ni siquiera había forma en la que me relacionaran de ello. Tenía que descartarlo de inmediato.

Pero, ¿y si sí tienen la forma de saberlo? Era ridículo, pero...

—Es buena mentirosa —habló Itachi, interrumpiendo mis pensamientos. Me había distraído—. Ya me ha engañado una vez, que no lo consiga contigo.

—Mmm... No lo sé. Tobi también es buen mentiroso, tendría que darme cuenta.

Pero claro que era buen mentiroso, ambas personas en la sala sabíamos a qué se refería. Pero para mí suerte, ser buen mentiroso no significa saber detectar mentiras.

—¿Q-qué es... qué es lo que quieren de mí? —tenía que aceptarlo, sería buena actriz en mi mundo. Llevé mis manos temblorosas a mi rostro, tallandolo descuidadamente cuando algunas lágrimas opacaron mi vista.

Si hubiesen querido matarme, ya lo habrían hecho, por lo que debe de haber una razón por la que sigo viva todavía. ¿Si consigo convencerles que soy otra persona, me dejarían en paz? No tendrían razón para matarme...

Pero son de Akatsuki. Tampoco tendrían razón para dejarme con vida.

Apenas pude reaccionar cuando un kunai casi impacta contra mi nariz, desviandolo con otro que sostenía con mi mano izquierda. Eso a sido un mensaje directo, no están jugando, si me tratara de un civil ya tendría un agujero en medio de mi cara (y con suerte, solo eso).

Tomé aire.

—Ya he entendido. ¿Qué carajos quieren de mí? —tiré mi papel de víctima, volteando a ver directamente a Itachi, quién había lanzado el kunai con el único propósito de matarme. No se veía sorprendido.

¡¿Cómo llegué aquí?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora