—Oigan, ¿quién invitó al perro? —me quejé.
—Ah, pensé que se trataba de una reunión de toda la nueva generación...
—¡Hinata!
—Lo siento...
—¡No se te ocurra disculparte! ¡¿Por qué no podría estar yo aquí, ah?! —exclamó el canino, con Akamaru secundándolo a ladridos.
—Exactamente por eso —suspiré.
De alguna forma, nos las habíamos arreglado para juntar a todos para el día siguiente sin hacer un gran desastre. Era extraño que ninguno de nosotros convenientemente no tuviera ninguna misión, pero al menos necesitaban un descanso de vez en cuando.
El problema es que ahora había un montón de personas metidas en mi salita, pues no podíamos juntarnos en público o en un restaurante si queríamos que la información no se esparciera, en el lugar de Shikamaru estaban sus padres y en la casa de Kakashi nadie querría pasar de su entrada (entre los alumnos a veces surgían rumores sobre si era alguna especie de laboratorio pervertido o una sala de tortura, y aunque había empezado como una broma ahora no se fiaban de él).
—¿Y ahora qué hacemos con Kiba?
—¿Y si lo echamos?
—¡Ni se atrevan! —volvió a gruñir.
—Bueh, ya qué, ya está aquí, un pendejo más que lo sepa no cambiará mucho la cosa —suspiré sin muchas ganas. Estaba algo nerviosa.
—Kakashi, ¿quieres hacer los honores?
—Creo que a ti te creerían más, Shikamaru.
—Yo pienso que Verónica debe de ser quien explique esto, es de suma importancia para ella...
—Ni me hablen —negué, sosteniendome las manos de los nervios.
—Verónica... —secundó Kakashi, y maldije el día en el que me confesé.
—Ugh, bien, ya voy, malditos cobardes —me levanté de mi silla y me sacudí, como si tuviese polvo en los pantalones. Seguido, cuando me paré sobre la silla para llamar su atención, el sonido de sus voces fue menguando poco a poco—. Mierda —entonces me di cuenta que estaba ahí, parada en una silla vieja a punto de contarles de un hecho que había ocultado por seis años.
—Está bien, estamos a tu lado —susurró Kakashi cuando me vió dudar, Shikamaru asintió a mi izquierda.
—No estaba dudando, solo... La silla se mueve —oculté mi vergüenza, y él se rió un poco. Entonces me aclaré la garganta para ahora sí proseguir. Todos los demás guardaron casi completo silencio a la espera de que algo ocurriera—. Bien... No sé cómo explicar esto. Pero, básicamente, vengo de un universo paralelo a causa de raíz y lo he estado ocultando durante los últimos seis años —tal vez hablé demasiado rápido, pero fue como si todo se hubiese quedado congelado una vez lo dije.
—¡Ja, ja, ja! ¡Eso ha sido una horrible broma! —Kiba fue el primero en romper el silencio.
—Cambié de opinión. ¿Pueden sacarlo de una maldita vez de mi casa?
—¡Eh, eh, ni me pongan las manos encima!
—Espera... ¿Lo dices en serio? —parecía que Tenten quería creer que se trataba igualmente de una broma. Ino tenía el entrecejo fruncido a un lado de ella, pensando en algo. Chouji, por su lado, miraba confundido las reacciones de los demás, con una papita en la mano que no llegó a comer.
—Sí... es... Es una broma, chicos. ¿Cómo pueden creerse algo así? —reí pesado, e intenté darme la vuelta e irme de una vez. Pero parece que mi intento de echarme para atrás solo hizo más pesado el silencio, como si estuviese comprobando a palabras vivas que todo lo que había dicho era completamente verdadero.
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¡¿Cómo llegué aquí?!
Fanfiction¿Qué cómo llegué a este lugar? Oh, yo te puedo contar todo lo que quieras. ¿En serio lo quieres saber? ¿Sí? Es una historia un poco larga, ¿eh? ¡Oh, bien! ¡Si tanto así quieres, por mí no hay problema! Todo empezó una noche que... Espera, me...